- Con una extraña combinación entre las ganas de volver a clase para poder reencontrarse con sus compañeros y de un cierto miedo ante la posibilidad de que puedan contagiar a sus abuelos, según admitían algunas madres y padres, al producirse este regreso en plena segunda ola de la pandemia. Así es como empezó ayer el primer día de clase para los alumnos alaveses de hasta segundo de la ESO. Un retorno al que estaban llamados en Euskadi cerca de 372.000 estudiantes de etapas no universitarias, 59.282 de ellos en Álava. A partir del día 15 les seguirán los de Bachillerato, los de 3º y 4º de ESO y también los de Formación Profesional.
Una vuelta al cole que trajo a las calles de la capital las prisas de primera hora, como las que le corrían a Blanca, mirando el reloj, a su paso por la calle Magdalena, de Gasteiz, rumbo al CEIP San Martín, en el que las clases empezaban a las 9.00 horas e iban "un poco justos" a esa primera cita con las aulas, tal y como reconocía esta mujer, con sus dos hijos, Marcos (10 años) y Pablo (4 años) en cada una de sus manos.
Pese a ello, lo hacía con ganas de que volviera la actividad presencial, "y ellos también quieren", precisaba ella. Preguntada por si está tranquila con la incorporación de sus hijos en esta vuelta al cole, afirmaba que "en cierta medida sí, aunque han hecho las medidas justas, como llevar mascarilla, el lavado frecuente de manos o la toma de temperatura. De momento, solo sabemos que tienen que hacer eso, lo básico, pero al final ellos tienen que volver al cole y recuperar la rutina".
Igualmente, a José Ignacio también le daba cierta calma que sus nietos Ane, de 11 años, y Lander, de 8 años, regresaran por fin a Marianistas. "Había ganas", respondía este amable hombre a su paso por la Catedral Nueva en dirección a este centro educativo, respaldado por el "sí" rotundo de sus nietos matriculados en el colegio. Y eso que estudiar desde casa no se les ha dado nada mal durante el confinamiento "porque son buenos estudiantes", pero les hacía ilusión volver a reencontrarse con sus compañeros. Aunque, eso sí, esta vez lo hacían con cambios."Ahora van a entrar por grupos, diferenciando a los más pequeños de los mayores, y van a hacerlo por diferentes puertas y en diferente horari
o. Les van a meter en una carpa que hay en el patio y desde allí luego les van a distribuir", detallaba. Inevitablemente ahora también llevaban la mascarilla, obligatoria para los mayores de seis años, como era el caso de estos txikis, al tener ocho y once años, pero sin que llevaran más kit anticovid en la mochila, "porque el gel hidroalcohólico ya lo tienen ellos en el cole".
Precisamente, a la entrada de Marianistas se encontraba Beatriz, madre de Maialen (5º de Primaria) e Izaro (3º de Infantil), charlando con otra amatxu, mientras respetaban entre ellas el metro y medio de separación y hacían cola hasta que sus hijos pudieran entrar en el edificio, con la cita asignada. "Tranquilidad no traemos mucha, la verdad, porque medidas habrán tomado las que el Gobierno Vasco les haya dicho y hayan podido, pero creo que iremos sobre la marcha.
Lo que sí que tienen marcado es el itinerario para que niñas y niños mantengan la distancia de seguridad y tienen geles, el uso obligatorio de mascarilla... Son las medidas que tenemos, hasta donde llegamos", precisa Beatriz, que, en su caso, durante el confinamiento no tuvo que conciliar el teletrabajo con los estudios a distancia de sus hijas, "porque seguí trabajando presencialmente en el centro", pero las niñas sí que tuvieron que quedarse en casa, "con mis padres, una ayuda que no era la ideal en este caso, pero era la que había".
En esa misma cola también aguardaba su turno Egoitz, para que Malen (8 años) entrara a su primer día de clase, de tercero de Primaria, en una jornada que no iba a ser al uso, "ya que hoy lo que van a hacer es una especie de despedida del curso anterior". En el caso de su otro hijo, Bruno (4 años), aunque también les acompañaba, lo hará hoy, al encontrarse en tercero de Infantil.
A pesar de que hasta las nueve y cuarto no empezaban como tal, ayer esta familia llegó más pronto de lo habitual, "para estar más tranquilos y porque siempre venimos con tiempo, para no tener problemas de aparcamiento", señalaba Egoitz. Además, la entrada esta vez era diferente. "Hoy vamos a entrar por la de Portal de Castilla, al lado del hotel Ciudad de Vitoria, en lugar de la entrada principal, así que este año nos toca con uno por aquí y con otro por allá", declaraba. Respecto a si estaba tranquilo con este regreso a las aula, aseguraba que "en principio sí", pero, "sobre todo, hay respeto".
Al igual que el resto de madres y padres Egoitz y su esposa también tenían ganas de que volviera la normalidad, "en nuestro caso, cuando cerraron las aulas tuvimos la suerte de que no tuvimos que tirar de abuelos porque yo soy autónomo, así que cambiando mis horarios, me quedé yo con ellos el tiempo que teletrabajaba ella para que así pudiera rendir bien y cuando acababa, iba a trabajar".
Arantza, periodista de profesión, también llevó hasta este colegio a Lucas, de quinto de Primaria, "el único hijo que tengo allí matriculado y, en general, no tengo ninguno más", explicaba con gracia, respecto a eso de que "con un hijo basta". "Yo no tengo ganas de volver porque nunca me apetece y este año menos", reconocía Lucas con una gran sonrisa que se adivinaba incluso tras su mascarilla. En el caso de su madre, no le alivia esta vuelta al cole, "porque pienso que es imposible que los colegios estén preparados todavía. Han estado todo el verano sin hacer prácticamente nada, o al menos, sin comunicárnoslo y a estas alturas creo que es pronto todavía. Yo esperaría, por lo menos, un par de semanas más o que trajeran al colegio a los niños cuyos padres no puedan conciliar. Para mí eso hubiese sido lo ideal".
Arantza, además, tiene cierto miedo por el ritmo actual al que se está propagando el coronavirus "y más que nada por las abuelas y abuelos, que al final tienen que estar también con ellos porque de lo contrario, nosotros no podemos trabajar". Las indicaciones, al respecto, como aclara, son "que en caso de cualquier síntoma, no tiene que venir al colegio. Mi hijo, por ejemplo, es alérgico y estornuda cada dos por tres, así que si eso va a ser un problema a la larga, no lo sé porque aunque le doy algún antihistamínico, muchas veces continúa estornudando". El problema, como añade, es que no tenga síntomas, "y en ese caso solo se puede sospechar que puede ser positivo porque alguien del entorno lo tenga, y se le haga entonces la prueba. Es muy complicado todo".
"Ahora van a entrar por turnos, diferenciando a los más pequeños de los mayores"
Abuelo de Ane y Lander
"Estoy tranquila en cierta medida. Al final los niños tienen que volver al colegio"
Madre de Marcos y Pablo
"Es el primer día para Malen, pero hoy lo que hacen es una despedida del curso anterior"
Padre de Malen y Bruno
"Lo ideal sería que hubieran esperado más o que volvieran los que no pueden conciliar"
Madre de Lucas