Maite Guinea tenía 24 años cuando la vida le cambió de manera radical. Era 23 de diciembre y viajaba como copiloto por la carretera de Vitoria hacia Murgia con fuertes heladas que provocaron un accidente; Maite salió disparada de su asiento y tras el impacto recibido, se quedó en silla de ruedas. "Sufrir un accidente de tráfico es algo realmente traumático", confiesa 30 años después. Detrás de las estadísticas de accidentes de tráfico se esconden nombres y apellidos como el de Maite Guinea con historias de superación; pero también son reflejo de la siniestralidad y segunda causa de muerte violenta en Euskadi. De hecho, según los datos facilitados por el Gobierno Vasco a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, los fallecimientos por accidentes de tráfico siguen aumentado hasta un 33% en comparación con 2020 y cerca del 10% en comparación con 2019.

"Los accidentes de tráfico son muy traumáticos, sobre todo, cuando dejan huella. Si unos segundos antes de tener el accidente me hubieran dicho si prefería quedarme en silla de ruedas o morir, probablemente hubiera preferido morir", dice Maite. Sin embargo, la vida le dio una oportunidad y ella supo mirar a su nueva vida con ilusión: es activa, risueña, le encanta estudiar, salir a comer con sus amigos, jugar al trivial, leer, tomar el sol y también comunicarse. Entre sus pasiones, está la de viajar. Recuerda su accidente con valentía, sin ápices de resignación: "Ya no hay vuelta atrás". De hecho, salir hacia delante no fue fácil, ni sencillo, pero para ella sí su única opción.

Tras el accidente, fue operada de urgencia y estuvo ingresada en la UCI de Santiago. Después, fue trasladada al Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo. Allí estuvo durante ocho meses hasta que regresó a Vitoria. Entonces tuvo claro que ya no volvería a caminar y que su lesión medular completa le afectaría también a la sensibilidad y a la movilidad de las manos de por vida. El destino, su constancia y la ayuda incondicional de su familia la llevaron después al hospital Gutmmann de Barcelona para continuar su rehabilitación y confiesa que su estancia allí marcó un antes y un después. Estuvo en esa rehabilitación durante tres años. Mientras todo esto ocurría, ella continuó sus estudios: primero francés, luego inglés, euskera, administración, informática en desarrollo de aplicaciones... "No he parado de estudiar", confiesa satisfecha.

Otro gran reto al que tuvo que enfrentarse fue al de encontrar una vivienda adaptada. Al principio, eran sus familiares y amigos los que le ayudaban a subir las diez escaleras para lograr entrar al hogar que compartía con sus padres. Más tarde, se trasladó a una vivienda unifamiliar adaptada a sus necesidades. "He tenido muchísima suerte en todo", dice pese a su dura historia. Se refiere a "en todo" a la ayuda de su familia y amigos. Incluso cuenta con gran alegría la revolución que supuso para ella la silla de ruedas eléctrica: "Fue una bomba, imagínate, menuda libertad recuperé para poder moverme a donde quisiera", asevera. Y, de hecho, así lo hace.

"Evidentemente, nadie quiere tener un accidente de tráfico, ni vivir en una silla de ruedas. Es obvio que me gustaría que no me hubiera pasado esto. Pero tengo el accidente superado; no ahora porque han pasado muchos años, también al principio", dice. En gran parte esta superación se debe a un consejo firme que le dio su padre. Cuenta la anécdota así: "Al principio fueron meses de miedo, de muchísima vulnerabilidad. No me dijeron desde el inicio que iba a estar en silla de ruedas y que había perdido sensibilidad, fue algo que fui viendo poco a poco. Recuerdo que cuando me di cuenta de cuál iba a ser mi destino le miré a mi padre y le dije: ¿Y ahora qué voy a hacer? Él me respondió: ¿Tu problema tiene solución? ¿Y si no tiene solución por qué te preocupas? Tienes que afrontarlo. Eso me sirvió y así lo hice".Fallecimientos

FallecimientosLa historia de Maite Guinea pone nombre y apellidos a uno de los cientos de accidentes que se registran al año en Euskadi. En su caso, es una historia de superación, pero, por desgracia, no siempre es así. Según los datos que maneja el Gobierno Vasco y a los que ha tenido acceso este periódico, los accidentes con víctimas mortales registrados en la Comunidad Autónoma de Euskadi en 2019 fueron 51 (con 51 personas fallecidas), en 2020 hubo 34 accidentes (con un total de 38 personas fallecidas) y en el primer semestre de 2021 se han registrado un total de 24 accidentes (con 26 personas fallecidas), según datos recogidos de la Ertzaintza y Policías Locales.

Atendiendo al primer semestre de cada año, este 2021 se ha registrado por lo tanto un 33% más de accidentes con víctimas mortales que en 2020 (un año marcado por las restricciones a la movilidad derivadas de la pandemia) y un 9% más que en 2019. Por territorios, En 2019 Araba registró un total de diez accidentes con fallecidos, en 2020 cinco y en los primeros seis meses del año seis. En Bizkaia estos datos se elevan: en 2019 fueron 22 los accidentes registrados con fallecidos, en 2020 descendió a 15 y en los primeros seis meses del año 11. En Gipuzkoa son datos similares con 19 accidentes con fallecidos en 2019, 14 en 2020 y 7 en el primer semestre del año. "Si miramos al retrovisor vemos cómo en el año 2000 fueron 218 las personas que perdieron la vida en Euskadi como consecuencia de un accidente de tráfico. En 2010, la cifra redujo a 67 personas; en 2015 fueron 53 las personas fallecidas en accidente de tráfico; 2019, año previo a la pandemia se cerró con 51 personas fallecidas y 2020, año marcado por el confinamiento domiciliario e importantes restricciones a la movilidad, registró un total de 38 personas fallecidas en calles y carreteras por este motivo", explica en este periódico la directora de Trafico de Euskadi, Sonia Díaz de Corcuera y añade: "La tendencia en Euskadi, en términos de siniestralidad, es claramente descendente, aunque en los últimos años observamos una estabilización del dato".Acciones preventivas

Sonia Díaz de Corcuera, directora de Tráfico del Gobierno Vasco, ha asegurado que una sola muerte ya preocupa y ocupa a su departamento. Por ello, el objetivo es conseguir reducir al máximo los accidentes de tráfico y para ello, desde Tráfico elaboran diferentes campañas de sensibilización y concienciación anuales. Según la directora, "el descenso en el número de personas fallecidas se debe no sólo a la acción preventiva y de vigilancia y control establecida desde el Gobierno Vasco. Otros factores, como la cada vez mayor concienciación de las personas usuarias de las vías, la inversión de los titulares de las infraestructuras en la mejora de las carreteras y los elementos de seguridad pasiva que han ido incorporando los vehículos, cada vez más seguros, han contribuido a la mejora de la seguridad vial en Euskadi, tanto en ámbito urbano como interurbano". En este mismo sentido, también ha destacado que una persona fallecida es mucho: "En cualquier caso, una persona fallecida o herida es mucho y por eso debemos seguir trabajando, insistiendo en políticas dirigidas a la seguridad vial. Para ello nos hemos dotado de una hoja de ruta, el Plan Estratégico de Seguridad Vial y Movilidad Segura y Sostenible de Euskadi 2021-2025, que tiene como objetivo prioritario la reducción de la accidentalidad con una Visión Cero Víctimas, con especial atención a los colectivos más vulnerables: ciclistas, motoristas, viandantes y personas usuarias de los Vehículos de Movilidad Personal (VMP)".