- Tres campings existen en el territorio alavés y los tres sufren con intensidad diferente lo mismo que todo el sector turístico a causa de la pandemia. Si los límites territoriales están cerrados, si la hostelería tiene echada la verja y si los aforos se han asentado como una luz roja que avisa del peligro, estas instalaciones, las únicas del Álava, también se han visto inmersas en las consecuencias.
De los tres campings, dos están cerrados desde primeros de noviembre. Son los casos de Angosto y El Roble Verde, y el tercero, Ibaia, mantiene sus puertas abiertas porque cuenta con clientes que viven allí habitualmente o porque es el alojamiento elegido por empresas que acuden a trabajar a Vitoria y llevan allí a sus empleados.
De los dos cerrados, el camping Angosto, situado en la localidad de Villanañe, el cierre les pilla inmersos en una importante ampliación con la que pasarán de poder albergar a 376 personas hasta las 1.014, gracias a un aumento de su superficie de 19.305,31 metros cuadrados a los 72.852,21. La adecuación de ese terreno añadido como camping ha llevado consigo la creación de una pista multideportiva, nueva piscina, centro social, zona de huertas y zona para perros.
La iniciativa la han desarrollado a lo largo de tres años (2018 a 2020), con trabajos programados para que fueran entrando en servicio progresivo los cambios, pero mientras se ejecutaban las obras llegó el año 2020 y la falta de clientes puede suponer un problema. En este caso, DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA ha tratado de hablar con el propietario, pero el contacto no ha sido posible. La realidad de este camping es que tiene un elevado uso casi todo el año, tanto por la calidad de sus instalaciones como por las continuas actividades que llevan a cabo, tanto culturales, musicales, como gastronómicas.
Dispone de cabañas para cuatro, cinco y seis personas, parcelas para tiendas, caravanas o camping car dotadas de sombra y tomas de luz, así como bar, restaurante, piscina climatizada y cubierta, parque infantil, sauna y otras zonas de ocio, así como un espacio para actuaciones que se suelen desarrollar durante toda la temporada, de febrero a diciembre.
El otro camping que se encuentra cerrado es El Roble Verde, en la localidad de Nuvilla. Como el anterior, en la primera oleada de la pandemia también estuvo cerrado y ahora, cuando estaban a punto de anunciar una nueva aplicación web para poder realizar reservas online, se vieron en la coyuntura de colocar el anuncio, en la web y en las redes sociales dando cuenta de que "con la situación que estamos viviendo, nos vemos en la obligación de cerrar el camping el lunes 9 de noviembre. ¡Esperamos poder arrancar con mayor normalidad la próxima temporada! Gracias a todos por el apoyo en este año tan diferente. ¡Pasadlo bien y cuidaos mucho!", rezaba su mensaje
Situado a tres kilómetros de Pobes, en la carretera A-3322 que va desde Pobes hasta La Puebla de Arganzón, se trata de un camping adaptado para facilitar la movilidad inclusiva. Con la puerta cerrada desde la fecha mencionada, solo hay un número de teléfono para atender, que repite la razón del cierre y habilita el dejar mensajes. Sin embargo, tampoco ha sido posible hablar con la propiedad.
El Roble Verde se vio afectado por un incendio el año pasado que dañó varias instalaciones así como algunas de las caravanas que allí se encontraban. Sucedió en el mes de mayo, a primeras horas de la mañana, y disparó las alarmas, porque el temor de los bomberos era que el fuego afectara a las bombonas de butano que suele haber en estos lugares. Por esa razón tuvieron que acudir dotaciones de Espejo y de Nanclares de la Oca, que lograron eliminar las llamas en poco tiempo. Pero los daños y la reconstrucción quedó para los propietarios de la instalación.
Este camping cuenta con siete bungalows de 2, 4 y 6 plazas preparados para permanecer abiertos en cualquier época del año, ya que disponen de aire acondicionado y calefacción, además de otros servicios más comunes y además es el único que avisa que admite mascotas de compañía. A las cabañas o bungalows se suman 30 parcelas de diversos tamaños sembradas de hierba y con sombra para caravanas, carros tienda, autocaravanas o solo tiendas de campaña. Y junto a todo ello ofrecen servicio de bar, restaurante, piscina cubierta, actividades lúdicas y un aparcamiento para guardas caravanas fuera de temporada. Junto a los servicios de camping, El Roble Verde organiza habitualmente actividades culturales, gastronómicas y talleres de actividades, algunas de ellas pensadas para los visitantes que han llevado sus mascotas.
De los dos campings mencionados ninguno de ellos tiene habilitados espacios para vivir de manera habitual. Y ese es el elemento diferenciador del tercero que existe en el territorio, el camping Ibaia, en Zuazo de Vitoria, muy cerca de la capital alavesa, una razón suficiente para convertirse en un espacio de residencia cómodo y cercano a Vitoria, a 10 minutos de distancia.
Cuenta con bungalows de varios tamaños, todos ellos dotados de cocina, microondas, baño completo, menaje y televisor, así como de parcelas provistas de agua y electricidad que en estas semanas, y en realidad durante casi todo este año 2020, se encuentran sin usuarios. Dispone, también, de bar, restaurante y otras instalaciones para el ocio, pero de la misma forma que los bungalows están dando servicio permitiendo que el camping esté abierto, el resto de servicios no están abiertos al público en cumplimiento de la normativa sanitaria de seguridad.
Su propietario es Gumersindo Ibáñez que contempla la situación que se ha creado "con más preocupación y con más responsabilidad" y añade que "la gente que vive en el camping está más concienciada de que esto no es una broma y aquí hay que ser responsable. Por eso no estamos teniendo ningún problema y la gente está colaborando", explica a DNA.
Preguntado sobre la llegada de turistas este verano contesta riendo "¿el verano?, ¡cero patatero!. El año pasado, en una ciudad como Vitoria, en el camping de Gasteiz, Ibaia, estaban entrando entre 15 y 20 personas de media diaria. Y este han entrado una o dos, ¡el día que han entrado!. O sea, fatal. No ha habido movimientos, ni nacional ni internacional".
La diferencia con los otros campings y la razón por la que permanece abierto es que "nosotros tenemos gente viviendo, tenemos empresas de fuera que tienen ahora trabajadores en Vitoria y se hospedan y se alojan en el camping. Pero lo demás, a nivel de turismo, no hay nada".
En la primera oleada de la pandemia también permanecieron abiertos, al igual que ahora con unas ochenta personas confinadas. Matiza, sin embargo que "bueno, confinadas no. Era gente que estaba viviendo pero tenía una movilidad reducida. Y ahora igual. Nosotros estamos muy pendientes, muy encima, y de verdad, insisto, la gente ahora es mucho más responsable, por lo menos en lo que a nosotros nos toca".
Por ello, siguiendo con todos los criterios de seguridad, confirma que el bar y el restaurante del camping Ibaia "están cerrados". Pero para facilitar la vida a los residentes, "lo que si tenemos es un servicio de comidas y desayunos para la gente que está viviendo en el camping: trabajadores que están hospedados aquí, que van a la obra, que se levantan a las siete de la mañana y les facilitamos el desayuno y la comida, para que se puedan mantener".
Gracias a esos residentes, el camping está sobreviviendo a las consecuencias de la pandemia y no han necesitado recurrir a ertes o ayudas externas: "probablemente haya gente que esté en peor situación que nosotros y lo hayan pedido. Pero me consta que puede haber ayudas, porque es necesario que las haya. La gente que esté cerrada, como dicen en mi pueblo, a cal y canto, necesitan ayuda. Y el personal, ¿qué pasa con el personal? Y los suministros". Afortunadamente, a las puertas de Gasteiz, este camping va sorteando las dificultades esperando que el año 2021 venga con un aire diferente.