- La alta calidad de los txakolis alaveses ha vuelto a ser reconocida. Esta vez en la quinta edición del certamen estatal de vinos de Pequeñas Denominaciones de Origen, cuyo jurado se reunió el pasado 2 de julio en el Aula Española del Vino de Madrid, y que dio como merecedor del oro a dos caldos de Arabako Txakolina, la Denominación de Origen más pequeña, no solo ya de Euskadi, sino también del Estado, con apenas 100 hectáreas de viñedos localizadas todas ellas en el Valle de Ayala.
De hecho, en este concurso solamente pueden participar vinos de bodegas adscritas a pequeñas regiones vinícolas españolas; es decir, regiones que cumplan los dos criterios necesarios para ser una Pequeña Denominación de Origen: por una parte, un criterio cualitativo, ya que las regiones consideradas casi deben de estar encuadradas en alguno de los cuatro primeros escalones de la pirámide de calidad de los vinos españoles y, por otra parte, un criterio cuantitativo (producir por debajo de 4,5 millones de botellas en la anualidad tomada de referencia).
Los txakolis vascos tuvieron un gran protagonismo en esta edición del concurso, puesto que cuatro de estos caldos recibieron algún reconocimiento por parte del jurado. En concreto, y por lo que respecta a Álava, fue destacado con medalla de oro el espumoso Trece Estrellas de Salazar, que con tanto mimo elabora Paz Verástegui en su bodega de Murga, localidad del municipio de Ayala, y que -según destacan los propios jueces-, "ha sido una auténtica sorpresa para los que no conocían la posibilidad de acceder a un espumoso en esta pequeña DO del noroeste de Álava". Asimismo, el blanco con crianza Malkoa 2016, de la txakolinería Astobiza, de Okondo -después de los reconocimientos internacionales y estatales que han recibido su ginebra y vermut, sin olvidar sus txakolis-, también ha sido destacado con una medalla de oro en este certamen.
Las otras dos regiones elaboradoras de txakoli recibieron también sendas medallas de oro con el Txakoli San Martin, de Bodegas Aguerre, de Txakoli de Guetaria y el Txakoli Berroja 2019, de Bodegas Berroja, adscrito a Bizkaiko Txakolina, ambos en la categoría de blancos con crianza; y como los alaveses, viéndoselas frente a frente con otros vinos de calidad contrastada de pequeñas denominaciones de origen de rincones tan dispares como Canarias, Castilla León, Murcia, Navarra, Castilla La Mancha, Galicia o Cataluña.
Desde la organización del concurso destacan que, a pesar de que esta quinta edición se las ha tenido que ver con la crisis que está viviendo el sector vitivinícola, "hemos conseguido reunir en torno a un centenar de muestras de 24 de las 59 pequeñas regiones vinícolas, lo que permitió al jurado valorar la riqueza y variedad vinícola que tenemos en nuestro país". En concreto, el jurado estuvo compuesto por expertos tanto nacionales como internacionales en análisis sensorial de vino y personas con experiencia en concursos de otros países, todos ellos bajo la supervisión técnica de Jesús Flores Téllez, enólogo, sumiller y Premio Nacional de Gastronomía, y con el apoyo de José Luis Hernández, el director de Pequeñas Denominaciones de Origen que, tras el certamen, promocionará los vinos ganadores, con el objetivo de impulsarlos más allá de un ámbito estrictamente local y tratar de abrirles un hueco en el difícil mercado de la distribución y las grandes superficies de alimentación.
Para ello, esta edición "al margen de los incentivos que hemos ofrecido hasta ahora a los ganadores, como han sido la posibilidad de participar en las catas organizadas por Pequeñas DO o de publicar de manera gratuita los vinos mejor puntuados en la Guía Intervinos 2022, este año ofrecemos la posibilidad de posicionar sus vinos en las plataformas de venta digitales a través de un acuerdo alcanzado con Sitelicon, empresa especializada en el posicionamiento de e-commerce, así como la posibilidad de presentar los vinos ganadores en distintos puntos de venta de toda la geografía nacional, para intentar acercar tanto los vinos como sus zonas vinícolas al consumidor final", subrayan desde la organización.
En definitiva, un escaparate perfecto para que el txakoli alavés expongan sus virtudes y que el certamen "sirva para ayudar a nuestras bodegas a salir del bache por el que están atravesand0".