Siguiendo el turno rotatorio entre Villanueva, Espejo y Bóveda, Espejo acogió ayer una nueva edición de la Feria de la Patata, a través de un intenso programa de actividades en el que no faltaron los artesanos, la venta de patatas de la zona, las degustaciones y hasta un festival de pelota mano pareja. Asimismo, hizo acto de presencia a lo largo de casi toda la mañana la lluvia, que restó brillantez a la celebración.

La fiesta comenzó a las diez de la mañana con la apertura de los puestos de la feria de artesanía y mercado comarcal de productores de Añana, en la plaza que se encuentra en la zona del frontón, y a esa hora también comenzó la venta de las patatas, 20.000 kilos, a 15 euros el saco de 25 kilos, de gran calidad, directamente de los agricultores, así como la apertura del stand de Neiker-Tecnalia en el que presentaban sus nuevas variedades y resultados de investigación en selección y multiplicación.

Sobre las once y media de la mañana se pusieron en funcionamiento los juegos y talleres infantiles y una exhibición de habilidad de caballos y al mediodía, los aficionados pudieron disfrutar del festival de pelota mano, mientras que en un extremo de la plaza se iba terminando de preparar una degustación gastronómica, en la que el protagonismo tenía la patata de Álava y que se repartió a partir de la una de la tarde.

Antes del cierre de la feria, se procedió a realizar un homenaje a los profesionales de la UCEIS de Espejo, que cumplen en estas fechas 15 años de presencia y asistencia a los pueblos de la comarca. En ese acto estuvieron el diputado general, Ramiro González, y la diputada de Desarrollo Económico, Pilar García de Salazar; la consejera de Servicios Sociales, Beatriz Artolazabal, el presidente de la Cuadrilla, Javier Uriarte, y otras autoridades, entre ellas varios alcaldes de la comarca.

variedades y colores En cualquier caso, además de cantidad, no faltó allí variedad de tubérculos, ya que como explicaba a este diario José Ignacio Ruiz de Galarreta, investigador de Neiker-Tecnalia, en su caso trabajan también con patatas de colores. “Las comenzamos a trabajar hace 5 ó 6 años para abrir un nuevo nicho de mercado. Lo hicimos no solo por su valor culinario, sino también porque queríamos obtener una patata con abundantes compuestos bioactivos, como las antocianinas y otros que están relacionados con una menor oxidación”. Uno de los objetivos es “convertir la patata en un alimento funcional y de hecho este año tendremos nuevos colores de pulpa, con los que esperamos abrir nuevos nichos”. Estas tareas se desarrollan en sus instalaciones de Arkaute y también en las fincas de Iturrieta, y con las variedades más avanzadas se realizan experiencias en otras partes del Estado. El puesto de Neiker de ayer dio buena muestra de este gran esfuerzo.