vitoria - Fisioterapeuta y fundadora de la clínica Fémur de Gasteiz y especializada en fisioterapia oncológica y deportiva, Mara Matías participará esta tarde en la segunda jornada del XXVIII ciclo de conferencias que la Asociación española contra el cáncer (AECC) en Álava organiza en la sala de cultura Ignacio Aldecoa. La especialista repasará algunas de las claves de una disciplina que ha tenido un importante desarrollo en el ámbito del cáncer de mama, donde hay muchísima investigación previa, pero que todavía puede clasificarse como emergente en el resto. “La fisio oncológica para todos los tipos de cáncer llevará como tres años, más o menos, desde que se empezó a desarrollar la especialidad desde el máster”, aclara Matías. La fisioterapeuta dará a conocer durante su charla que desde la fisioterapia existen soluciones para la recuperación de “todos los tipos de cáncer” y de todo tipo de secuelas. Su objetivo, “que no se tenga tanto miedo a este tratamiento y que no sea un tabú, porque se pueden hacer muchísimas cosas”. “Parece que tengo un cáncer y nadie me puede tocar. Me gustaría que la gente pierda ese miedo y sepa que puede mejorar mucho de sus secuelas”, anhela la especialista. La cita arrancará a las 19.30 horas, con entrada libre hasta completar el aforo.
¿En qué tipos de cáncer la fisioterapia puede ayudar al paciente a una mejor recuperación?
-Realmente podemos actuar en todos, porque los efectos secundarios, más o menos, pueden salir con todos los tipos de cáncer siempre que haya una retirada de ganglios. Están el linfedema, los edemas... Por otra parte, la misma operación para quitar un tumor ya nos da un linfedema de base que puede o no reproducirse. Tratamos de todo. Por suerte, hay gente que sale muy bien y no tiene ninguna secuela, pero también los hay con muchos problemas de sensibilidad, digestivos -como las malas digestiones-, de movilidad... Tratamos muchas secuelas, pero como no se conoce la especialidad, la gente tampoco es consciente de que podemos abordar todos esos problemas.
¿Y eso se traduce en un volumen de pacientes todavía bajo?
-Tenemos uno o dos pacientes a la semana. La gente hace difusión y empiezan a llegar poco a poco. Pero son poquitos sí, porque casi nadie conoce la especialidad.
¿Y a qué se debe este desconocimiento?
-La fisioterapia en sí es una profesión muy desconocida. Tratamos muchas cosas diferentes y muchas veces trabajamos con lo que se pone de moda. Los hipopresivos, el suelo pélvico... Pero el cáncer siempre ha sido un tema tabú, y hay gente todavía muy reacia a los nuevos avances que llegan. Incluso algunos médicos, que son más partidarios de no tocar a los pacientes, no vaya a ser que el cáncer se reproduzca. Pero hay muchísimos estudios que nos dicen que se pueden hacer muchas cosas.
¿Cuáles son las secuelas que más llegan a su consulta?
-Tratamos muchos problemas de movilidad por cáncer de tiroides. Problemas de hombro, de garganta... Y sobre todo incontinencias urinarias y fecales, que también llegan muchas. Tanto la quimio como la radioterapia afectan mucho en la aparición de este tipo de secuelas.
¿Son pacientes que ‘a priori’ ya han superado la enfermedad o que siguen en tratamiento?
-Cogemos un poco de todo, pero sobre todo tenemos a pacientes que están en tratamiento y tienen algo que les impide hacer su vida diaria con normalidad. Ahora por ejemplo tengo un paciente con cáncer de tiroides que no podía ni mover el hombro. No poder ni siquiera coger un vaso es un gran problema.
Podemos hablar de una especialidad todavía emergente.
-Por desgracia está emergiendo, sí. Y tampoco hay que olvidar que cada vez hay más casos de cáncer.
¿El coste económico de los tratamientos es una barrera más para llegar a un mayor número de pacientes con cáncer?
-Son cosas caras, pero porque el servicio público aún no cubre directamente la mayoría de las cosas que se pueden hacer. Por ejemplo sí que se cubre el tratamiento de los linfedemas con fisio, pero el resto de cosas no, y los pacientes deben costeárselo.
Justo hoy -por ayer- Osakidetza ha anunciado que va a incluir en su cartera de servicios la micropigmentación para las mujeres con cáncer de mama mastectomizadas. ¿Sería partidaria de seguir este mismo camino con la fisioterapia oncológica?
-Sí, sí. Espero que cada vez se vaya incorporando más a lo público, porque es algo que afecta día a día a todos los pacientes con cáncer. Y no hablamos de algo estético, sino de una enfermedad que por ejemplo impide la normal incorporación al trabajo o la realización de muchas actividades. Una persona con incontinencia, por ejemplo, no va a estar cómoda trabajando. Por eso, si lo podemos arreglar desde la fisioterapia, la gente va a estar muchísimo mejor. Y hablando de la micropigmentación, creo que es muy positivo para las mujeres con cáncer, porque hablamos también de una enfermedad no sólo física, sino que al mismo tiempo afecta desde el plano psicológico. Las mujeres se sienten mucho mejor con eso. Es un cambio en su vida después de que lo han pasado todo, sin tener esa cicatriz de por vida. Me parece genial.
¿Qué le gustaría trasladar a la gente que se acerque a su charla de esta tarde?
-Que no se tenga tanto miedo a los tratamientos que ofrecemos y que no sea un tabú, porque se pueden hacer muchísimas cosas. Parece que tengo un cáncer y nadie me puede tocar. Me gustaría que la gente pierda ese miedo y sepa que puede mejorar mucho de sus secuelas.