El inicio de los trabajos de desmantelamiento de la central nuclear de Garoña sufre un nuevo retraso central nuclear de Garoña sufre un nuevo retraso y se sitúa ahora en el año 2023. Así se desprende de la respuesta ofrecida por el Ejecutivo de Pedro Sánchez a una cuestión formulada por el grupo popular de Burgos en el Senado hace escasas semanas.

La previsión de este nuevo plazo deja sin vigor el anterior vaticinio formulado hace cinco meses. En febrero fue el director de operaciones de Enresa y también encargado de desmantelar el complejo nuclear, Manuel Rodríguez Silva, el que se refirió al tercer trimestre de 2022 como la fecha en la que poner en marcha el complejo proceso. Ya en aquella ocasión dejó traslucir Rodríguez Silva la seria posibilidad de que esa fecha pudiera verse afectada por algún tipo de retraso, como finalmente va a ser.

La causa de este enésimo nuevo plazo de esa primera fase se debe a que las labores están pendientes de lograr la "autorización de transferencia de titularidad", apunta el escrito gubernamental. La previsión actual es que las citadas autorizaciones sean otorgadas por el Ministerio de Transición Ecológica "en el segundo semestre de 2022", indica la información publicada recientemente por Diario de Burgos.

Dentro de todo este interminable proceso burocrático resta por conocer un informe preceptivo del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), al que todavía nadie ha puesto una fecha relativamente cercana de publicación y que es otro de los pasos a completar en la descontaminación.

a partir de septiembre

De manera previa al grueso de la operación de desmantelamiento hay que desarrollar una serie de labores como son la eliminación del calorífugo y el amianto que envuelven las tuberías del edificio de turbinas. Se trata de un suculento contrato que ya tiene los necesarios permisos del Consejo de Seguridad Nuclear y que se tiene previsto acometer dentro de poco más de un mes, a partir del 1 de septiembre, siempre y cuando se cumpla el calendario de plazos marcado por Nuclenor.

Esta labor, con ocho meses de duración, se alargará hasta la primavera próxima y supondrá una fuente generadora de empleo muy especializado por las singulares labores a desarrollar.

Con el horizonte de comenzar en el año 2023 la primera fase del desmantelamiento propiamente dicho, los cálculos estiman en tres años el plazo necesario para llegar a culminarlo.

Durante ese tiempo se acometerán labores como la modificación de sistemas e instalaciones auxiliares, el desmantelamiento del interior del edificio de turbina, la adaptación del edificio de turbina como edificio auxiliar de desmantelamiento, la gestión de materiales y residuos y la puesta en marcha del Almacén Temporal Individualizado (ATI) para dar cabida a todo el combustible gastado y evacuación del combustible de la piscina al ATI. El calendario actual abarca tres años de duración y llegar a 2026 con esa fase inicial completada

La segunda etapa, en la que se llevarán a cabo los desmantelamientos radiológicos más importantes, la descontaminación, desclasificación y demolición de edificios, así como la restauración del emplazamiento, será objeto de otra autorización sustantiva que implicará la correspondiente evaluación de impacto ambiental.

Es la más extensa en cuanto a su duración y se estima que serán necesarios siete años para acometer esta tarea. De este modo el calendario se sitúa ya en el año 2033 como fin de obra de la segunda etapa para convertir la actual silueta del reactor del complejo nuclear en un recuerdo para esa zona de Burgos.

Primera fase. En los tres años por los que se extenderá esa etapa se modificarán los sistemas e instalaciones auxiliares, se desmantelará el interior del edificio de la turbina, adaptación del edificio de turbina como edificio auxiliar de desmantelamiento, gestión de materiales y residuos y puesta en marcha del Almacén Temporal Individualizado (ATI) para el combustible de la piscinas.

Segunda fase. Se desarrollará a partir de 2026 y con duración hasta el año 2033.

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Millones para desmantelar. Es la cifra cuantificada para la ingente tarea que hay que acometer en el complejo de Santa María de Garoña.