- La convivencia no siempre es fácil y el confinamiento al que ha sometido a los ciudadanos esta pandemia pone a prueba las relaciones personales más estables. Dicen los expertos que en vacaciones hay más divorcios. Pues bien, la Policía Local de Vitoria afirma a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA que en Gasteiz han aumentado notoriamente las intervenciones de la guardia urbana, que es cada vez más requerida por los ciudadanos para paliar discusiones, peleas y problemas generales de convivencia en la ciudad.
“Estas últimas semanas han aumentado mucho las intervenciones por problemas de convivencia y discusiones entre las parejas aunque eran intervenciones previsibles y las estamos tratando con la mayor sensibilidad posible”, explica Aitor, oficial de servicio del cuerpo. No obstante, también añade que no son discusiones que preocupen sobremanera a la Policía Local ya que no se trata de peleas físicas o relacionadas con la violencia de género, sino más bien, las generadas por las horas y días continuados encerrados junto a la pareja. Entre esos problemas de convivencia, el oficial de servicio detalla que también han aumentado las llamadas de quejas por ruidos en el piso del vecino, “antes no nos dábamos cuenta de tantos ruidos porque a las seis de la tarde estábamos en el parque, pero ahora lo oímos todo”, se jacta. En consonancia a este aumento, las denuncias por tráfico también han registrado una disminución “por la falta de vehículos” en las carreteras de la ciudad.
Por peleas, ruidos, gritos y hasta para hacer de agentes de la autoridad, lo cierto es que la Policía Local de Vitoria está viviendo estos días un repunte en las llamadas diarias recibidas. Tanto es así que han tenido que reforzar la sección con un operador de más. “Nos llaman mucho para intervenciones pero también por dudas, sobre todo al principio. También tenemos muchas llamadas de los ciudadanos que pasan ahora más tiempo que antes en la ventana y nos llaman para decirnos que alguien está incumpliendo el real decreto y que están viendo algún ciudadano pasear por la calle”, detalla el oficial. Entre esos alguien algunos ciudadanos también denuncian las salidas a por el pan, en muchas ocasiones justificadas, de padres o madres con sus hijos pequeños. “Cuando algún vecino nos llama y denuncia una situación, nosotros vamos y analizamos sí realmente se está incumpliendo la norma. Pero, muchas veces, también les decimos si saben si esta madre tiene alguna forma de ir a por el pan dejando a su hijo con alguien. Les explicamos que estamos convencidos de que la madre no quiere que su hijo se contagie, y que lo protege, pero a veces no tienen con quién dejarlos en casa”, sentencia. Además, Aitor también detalla que, desgraciadamente, también han intervenido a petición de ciudadanos en progenitores que han salido con sus hijos autistas y reconoce que la ley les ampara. “Por desgracia la semana pasada tuvimos que intervenir en cuatro o cinco ocasiones y al llegar vinos que eran salidas justificadas”, detalla.
No obstante, el oficial reconoce que los ciudadanos alertan ya que desde la ventana no pueden saber con celeridad si estas salidas son justificadas, si los padres y madres tienen a alguien con quien dejar a sus hijos o si simplemente salen por pasear. Tampoco pueden detectar si el niño autista o no, y ante la duda alertan a la policía: “Tal vez con esta situación nos estamos volviendo más exigentes, aunque gracias a todas esas llamadas también pillamos al jeta, así que siempre agradecemos la colaboración ciudadana”.
Frenar la fácil propagación que el coronavirus está teniendo en el mundo, también en este territorio, no es tarea sencilla. Ni agradable. Por ello, todo el equipo de la Policía Local trabaja para frenar la propagación de este virus y hacer que se cumplan las disposiciones del Gobierno central velando así por los ciudadanos. Son 384 policías con experiencia y 32 nuevos agentes en formación que ya están en prevención y en alerta para reforzar al equipo en caso de que lo necesiten. “Tenemos el nerviosismo típico de toda las personas que trabajamos siendo conscientes del riesgo de un posible contagio, pero aún así estamos bien de ánimos, tenemos claro que tenemos que trabajar y que somos policías”, matiza.
“Estamos trabajando a gusto, pese a esa tensión. De hecho, hemos aumentado mucho las medidas de seguridad e higiene para evitar contagiarnos, porque nuestro miedo es que si van cayendo compañeros, también va cayendo la Policía”.
Otro de los aspectos más difíciles para estos agentes es el riesgo de infectar a sus familiares, “porque además de policías, no dejamos de ser personas y tenemos familia”, por lo que cuando acaban su turno, incrementan las medidas de seguridad con sus allegados para evitar riesgos. Entre las medidas de prevención, el cuerpo cuenta con equipos de protección individual. Además según las explicaciones de este oficial, se han instaurado una serie de medidas fuera de la comisaría como, por ejemplo, desinfectar constantemente la emisora, hacer las reuniones obligatorias en el exterior para cumplir con la distancia entre agentes o limpiar el coche patrulla con alcohol, entre otras. “Desde el primer momento, los policías que han estado fuera de servicio han estado dispuestos y se han ofrecido como voluntarios para hacer frente a este virus. No hemos tenido bajas por agentes que tengan miedo al virus ni ninguna cuestión similar”, explica. Reconoce, no obstante, que en total cerca de 64 compañeros han cogido la baja por verse afectados de manera directa o indirectamente ya sea contrayendo la enfermedad o teniendo que respetar la cuarentena por relación estrecha con algún afectado. Policías que ya se han ido reincorporando nuevamente a sus puestos de trabajo. Concretamente, hasta el pasado lunes, en total son 15 los agentes que han dado positivo por coronavirus.
“Creo que en general los ciudadanos están respetando mucho la ley. Diría incluso que más del 90% de las personas está confinada en sus casas respetando el real decreto”, dice el oficial de la Policía Local. No obstante, también existe un porcentaje menor de personas que no están cumpliendo con el confinamiento obligatorio ya sea por aburrimiento o por la propia angustia. Las excusas que ofrecen a los agentes son varias: es que no aguantaba más en casa, hemos discutido mi pareja y yo y tenía que salir o voy al supermercado (incluso si es domingo). Ante esto, el real decreto lo deja claro: sanción de un mínimo de 602 euros para el ciudadano que salga sin justificación permitida. “Nosotros simplemente hacemos cumplir la legislación para ayudar a frenar este virus. Evidentemente, no hacemos controles porque queramos denunciar al ciudadano, porque esta nunca ha sido nuestra intención. Pero la norma es clara y tenemos que colaborar para terminar con este virus y poner fin a esta situación”, dice el oficial. Y, si en general la norma se cumple y se respeta, hay lugares permitidos como los supermercados donde, al parecer, se están infringiendo las normas de distancia entre unos y otros. Por eso, indignados, varios clientes han alertado de esta situación al 092 y han pedido que la policía tome cartas en el asunto.
“Tras las llamadas, decidimos hacer control de establecimientos para advertir a los titulares de los supermercados que cumplieran con las medidas de seguridad. Y ha funcionado, hemos bajado mucho las llamadas que decían que en los parkings no se están cumpliendo con las medidas de seguridad. Los ciudadanos agradecen que controlamos eso. También hemos intensificado los controles en pueblos del termino municipal, también ha petición de los propios vecinos”.
Problemas de convivencia. El confinamiento está poniendo a prueba las relaciones más estables. De hecho, la Policía Local de Vitoria ha aumentado considerablemente las intervenciones en las que son requeridas para paliar problemas de convivencia, discusiones de pareja y peleas.
Control en supermercados. Hay lugares como los supermercados donde, al parecer, se están infringiendo las normas de distancia entre unos y otros. Por eso, indignados, varios clientes han alertado de esta situación al 092 y han pedido que la policía tome cartas en el asunto.
“Estas últimas semanas han aumentado mucho las intervenciones por problemas de convivencia y discusiones entre las parejas aunque eran intervenciones previsibles y las estamos tratando con la mayor sensibilidad posible”, indica.
“Tenemos el nerviosismo típico de los que trabajamos siendo conscientes del riesgo, pero aún así estamos bien de ánimos, tenemos claro que tenemos que trabajar y que somos policías”.