VITORIA. Las escuelas infantiles municipales se mantienen, a día de hoy, libres de covid en Vitoria, a pesar de que esta segunda ola de la pandemia acecha la capital alavesa.
“No hemos tenido ningún caso positivo ni entre los niños ni entre la plantilla”, constata María Breda, responsable de la unidad de primera infancia del Ayuntamiento gasteiztarra. “Sí que ha habido algún contagio fuera de las aulas, en las familias, pero sin consecuencias dentro de la escuela”, indica.
Considera que los planes de contingencia están funcionando de forma correcta y que los padres pueden estar tranquilos porque las haurreskolak son lugares seguros. “Más seguros que muchos de los que frecuentamos en el día a día”, considera Breda.
El Ayuntamiento de Gasteiz gestiona cinco de las 25 escuelas infantiles de la ciudad: Haurtzaro, en el Casco Viejo; Lourdes Lejarreta, en Lakua; Sansomendi; Zaramaga y Zabalgana.
Centros que acogen cada día a 281 menores entre las aulas cuna (nacidos este año), es decir bebés alumbrados en plena era covid; las de un año (nacidos en 2019) y las de dos años (nacidos en 2018). Para hacerse una idea, a la escuela de mayor tamaño asisten 65 pequeños. El resto de haurreskolak dependen del consorcio del Gobierno Vasco.
Antes de entrar al centro se mide la temperatura tanto a los niños y niñas como a todas las personas adultas que acceden a las instalaciones y si algún menor presenta décimas de fiebre, los padres ya saben que tienen que acudir a recogerlo.
De igual forma, las familias firmaron al principio de la pandemia una declaración responsable comprometiéndose a notificar al centro cualquier caso de coronavirus en el entorno de los menores.
Igualmente, se les recomienda que, dentro de los posible, sea la misma persona la que lleve al centro a los niños y los recoja después a la salida. “Y a poder ser, que sea una sola persona la que acceda a las instalaciones”, añade Breda.
El plan de contingencia anti covid se ha diseñado de forma particular para cada centro, en función de sus recursos.
Así, en los edificios que disponen de acceso directo al patio, los niños entran directamente. En el resto se han habilitado más entradas y salidas desde el patio.
No obstante, la flexibilidad de horario de las escuelas infantiles evita ya de por sí aglomeraciones. “Los centros tienen dos horarios: de ocho de la mañana a una del mediodía y de ocho de la mañana a cuatro de la tarde, ya que cada familia tiene unas necesidades y elige un horario, así que las entradas son escalonadas”, indica Breda.
Además, se han dejado de utilizar las zonas comunes, como la sala de psicomotricidad y los niños que se quedan a comer, en lugar de acudir al comedor como antes, les llevan la comida a sus aulas para evitar contactos con otros grupos de alumnos.
Algo similar sucede con el espacio habilitado para la siesta, ya que cada grupo duerme en un lugar habilitado, anexo al aula o en su propia clase.
A pesar de estar libres de covid, la emergencia sanitaria sí que parece haber hecho mella en el descenso de las matriculaciones, aunque la responsable reconoce que las razones pueden ser varias, no sólo el miedo de los padres a que se contagian sus hijos.
Por ejemplo, el hecho de que más personas han estado en situación de ERTE en sus trabajos y, por lo tanto, no precisan dejar a sus hijos en la escuela infantil. Sea como fuere, las matrículas bajaron al comienzo del virus, pero “ahora ya se está animando de nuevo la petición de plazas, aunque aún hay vacantes”, asegura.
La zona sur de Gasteiz, la de Aretxabaleta, Zabalgana y Salburua son los barrios con mayor demanda de plazas en las escuelas infantiles municipales porque en ellos reside la mayor parte de la población infantil. La demanda también es alta en Zaramaga; en cambio, ha bajado en Lakua, barrio en el que a día de hoy hay más menores en edad escolar obligatoria. “En plena ebullición está la zona sur, ya que se trata de una nueva zona residencial que está creciendo, sostiene la responsable de la unidad de primera infancia del Ayuntamiento gasteiztarra.
BEBÉS DE LA ERA COVID
En quienes no parece haber hecho mella la pandemia es en los niños. “A ellos no les afecta demasiado, han nacido ya con mascarillas a su alrededor, lo único que ahora se relacionan con menos niños que antes de la pandemia”.
Y es que, la reducción de los contactos es una de las medidas adoptada en las haurreskolak. Son los llamados grupos burbuja, es decir, niños que únicamente tienen contacto entre ellos y con sus dos educadores, no con los menores de otras gelas. Incluso en los centros que disponen de un patio amplio, la zona de recreo se ha dividido en varias zonas.
Además, explica Breda que los edificios de Vitoria son amplios, o que ha facilitado adoptar ciertas medidas para evitar que entre el virus.
Además, cada aula tiene un tope de niños: ocho en el caso de las de cunas, 13 en las de un año y 18 en las de dos años, un ratio que no se ha modificado con el coronavirus.