Vitoria - El lobo Bizi, como así han bautizado los grupos ecologistas y animalistas al único ejemplar registrado en Álava y al que se acusa de más de 300 ataques en el último año, ha vuelto a las andadas en la sierra de Gibijo y Arkamo. No en vano, según informaron ayer fuentes de la Diputación alavesa, durante la última semana ha vuelto a atacar en estas zonas del territorio, causando la muerte de cuatro ovejas.

Da la casualidad de que el viernes pasado finalizó el plazo de 14 días que la institución foral había autorizado para dar caza a este lobo mediante el método de las esperas. Una autorización administrativa especial, motivada por esos más de 300 ataques en 2019, frente las 20 cabezas de ganado que se perdieron entre 2015 y 2018, pero que se decidió paralizar de forma temporal un día después de que el Gobierno Vasco decidiera incluirlo dentro del catálogo de especies amenazadas. Y, de momento, como explicó ayer el diputado general de Álava, Ramiro González, la Diputación sigue analizando cuál es la situación y el nuevo escenario, después de que el Ejecutivo de Urkullu lo haya declarado especie amenazada. “Seguimos con esa reflexión y no hemos tomado ninguna decisión. Si se plantease en algún momento, y las circunstancias obligasen volver a ello, abría que volver a incoar el expediente por que la espera no se puede prorrogar, al haber finalizado”, aclaró.

Por tanto, habría que volver a iniciar todos los trámites para dar permiso para poder acabar con él, pero esta vez el proceso puede complicarse más en cuanto la inclusión como especie amenazada sea efectiva, lo que obligaría a justificar su caza de una forma mucho más exhaustiva, dado que si hay algo en lo que están de acuerdo tanto los grupos ecologistas como la Diputación es que Bizi parece ser el único lobo del que hay constancia en Álava, lo que llevó a una campaña de recogida de firmas y a una concentración, como la del pasado día 9 en la Virgen Blanca, en su defensa. Además, el Gobierno Vasco también tendría que dar ahora el visto bueno para abatirle.

Respecto al reciente comunicado de asociación de guardas forestales profesionales, en el que urgen a una “gestión real y responsable” para asegurar la coexistencia entre explotaciones ganaderas en extensivo y este depredador, González también quiso pronunciarse, incidiendo en que “Álava es el único territorio que tiene un plan de gestión del lobo, que contempla efectivamente la adopción de unas medidas cuando se dan esta serie de circunstancias. Esas medidas se han ido poniendo en marcha pero no han sido suficientes para impedir los ataques”.

El diputado general, en cualquier caso, hizo hincapié en la idea de que no se puede cuestionar la aportación al medio natural que hace la ganadería extensiva, labor que reivindicó el propio presidente del sindicato agroganadero alavés (UAGA), Javier Torre, en el reportaje Razones para amar u odiar el lobo, publicado por este diario el pasado 9 de febrero y en el que alertaba la desaparición de razas autóctonas como la oveja latxa. “Nadie poner en duda que la ganadería extensiva contribuye de forma decisiva e insustituible al medio ambiente y consecuentemente a la conservación del medio natural, al mantenimiento de nuestros pastos. Nadie puede poner en duda que los primeros interesados en que no haya ataques son los propios ganaderos, que ven puesto en riesgo el futuro de sus explotaciones porque no es suficiente con que se indemnicen”, enfatizó.

En cualquier caso, el regidor de Álava destacó que “se han puesto esos medios, pero yo repito: en el año 2015 hubo un ataque, en el año 2016, un ataque con seis bajas, en el año 2017 tres ataques con 12 bajas y en el año 2018, un ataque con una baja. Eso es lo que ha habido hasta el año 2019, ¿pero qué ocurre? Que ha habido más de 300 animales afectados y daré un dato que no hemos dado hasta ahora: con un mastín muerto. Los mastines no son un medio infalible. Los mastines son un medio y la Diputación de Álava está subvencionando la compra de estos perros porque son uno de los medios que se pueden poner, pero no son infalibles”, porque, como recordó, pese a ello, ha habido 153 bajas de animales, 58 heridos y 67 desaparecidos.

“Tremendamente complicada” Por todo ello, como resumió, “esta es la situación, tremendamente complicada. Una situación difícil y es verdad que en la teoría lo que deseamos es la convivencia del lobo con la ganadería extensiva, pero también estamos viendo una realidad: y es que poniendo todos los medios como se ponen por parte de los ganaderos y de la propia Diputación, sigue habiendo ataques que nos dicen los ganaderos, que hacen que resulte muy difícil mantener esto así. Que se planteen el cambio de modelo de manejo de su ganado, para pasarse a la intensiva, y eso es un desastre para el medio ambiente en nuestro territorio”.

Los ataques. La semana pasada, el lobo mató a cuatro ovejas en las sierras de Arkamo y Gibijo. Ayer, el diputado general de Álava, Ramiro González, volvió a recordar “los más de 300 animales afectados por el lobo en el pasado año”. Entre ellos, precisó, “hay un mastín muerto”.

Ganadería extensiva. González defendió el trabajo de los ganaderos que trabajan en extensivo y alertó que “se plantean cambiar el modelo de ganadería extensiva a intensiva”, lo cual “sería un desastre”.