- Una arqueta de pluviales es lo único que falta por reemplazar para dar carpetazo a uno de los episodios más inquietantes de Navaridas. Y es que, hasta hace relativamente poco tiempo, todo apuntaba a que una parte del pueblo, la que coincide con la calle Tesoro y sus alrededores, se podría hundir en cualquier momento y, de hecho, parte de la calle lo hizo y varios calados quedaron colapsados y sin posibilidad de recuperación.
De todos los afectados por estos sucesos, el último que está a la espera del arreglo de la arqueta es Alfredo Calleja. Su impresionante calado fue herencia de su padre, por lo que su conservación es importante para este vecino y, de hecho, ha construido un pequeño edificio sobre la bodega. Sin embargo, cuando los movimientos de tierra se acentuaron, tanto él como otros vecinos, se temieron lo peor. "Yo estaba convencido de que se hundía la calle, calado tras calado. Y me daba mucha pena", confiesa. Pero ahí estaba el Ayuntamiento tomando la iniciativa para buscar alguna solución. "Fue el primero que intercedió para solucionar el problema, junto con los vecinos, y ayudó a afianzar las paredes y sujetar las bóvedas".
La realidad es que la obra que se ha tenido que realizar ha sido enorme. Para empezar, la propia calle, que se ha reforzado para posteriormente realizar entramados de vigas metálicas en las bajadas a los calados que no se habían hundido e inyectar hormigón en las paredes, reforzando la estructura.
Otras actuaciones fueron realizadas por los propietarios, como es el caso de este vecino que actuó en mejoras paralelas. Pero en el caso de Calleja quedó, para ser arreglada en breve, una filtración desde la calle, por una arqueta que no quedó bien instalada y cuando llueve se filtra el agua y eso genera no solo un pequeño encharcamiento en el suelo sino también una cierta humedad que le perjudica a la instalación eléctrica y le funde bombillas.
La cuestión es que hace años la calle estaba con tierra, lo que facilitaba que el terreno se oreara, porque permitía que la humedad saliera al exterior. Hace ya treinta y tantos años se urbanizó, se metieron las redes de saneamiento y abastecimiento, y un año después se asfaltó. Fue entonces cuando se vieron los primeros problemas, cuando en los años 90 El Cerrillo, la parte alta del pueblo, se pavimentó. Anteriormente era una zona ajardinada, con tierra, como la calle Tesoro, y siempre que llovía, el agua empapaba el terreno, pero se evaporaba con facilidad. Después de esa obra, las filtraciones iban para el subsuelo, se quedaban abajo y no podían salir por lo que afectaba a los calados. Hay que tener en cuenta que los calados se encuentran en un terreno compuesto por salagón, arcilla y cal, que cuando está seco es como el hormigón, muy duro, pero cuando se humedece, se va deshaciendo.
La documentación que se conserva en el Ayuntamiento ya confirma que en abril de 1993 se produjo el primer hundimiento de un calado. Y en 1997, otro quedó inaccesible al venirse abajo las escaleras de acceso. El suceso más doloroso ocurrió en 2007 cuando un vecino de la localidad, que estaba trasegando vino del lago a la cuba, no tuvo en cuenta que el agua que había en el suelo estaba muy cerca de las conexiones de un enchufe y una descarga acabó con su vida.
Peligro de desprendimiento. El alcalde de Navaridas considera que la gente está contenta porque este problema que el pueblo llevaba años arrastrando está en vías de solución. Sin embargo, Miguel Ángel Fernández apunta que "los estudios geológicos nos dicen que la ladera se está moviendo, que el terreno es inestable porque no existe una buena tierra en el subsuelo". Y matiza que la ladera este, la que da a Laguardia, se está deslizando y corre peligro de desprenderse. "¿Cuándo ocurrirá? -se pregunta- Pues no se sabe". Por eso, preocupa que en esa zona hay casetas y bodegas, aunque "afortunadamente, no hay viviendas, excepto una más en la parte norte". El problema es que "debajo, el subsuelo es muy inestable, porque la tierra no es suficientemente consistente". Lo mejor para el alcalde es que la calle Tesoro está a salvo. "Desgraciadamente ha habido muchos derrumbes que no hemos podido salvar porque era inviable", señala.
Hundimientos 2012 y 2013. Los momentos más complicados fueron los hundimientos de 2012 y 2013 en la parte baja de la calle Tesoro, que afectaron a las edificaciones. Se pudo ver que el subsuelo está hueco y que por esa razón la calle se viene abajo y, por arrastre, como los edificios no tienen cimientos, también se ven afectados con desprendimientos de muros de carga y resquebrajamientos.
Estudio geológico. Se elaboró en 2012 y determinó que, a quince metros por debajo de la calle y de los calados, existe una escorrentía subterránea, un río que viene desde la sierra.
Presupuesto. Desde 2013 se solicitó una subvención a la Diputación para un proyecto integral de rehabilitación de la calle Tesoro, con un presupuesto de 156.000 euros en una primera fase para cambiar redes de abastecimiento, instalar tuberías de drenaje y respiraderos en El Cerrillo para orear el terreno.
"Estaba convencido de que se hundía la calle, calado tras calado, y me daba mucha pena"
Vecino afectado