esde que las escape rooms desembarcaron en Euskadi hace alrededor de siete años, la popularidad de estos juegos en equipo basados en la resolución de acertijos y enigmas no ha hecho sino aumentar entre la población. Sin embargo, las salas de escape no son únicamente una opción de ocio divertida y frenética que acumula entusiastas de todas las edades y condiciones, sino que también han comenzado a despuntar como herramienta de aprendizaje para adquirir todo tipo de destrezas o mejorarlas.
Lo sabe bien la Asociación Alavesa de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (Asafes), que desde hace casi un lustro ha apostado por integrar en su exitoso Plan de Incorporación Laboral Apoyada (PILA) distintas metodologías de carácter innovador para dotar de nuevas habilidades a sus usuarios. "Hablamos de un colectivo con muchas carencias y dificultades para acceder al mercado laboral. Es el eslabón más débil de la cadena del empleo", apunta en declaraciones a este periódico Justine Gestoso, técnica de esta área en la asociación.
El colectivo, en estrecha colaboración con una empresa local dedicada a la formación y la educación, ha sacado partido en los años recientes a todo lo que pueden ofrecer los juguetes de Lego y las nuevas tecnologías que les dan vida para mejorar las aptitudes y destrezas de sus usuarios en el ámbito de la incorporación laboral.
A estos cursos se unieron más adelante los de maker, basados en el reciclaje de todo tipo de productos de desecho, y desde el año pasado los de escape room, una actividad "muy motivante" que ha "encantado" a los usuarios que ya han tomado parte en ella, en palabras de Gestoso. Organizados en grupos pequeños, todavía más ahora por las medidas de seguridad que impone la pandemia, suman alrededor de una treintena.
Al igual que en las salas de escape abiertas al gran público, estos talleres se basan en la superación de diferentes retos a través de pistas y códigos que llevan a una prueba final que los usuarios tienen que resolver. Los cursos, que se extienden en sesiones de alrededor de tres horas de duración durante varios días, tienen una clara orientación práctica que hace que sus participantes "entren en harina" rápidamente. Los hay más físicos y otros más virtuales, con el apoyo por ejemplo de tablets.
A partir de ahí, toca ejercitar la mente y aprender todo tipo de habilidades a través del juego. "Se pueden trabajar temas cognitivos y manuales, matemáticos... También a nivel lingüístico, la resiliencia, la superación de la frustración, la persistencia, el trabajo en equipo, la destreza fina. Es una actividad que da mucho juego, porque se puede incidir en todo lo que quieras imaginar", describe la técnica de Asafes.
Los perfiles varían entre las personas que participan en estos talleres, aunque predominan dos grupos de edad mayoritarios: los usuarios de entre 36 y 45 años y los mayores de esta edad. Las personas jóvenes no representan todavía un colectivo grande en esta dinámica, aunque va en aumento, lo mismo que sucede con la población femenina. A día de hoy, entre el 60 y el 70% de los usuarios de estos talleres son hombres, aunque Gestoso recuerda que una de las directrices del PILA pasa por trabajar la igualdad de oportunidades y acortar esta brecha.
En lo que respecta a la formación de los usuarios, la básica es la mayoritaria, mientras que los participantes con diplomaturas representan un 8% del total. En todos los casos, eso sí, la puerta de entrada al programa de empleo de Asafes son los centros de salud mental, desde los que son derivados sus potenciales participantes. Son, según Gestoso, "personas que tienen una discapacidad por enfermedad mental que quieren y pueden trabajar". "Cuanto más tarde se adquiera la enfermedad, más conservadas estarán las habilidades propias o las redes de contactos y familiar de las personas que atendemos. Cuanto más jóvenes sean, más habrá que trabajar los déficits. No es lo mismo empezar con una enfermedad que es muy invalidante con 16 o 17 años que con 40, que es gente que ha podido estudiar e incluso hacer una licenciatura", contextualiza Gestoso. La técnica de Asafes remarca la importancia de que haya "recursos" económicos para poder seguir desarrollando el PILA, que en la actualidad cuenta con la financiación de la Diputación alavesa, el área de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno Vasco y Lanbide.
Como puede comprobarse en las imágenes que acompañan a este reportaje, un nuevo grupo de usuarios de Asafes ha participado durante esta pasada semana en un curso de escape room de doce horas de duración en el que han podido mejorar sus habilidades en el difícil reto de acceder al mercado laboral. El colectivo también tiene en agenda otro taller de maker, aunque sin olvidar otras herramientas que en el pasado hayan funcionado en este objetivo. Siempre, según Gestoso, "evolucionando".
"Se pueden trabajar temas cognitivos y manuales, matemáticos, lingüísticos... Da mucho juego"
Técnica de empleo en Asafes