VITORIA - El 4 de octubre sobre las tres y media de la tarde Santiago Golderas le dijo a su hermana que salía a dar una vuelta y a tomarse un café, como lo hacía en otras ocasiones. “¿Llevas dinero?”, le preguntó su hermana Nieves. “Sí, 10 euros”, le respondió él. Salió con lo puesto, cogió la basura y se marchó de casa, pero nunca llegó al bar a tomarse ese café. En el portal se le perdió la pista, porque ni el camarero del bar le vio ni los amigos ni ningún otro familiar. “Es como si se lo hubiera tragado la tierra, nadie sabe nada, nadie le ha visto y estamos muy angustiados, no podemos más”, explica Nieves Golderas, una de las hermanas de Santiago, a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.
Angustiados y preocupados, la familia ha decidido empapelar con carteles Vitoria, Bilbao y Logroño y avisar en las tres ciudades de su desaparición ya que, confían, pueda estar en cualquiera de estos tres lugares frecuentados habitualmente por él. Precisamente en Bilbao vive una de sus hermanas, en Logroño otra, y Nieves y Santiago en Vitoria. “Hay carteles puestos hasta en Madrid y Burgos estamos intentando encontrarle por todos lados, en algún sitio tendrá que estar y alguien le habrá tenido que ver”, se lamenta Nieves. Y precisamente por esto, los familiares de Santiago Golderas piden ayuda a cualquier ciudadano que pudiera encontrarse con él: “Estamos desesperados, esto es un sinvivir llevamos 17 días sin saber de él -hoy 18-, no sabemos qué pensar, si estará vivo, si estará mal, si le habrá pasado algo,... Somos una familia humilde, él es un buen niño no se mete con nadie, no busca peleas, necesitamos ayuda”, piden a cualquiera que pudiera ofrecerles una pista que dé con el paradero del joven de 42 años. Respecto a la ropa que llevaba ese día no se sabe con exactitud, si bien el joven llevaba una camiseta de manga corta. “Mi hermano suele sudar y por eso, a veces, se cambia varias veces de ropa al día, no recuerdo con cuál salió”, dice Nieves. Lo que sí que recuerda es que no se llevó ni una chaqueta lo que hace que descarten la marcha voluntaria. Se fue con lo puesto y diez euros en la cartera.
Diariamente, Nieves Golderas llama a la Policía y asiste a los juzgados en busca de alguna pista o novedad que le devuelva a su hermano, pero de momento no hay un nuevo indicio de su paradero. “Nadie se puede hacer una idea de la impotencia que es esto, mi hermano nunca desaparecería sin decirnos nada, cuando vi que no volvía ese día le llamé por la tarde pero ya a la noche me angustié; le llamé a las doce, a las dos, a las cinco, a las ocho...”, recuerda. Llamadas que nunca se atendieron y que la Ertzaintza ahora rastrea. “Por favor, ayúdennos, no sabemos qué hacer”, ruega la familia. - E. F. Domínguez