Cientos de personas, alrededor de 1.200 según estimaciones de los organizadores, dieron ayer buena cuenta de los 130 kilos de caracoles que se guisaron en la plaza de San Bizente de Oion, en las fiestas de San Prudencio.

La jornada dominical del patrón alavés comenzó a las once de la mañana con una kalejira de gigantes y cabezudos desde la calle Fueros y por la avenida de Navarra, Paseo Río Grande, Felipe IV, avenida Diputación, calle Tras la Iglesia, plaza de San Bizente y Plaza Mayor.

Una vez allí, el grupo de danzas Irule ofreció una actuación que terminó con un gran txulalai en el que participaron las danzadoras y numeroso público para dar paso a la degustación de la caracolada que estuvo amenizada por los mariachis de Chuchi Ibañez.

Los preparativos de esta caracolada, la número 38 desde que se iniciara esta tradición, habían comenzado a las 10.30 horas con el encendido de la gran hoguera que debía alimentar la necesaria temperatura de la cacerola.

Como es tradicional, allí estuvieron presentes, trabajando con sus mandiles y gorros, los cocineros, algunos de ellos creadores de la tradición y otros representando a las tres peñas que hace casi 40 años iniciaron esta degustación.

Entre ellos estaba Antonio Korres quien contaba que “este año vamos a utilizar 30 kilos más de caracoles (130 en total), dado que es domingo, festivo y vendrá mucha más gente de lo normal”. Pero no era la única novedad, destacaba Korres, ya que “todos los años, hasta esta fecha, 37 en total, se han estado utilizando caracoles que se compraban vivos, los cocíamos nosotros previamente, antes del día de San Prudencio, y se echaban a la sartén aquí en la plaza. Este año los hemos comprado cocidos y estamos a la espera de ver si van a salir como todos los años o mejor o peor. De lo que pase, añadía, tomaremos la decisión de volver al sistema anterior o quedarnos con lo nuevo”.

Finalmente se vio que el resultado fue bueno, por lo que será una renovación para las siguientes Caracoladas. Lo que no hizo falta renovar es la colaboración entre aquellas peñas que lo iniciaron, “grupos de amigos más que peñas, comentaba Korres, vinculados a una ideología política”. Aquel grupo era Herri Batasuna y la idea partió de sus componentes oioneses al ver que la celebración de San Prudencio era muy pobre por entonces. “Intentamos hacer un revulsivo y vimos que los caracoles era algo muy de aquí y nos pareció muy bien para reidindicar la fiesta en Oion”.

Tras la caracolada se incorporó la tamborrada, en la que también participa mucha gente en la víspera, organizada por la ikastola San Bizente de Oion.

Sobre las dos y media de la tarde se inició el reparto de las raciones, una por persona según se recordaba insistentemente, quienes por el precio de un euro se llevaban la ración de caracoles con su chorizo, jamón y salsa, pan, cubierto y vaso de vino. Ese dinero, finalmente, se destinará a una organización benéfica que se anunciará en los próximos días.

No fue la única degustación de la jornada, ya que para cerrar el fin de semana a las ocho de la tarde se repartió un revuelto de champiñones, preparado por el colectivo Marraskilo Negartiak Kluba, en la misma plaza de San Bizente. Una disco móvil y el toro de fuego pusieron término a las fiestas, aunque este año se ha dejado un pequeño apéndice para el domingo 5: un concierto de la Coral Prudentzio Egunsentia en la iglesia Santa María de la Asunción, a la una de la tarde.