pesar de los tiempos de restricciones de actividad y cierres por la pandemia que sufre la hostelería local, sigue habiendo osados emprendedores que apuestan por dar vida a las calles de Gasteiz con la apertura de nuevos locales. KoBatxa es la nueva propuesta que ultima su puesta a punto en la calle Mateo Moraza 21. Se trata de un gran local de 400 metros cuadrados de superficie y dos plantas de altura, que aterriza en esa calle y ampliar las alternativas de ocio.
KoBatxa es un nombre que sirve para hacer más visible aún el legado del arquitecto Justo Antonio de Olaguíbel y que no es otro que la construcción del entorno de Los Arquillos para salvar el desnivel de la antigua colina que limitaba la expansión y crecimiento de Gasteiz. Una de esas partes son siete cuevas con piedra de mampostería que se ubican bajo la plaza del Machete y que reciben el nombre de covachas, en las entrañas de la ciudad. En el siglo XVIII cuando se llevó a cabo la intervención arquitectónica de Olaguíbel fueron el lugar destinado a instalar los puestos de pescado, fruta y verdura, que necesitaban una temperatura y humedad adecuadas para su conservación. Tres siglos después se han convertido en lugares especiales de los negocios hosteleros de restauración de esa zona y que ofrecen a sus comensales la posibilidad de saborear los manjares en esas singulares covachas.
Con la evolución en la nomenclatura, pasan a incorporarse como nuevo nombre de un local que aspira a convertirse en referente en esa zona. Una vez terminen las restricciones y los locales hosteleros puedan volver a trabajar , se va a encontrar KoBatxa con un entorno en el antiguo Banco de España totalmente renovado y con amplios espacios para la colocación de terrazas.
El nuevo negocio hostelero va a ocupar además un local, Calzados Landaluce, que un amplio puñado de gasteiztarras visitaron en alguna ocasión en busca de un buen par de botas para las salidas montañeras. Hasta el año 2006, la dinastía familiar Landaluce regentó durante cuatro generaciones una zapatería que abrió sus puertas en 1860. La falta de un relevo generacional con el que encontrar continuidad llevó a José Ramón Landaluce a echar la persiana tras 146 años abasteciendo del mejor calzado de montaña a los vitorianos. En estos tres lustros el local ha estado dentro de los planes municipales para tratar de construir un ascensor hacia la plaza del Machete, funcionó también como tienda de cocinas de moderno diseño y también una frustrada operación de ubicar en su interior otro negocio de restauración especializado en comida italiana.
En el despegue de este nuevo local de ocio está la experiencia y trayectoria de un reconocido empresario de Gasteiz como Juan Carlos Antolín. Regenta en la actualidad otros locales como el Kotarro, en Sancho El Sabio y El Berenjenal, en San Prudencio. A pesar de la crisis Antolín planea otra apertura en Bastiturri.
No se trata de la única aventura empresarial de hostelería en esta zona. Unos metros más adelante, en la esquina de la calle Olaguíbel con Fueros se ultima el acondicionamiento de un par de locales también para hostelería. El local de la calle Fueros 6, El Chaflán, que durante décadas mostró un amplio catálogo de maletas, carteras y marroquinería, vira también hacia la hostelería y lo va a hacer añadiendo a su superficie los metros del local contiguo dedicado a asuntos de electricidad.
Unas primitivas neveras. La solución arquitectónica ideada por Justo Antonio de Olaguíbel incluyó una serie de covachas sobre las que se sustenta la plaza del Machete. Se trata de siete cuevas en piedra de mampostería en las entrañas de la colina medieval. En el siglo XVIII fueron el lugar destinado colocar los puestos de pescado, fruta y verdura, que necesitaban una temperatura y nivel de humedad adecuados y constantes para facilitar la conservación de las viandas y mercancías.