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Guía de actuación ante el bullying

¿Cómo detectar una situación de acoso escolar?

El Gobierno Vasco, en su guía de actuación en los centros ante el bullying, aporta algunas pautas

¿Cómo detectar una situación de acoso escolar?

Son varias las características que facilitan la identificación del acoso escolar. Según el Gobierno Vasco en su guía de actuación en los centros educativos de la CAPV ante el acoso escolar, algunas de ellas son el desequilibrio de poder o indefensión (se produce una desigualdad de poder físico, psicológico y/o social que genera un desequilibrio de fuerzas en las relaciones personales), la intencionalidad, la personalización y la repetición (es una acción que requiere continuidad en el tiempo).

A estas características -añade el ente autonómico- pueden sumarse otras que se concluyen del estudio realizado por el Defensor del Pueblo sobre violencia escolar: El acoso escolar en la educación secundaria obligatoria 1999-2006, así como de los informes del ISEI-IVEI (Instituto Vasco de Evaluación e Investigación Educativa) sobre acoso.

En ese sentido, las descripciones que se deducen de estos estudios proporcionan un total de cuatro claves: en relación a las frecuencias de los distintos tipos de acoso, el verbal es el más frecuente y habitualmente el menos grave. Si se hace referencia a los lugares en los que habitualmente se produce el acoso son el aula y el patio. “El alumnado lo suele practicar cuando el profesorado no está presente”, señala la guía. La tercera clave hace alusión a las características de las personas implicadas en el acoso escolar. En ese sentido, deducen que los chicos tienen mayor participación, y que se produce más en Educación Primaria que en Secundaria. “Dentro de la Educación Secundaria, más en los primeros cursos; y fundamentalmente son los alumnos de clase los que acosan”, añade además. El último parámetro que señalan son las conductas de agresores y agredidos.

El Gobierno Vasco también hace referencia a los tipos de acoso escolar. En ese sentido, puede adoptar diferentes manifestaciones: la exclusión y marginación social (ignorar a alguien; no dejarle participar; discriminar por razón de sexo, raza, discapacidad); la agresión verbal (insultar a alguien, hablar mal de la víctima, poner motes); la agresión física indirecta (esconderle cosas, romperle cosas, robarle cosas); la agresión física directa (golpearle); la intimidación o chantaje, el acoso o abuso sexual y/o sexista, y el ciberacoso.

Finalmente, el ente autonómico también destaca las consecuencias de este acoso. Para la víctima puede traducirse en fracaso escolar, trauma psicológico, problemas de personalidad y riesgo para su desarrollo equilibrado, entre otras muchas cosas. En el caso del agresor, puede ser la antesala de una futura conducta delictiva, una interpretación de la obtención de poder basada en la agresión y en la interiorización de formas de relación basadas en el modelo de jerarquía-sumisión que puede perpetuarse en la vida adulta. Pero también hay consecuencias para las y los compañeros espectadores, ya que les puede conducir a una actitud pasiva y complaciente ante la injusticia y la desigualdad que presencian en las situaciones del día a día.