vitoria se ha tomado al pie de la letra la llamada a la diversión y al descanso que protagonizaron los bufones de la corte a última hora del viernes, tras la que se dio inicio a la XVIII edición del mercado medieval. El Casco Viejo, transformado a imagen de aquel importante cruce de caminos entre el norte y el sur de Europa que la aldea fue hasta finales del siglo XIV, se convirtió durante toda la jornada de ayer, primera completa de este evento, en un hervidero de vecinos y visitantes que disfrutaron de lo lindo de los espectáculos, las exposiciones o las atracciones que encontraron a su paso. La estupenda meteorología, más propia del verano ya concluido, ayudó a caldear todavía más el ambiente. En un abrir y cerrar de ojos, las callejuelas de la vieja Gasteiz se divirtieron una vez más al ritmo de los malabaristas, los saltimbanquis y los juglares, se llenaron de vida animadas por el vigor de los comerciantes, entre los que no faltan los toneleros, los carpinteros, los orfebres o los herreros, se frotaron los ojos con los seres fantásticos que vagan de uno a otro lugar y volvieron a dar buena fe de lo que significó ser una plaza política y comercial trascendental durante el medievo, en el que convivían las culturas cristiana, árabe y judía.
El programa de ayer reservó atractivos para toda la familia, como los cuentacuentos de la plaza del Machete, la exposición de máquinas de asedio de gran tamaño que puede disfrutarse en la plaza Santa María o los espectáculos de fuego, ya por la noche. 34 compañías y más de 132 artistas están tomando parte en el mercado de este año, que cerrará sus puertas esta noche. 17.000 elementos decorativos han transformado la almendra, un escenario sin igual para esta cita emblemática del calendario de la ciudad, por donde hay distribuidas 260 paradas de artesanía, alimentación y restauración, así como los 61 talleres de oficios antiguos. Este año, la federación de comerciantes del Casco Medieval está gestionando de nuevo 35 puestos entre comerciantes y artesanos de la ciudad y organiza también la ya clásica ruta de las barricas.