vitoria - La media docena de ediles de la formación soberanista afrontan la legislatura hasta 2023 dispuestos a trabajar por tender puentes que plasmen su variado programa en la vida municipal.
EH Bildu es el principal grupo de la oposición con seis concejales, ¿se siente el peso de esa etiqueta?
-La responsabilidad nos ha acompañado siempre y también en esta legislatura. En el análisis que hacemos de la situación vemos que somos la fuerza necesaria para hacer planteamientos progresistas, frente a un equipo de gobierno que hace propuestas mucho más conservadoras.
¿Se va a ver la impronta de EH Bildu a la hora de desarrollar su estrategia política hasta 2023?
-Gasteiz necesita un proyecto de ciudad y el gobierno actual ha hecho un planteamiento continuista. La ciudad necesita esa visión transformadora, que sabemos EH Bildu va a aportar. Ese es el punto de vista desde el que abordamos la legislatura y como lo vamos a plantear.
Los primeros meses han sido mucho más tranquilos que en 2015 y ese ha sido un buen principio.
-Sin ninguna duda, la calma es buena para la ciudad. Lo mejor de todo es que haya muchas iniciativas y nosotros creemos que se han echado de menos durante este arranque, que se sigue sin poner sobre la mesa un proyecto de ciudad. Era más entendible hace cuatro años que no se tuviera ese proyecto, por cómo empezó la legislatura, pero ahora parece que debiera haber cogido al gobierno con ciertos deberes hechos. La mala noticia parece que va a ser la continuidad en lugar de plantear un modelo de ciudad avanzada, teniendo en cuenta los retos que tenemos, a los que se quiere seguir aplicando recetas viejas.
También como hace cuatro años, arranca el primer año de legislatura con un acuerdo presupuestario, pero donde no está EH Bildu.
-Hay unos presupuestos, pero se trata de unas cuentas que siguen sin reflejar los deseos de una mayoría. Hay que recordar que no se aprobó el Presupuesto 2020 con una mayoría en el Pleno y esa es la parte que echamos en falta. No se llega a más consensos y acuerdos que incorporen nuevas ideas. Al final, aprobar un Presupuesto significa que se añaden ideas de más ciudadanos. El proyecto aprobado sigue siendo el reflejo de una minoría. Los votos a favor fueron menos de la mitad, frente a los dos tercios favorables de hace cuatro años. Creemos que sobre determinadas cuestiones se podrían volver a alcanzar consensos de esas dimensiones y ese es el camino en el que estamos trabajando.
¿Ese año 2016 marcó un punto de no retorno entre EH Bildu y PNV?
-Los incumplimientos graves y la falta de voluntad de volver a llegar a ese tipo de acuerdo es lo que ha marcado este tiempo. Nunca sabes lo que va a pasar a futuro y por nuestra parte sería posible volver a alcanzar ese tipo de acuerdos, siempre que se reflejen todas las visiones de los diferentes. Responder solo a las necesidades de unos pocos no es bueno para la ciudad. Ampliar la visión, creemos que es bueno y nosotros nunca decimos que tenemos la respuesta a todo. La respuesta se hace entre los diferentes y dejar siempre de lado a determinados grupos y no atenderlos tampoco es bueno porque significaría darles la espalda.
Las divergencias para encontrar ese punto de coincidencia en la pasada negociación presupuestaria, ¿dónde estuvieron?
-Fundamentalmente en que no nos llamaban. Nunca pudimos encontrar las diferencias entre ambos partidos. Es cierto que pusimos sobre la mesa un proyecto ambicioso y fue EH Bildu quien hizo las llamadas para hablar con el gobierno y no quisieron, directamente. Es totalmente legítimo, pero fue así. Ellos decidieron dejar fuera a EH Bildu.
Si el equipo de gobierno mira a la derecha encuentra al PP y en la izquierda ha logrado el apoyo de Elkarrekin.
-Veremos lo que el gobierno quiere. Eso es mirar cómo sacar adelante las cosas en lugar de desarrollar un proyecto para la ciudad que tenga en cuenta a la mayor parte de la gente. Ese es el gran error, no querer tener en cuenta a colectivos más amplios. No es lo que yo haría si gobernase, por eso repito la idea de que uno nunca tiene las respuestas y esas se trabaja entre diferentes.
¿No corre el riesgo EH Bildu de quedarse en tierra de nadie de cara a lograr alcanzar algún acuerdo durante estos años?
-Si el PNV tiene muy claro que el que tiene un proyecto sobre la mesa es EH Bildu y quiere evitarnos lo hará de esa manera. Nosotros vamos a seguir trabajando como hasta ahora poniendo soluciones como ya hemos hecho en varias cuestiones. Creo que las propuestas que son buenas y trabajadas entre diferentes van a tener recorrido y va a ser difícil que este gobierno nos quiera dejar tan de lado y decir que no a proyectos trabajados y buenos. No creo que, a pesar de las intenciones del PNV de no pactar con EH Bildu, sea tan fácil dejar de lado nuestras propuestas.
EH Bildu es una formación influyente en Madrid o Navarra, pero no tiene esa misma relevancia en Euskadi o Gasteiz.
-El análisis es que tenemos una alternativa progresista de ciudad y Gorka Urtaran claramente tiene un proyecto conservador. Son los dos modelos en disputa. Un entendimiento entre ambos es positivo, pero son modelos diferentes.
Los retos que debe afrontar Gasteiz son muchos y la ciudadanía en campaña expresó su deseo de que la ciudad avanzara y se plasmaran los proyectos.
-Es una lectura que comparto absolutamente. Que un grupo intente sistemáticamente ignorar al resto, no tiene sentido en esta ciudad. Por eso planteamos consensos en el plan de Movilidad, la declaración de emergencia climática, el grupo de trabajo de FCC y otras como los avisos al móvil cuando la grúa va a retirar el vehículo al depósito. Tenemos muy claro que Gasteiz necesita ideas y este gobierno no está haciendo frente a los problemas de fondo. Seguiremos trabajando y aunque nos quieran dejar de lado en ciertos momentos, cuando una propuesta es buena y cala entre la ciudadanía termina triunfando.
En el ámbito cultural, los focos se los lleva el Auditorio, después la reforma del Teatro principal y poco se habla del Iradier Arena.
-El Principal hace falta arreglarlo. ¿Mientras tanto, qué va a pasar con la programación? Es una respuesta que este gobierno ni se ha planteado. EH Bildu plantea arreglar por muy poco el Iradier Arena y de esta manera solucionamos la cuestión del Principal. Además pasamos a contar con un verdadero multiusos y gana también Gasteiz. Se da valor a una inversión previa y que ya está construida. Posteriormente se puede analizar si el tema del Auditorio es algo más que un capricho.
Al Auditorio habrá que dotarle de una programación cultural y ver la respuesta de la ciudadanía.
-La cuestión es analizar cuál va a ser la oferta que Gasteiz quiere ofrecer. Donostia dispone del Kursaal y la Orquesta Sinfónica de Euskadi. Bilbao tiene programaciones de ópera y otra sinfónica. Tiene producción propia. ¿Gasteiz aspira a tener producción propia? Hay muchas cuestiones alrededor y por eso decimos que mucha gente lo percibe como un capricho y no una necesidad. Quizás con un buen planteamiento de a qué aspira esta ciudad se podría dar respuesta. Hay espectáculos como los musicales, que están de moda, conciertos como de Hertzainak o el jazz. Ahí está el Iradier Arena. Hay muchas preguntas que hacer, en lugar de decir que se quiere inaugurar algo esta legislatura. Hay que responder a las demandas de la ciudad, no a caprichos.
El eterno sueño del soterramiento apunta a otra legislatura perdida y el inicio de las obras se sitúa ya en el año 2024.
-No sabemos nada. Hay cuestiones urbanísticas previas que, según se recoge en el convenio de la sociedad de alta velocidad, se podrían ir haciendo, pero en los que no se está avanzando. Si tanto se va a retrasar da tiempo a contemplar un soterramiento que incluya Salburua y Zabalgana. Podría ser un tiempo aprovechado, no perdido. El interés parece poco y tenemos serias dudas de que realmente el gobierno se crea que va a ocurrir el soterramiento. Si eso es así, hay que aclararlo cuanto antes.
Un efecto directo de ese retraso es que los vecinos de Zabalgana tardarán en ver el tranvía.
-Como pronto, lo situamos en el año 2030. En ese periodo de tiempo ya concretamos que había otras opciones que podían ser mejores. Incluso para el ramal a Salburua, si se consuma el soterramiento sería un mejor trazado aprovechar el espacio actual de las vías. Por eso pensamos que el gobierno sabe que ese soterramiento no se va a hacer y no lo quiere reconocer.