Vitoria - Para los cofrades de la Virgen Blanca, las fiestas por su patrona realmente empiezan con la novena en su honor, que este año será este sábado 27 en la iglesia de San Miguel. Al día siguiente, a las 9.00 horas, los festejos los anunciarán en la calle con los Auroros, como hacen desde hace una década, desde la balconada de la Virgen Blanca, para recorrer las calles de la primitiva ciudad, por la Correría, con su chocolate en la plaza Santa María, y con su vuelta por la Cuchillería. Y mañana mismo, la Cofradía de la Virgen Blanca, como cuenta su abad, Ricardo Sáez de Heredia Salazar, hará el ensayo general de este último acto, a las 17.45 horas en San Miguel. Un tradición que empezaron en 2009 “tras la visita que hicimos un lunes de Pascua a la cofradía de Sallurtegi, de Agurain, la antigua abadesa, Cristina Fructuoso y yo, donde vimos que celebraban su aurora. Es un grupito que empezó con menos de cien personas y ahora estamos pasando las mil”, resalta Sáez de Heredia, que desde el año 2000 lleva las riendas de esta agrupación de Vitoria, que en estos momentos vive uno de sus mejores momentos, con 3.000 cofrades en la actualidad. Si bien, abre las puertas a todos los que quieran apuntarse a ella a través del teléfono 945.27.70.77 o acercándose a su sede en la calle Zapatería, 33-35, “ya que queremos ser más. La cuota son solo 12 euros al año y no pedimos ninguna referencia de la Biblia para entrar”, explica con una sonrisa de oreja a oreja.
¿De qué manera se está preparando la Cofradía para la llegada de sus días más fuertes?
-La verdad es que todos los años surgen situaciones nuevas, aunque lo tengas todo programado. Por ejemplo, unas baterías que tenían una medida concreta y que van a llegar de otra... A partir del 15 de junio aquí hay una efervescencia que hace que las cosas estén ya rodadas, pero gracias al grupo de voluntarios, tenemos abierto el Museo de los Faroles hasta el 1 de agosto. Aunque para que se pueda visitar el mayor número de días, la preparación de los actos nos obliga a hacerla en tres días, cuando antes se hacía en 15.
¿Qué tal van, por cierto, las visitas del Museo de los Faroles?
-Ha sido visitado por 29.000 personas en 2018 y este año llevamos ya un incremento de un 20%, con lo cual estamos pensando en que vamos a superar los 30.000. También hay que pensar que los gasteiztarras son en este momento 6.000 y queremos, por lo menos este año, que lleguen a los 10.000. Los meses más fuertes son desde mayo y cada vez hay un turismo religioso mayor. Notamos mucho los vuelos de Sevilla, de Ryanair, y los autobuses que nos vienen de Madrid los viernes.
¿De todos estos actos que se avecinas, cuál es el más importante para usted?
-Personalmente, el que más me emociona es el Rosario de la Aurora del día 5, porque va a ir una imagen de la Virgen Blanca Peregrina, que es la que tuve la oportunidad de conocer con 7 años, cuando fue por todos los colegios de la ciudad, para anunciar que el 17 de octubre de 1954 se iba a coronar a la imagen de la Virgen Blanca. Ese himno que aprendí, con música de don Luis Aramburu y letra de Venancio del Val, también lo recuerdo con mucho cariño. Lo que siempre digo es que vamos tres culturas a su procesión: los que después del Rosario de los Faroles se han ido a casa, los que después de la procesión nos hemos ido a dar un garbeo y vamos a dormir a una hora prudente, a eso de las 2.00 horas para poder levantarnos a las 6.00 horas, y los que no han ido a dormir y van a participar con cariño en el Rosario de la Aurora. Por eso, me emociona que haya un pueblo detrás rezando a las siete de las mañana, aunque también es muy espectacular el Rosario de los Faroles, de la víspera, cuando vamos 366 cofrades portando esos faroles.
¿Es la procesión del Rosario de los Faroles el acto más exigente a la hora de prepararlo?
-Puede ser, por su volumen de participantes, con 350-360 personas, y en este momento tenemos más de 50 suplentes. Queremos animar a todos los cofrades que quieran participar a que se acerquen al Museo de los Faroles para poder estar, por lo menos, aunque no puedan participar este año. Esta procesión también es complicada por el hecho de que ninguno de los faroles se rompa. Por eso pedimos calma cuando estos se entreguen porque, lógicamente, todos queremos ir a cenar rápidamente cuando acaba, a eso de las 23.15 horas.
Precisamente, el Rosario de los Faroles el año que viene está de aniversario, por sus 125 años.
-Efectivamente, en un año tan bonito como 2020 vamos a celebrar los 125 años. Ahora estamos en la cocina trabajando para preparar bastantes eventos por ello.
¿Qué tipo de eventos serán?
-Por ejemplo, queremos hacer una exposición fotográfica especial de toda la historia de la Cofradía porque la nuestra creo que es la única que puede decir que desde el 16 de junio de 1613 a la actualidad tiene documentación escrita de que no ha tenido parones en el tiempo. También queremos hacer una publicación especial y un encuentro de Rosario de Faroles de toda España y de maestros vidrieros o artesanos.
¿Y todo eso en qué mes sería?
-En 2020, pero intentaríamos centrarlo en octubre, porque es el mes del rosario y el día 17 lo declaramos Día de la Cofradía.
¿Con qué elementos nuevos nos vamos a encontrar este año en el Rosario de los Faroles?
-Con los dos ciriales (en la foto más grande) que se han recuperado y que nos los ha donado la Parroquia de San Miguel. Estaban en muy mal estado. La Cofradía de la Virgen Blanca lo que ha hecho ha sido restaurarlos y darles ese sentido devocional que en su momento tuvo porque estos ciriales salían con la cruz que abre la procesión y este año los recuperamos después de muchísimos años. Una de las cosas más bonitas que esta consiguiendo esta Cofradía, como equipo que somos, es ser un referente patrimonial de elementos de la Virgen Blanca. Después, lo que queremos hacer, si es que llegamos a tiempo, aunque no tenemos ningún interés en correr, es el de tener listos los diez nuevos faroles luminosos, pero hay que esperar a ver si los tenemos preparados porque nos faltan detalles de la vidriera que está haciendo Mikel Délica. Uno, por lo menos, sí que lo podríamos procesionar, pero realmente el año 2020 es el que queremos que sea el más luminoso todavía.
Por esta recuperación de patrimonio que hace la Cofradía habéis optado al premio Hispania Nostra.
-Sí, aunque se lo han dado al final a los artesanos españoles, que tienen una página web con 500 personas y la verdad es que ha sido una oportunidad de darnos a conocer. Esto viene porque Hispania Nostra, cuando vino a la ciudad por un congreso y conoció el Museo de los Faroles, se quedó sorprendida por el valor tan importante de restauración y de dinamización económica que hace.
¿Se ha fijado ya en la previsión del tiempo para el 4 de agosto?
-No, lo único que pido al tiempo es que si tiene que llover, que lo haga, pero con ganas porque lo peor que nos puede pasar es el sirimiri porque la humedad mata a la colección del Rosario de los Faroles, por eso en el museo tenemos esa climatización especial y hace dos años optamos por no salir porque empezó a llover a las 22.00 horas y la previsión era que iba a seguir haciéndolo.
Existe la tarta de la Virgen Blanca y la de San Prudencio, pero teniendo en cuenta que usted también es amigo de San Prudencio, ¿con cuál de las dos se queda?
- A mí, personalmente, me gusta más en verano la de Virgen Blanca, porque me parece más veraniega, más refrescante, pero la de San Prudencio también está riquísima. Te podría hablar de todo lo que hace Luis López de Sosoaga y la verdad es que es una gozada y tengo la suerte de ser su catador oficial (risas). Este mismo martes, vamos a presentar los Suspiros de la Virgen Blanca. Es un kotxotxo pequeñito, pero relleno de distintas variedades. Yo las he probado de miel, frambuesa y chocolate.