ciento veintinueve años no se cumplen todos los días, y si encima acompaña el tiempo no hay excusa que valga para no salir a la calle a cumplir con la tradición. Así pasó ayer en Llodio, donde la tregua que otorgó la lluvia dando paso al sol animó a cientos de vecinos y visitantes a acercarse hasta el espacio comprendido por la Herriko Plaza, la zona de Aldaikoerreka y el parking anexo al antiguo centro municipal de FP a disfrutar de la feria ganadera del Viernes de Dolores que, una vez más, había preparado con esmero la asociación Aberedunak.

“La gente ha vuelto a responder invadiendo todos los rincones, así que estamos muy contentos. Eso sí, cuesta mucho organizar esta cita y se agradecería un poco más de apoyo o interés municipal, en el sentido de adelantarnos la subvención o similar, porque hemos tenido que poner de nuestro bolsillo el pago de seguros y veterinarios. Menos mal que los ganaderos sí nos han dado una tregua y no les importa que les abonemos más adelante las dietas por el transporte de los animales que nos han traído. Lo mejor de lo mejor de sus cabañas, por cierto”, explicó el presidente de Aberedunak, Justo Urquijo.

En concreto, la feria contó con un centenar de ejemplares entre ovino y caprino, de las razas autóctonas latxa y azpigorri; sesenta caballos de carne y montura, entre los que escasearon los sementales “por seguridad, que estamos en época de cubrición de las yeguas y se ponen muy nerviosos”, explicaron varios ganaderos, así como con diez parejas de bueyes con su impresionante cornamenta y una docena de burros que, sobre todo, causaron furor entre los más pequeños “porque nos dejan peinarlos y cepillarlos”, indicaron algunas niñas.

A ellos se les sumó el ya tradicional corral de aves exóticas llegado desde Tuesta y la no menos importante área de vacuno con en torno a 60 cabezas de vacuno, de razas tan dispares como la limusina, charolesa, mixta, pirenaica y casina. Una raza asturiana y protegida esta última que -según explicó su propietario, el joven ganadero de la localidad ayalesa de Olabezar Asier Bolívar- “es muy parecida a nuestra terreña, en cuanto a rusticidad y que se adapta muy bien al monte, pero son más longevas y nobles. De hecho, en Asturias las valoran desde antiguo porque son buenas tanto para el trabajo en el campo, como para producción de carne y leche, con la que hacen un apreciado queso. Yo en ello ando, tengo unos treinta ejemplares y me animó a criarla mi tío que es veterinario en Asturias”, explicó Bolívar que, con tan solo treinta años se dedica desde hace diez a la ganadería, después de haber tenido que abandonar el ciclismo profesional por una lesión.

“Ahora ésta es mi vida. De hecho, me he propuesto ser autosuficiente, ir aprendiendo todos los oficios del caserío y mantener lo de antes. También tengo caballos, cerdos, ovejas, abejas, huerta, quesería y concurso en campeonatos de perro pastor”, enumeró a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, dejando claro que, al menos en lo concerniente al Valle de Ayala la ganadería tiene con él el relevo asegurado.

Con todo, las vacas casinas no fueron las únicas protagonistas exóticas de la cita, ya que el apartado caprino también contó con sus invitadas foráneas. Por un lado, un lote de gingertanas sicilianas que fue acercado por Miguel Ángel García de Sodupe, muy conocido en Llodio por su trabajo en el matadero municipal y, por otro, otro de boer sudafricanas de orejas caídas, criadas en Okondo y propiedad de Roberto Urkijo, de Llodio, quien explicó que “son muy duras y se acoplan bien a nuestro terreno, sus sementales son muy nobles, y sus madres auténticas criadoras. Hasta cinco crías nos han llegado a dar en un parto, y su carne es exquisita, de mucha grasa”.

Por allí también se encontraban un sinfín de ganaderos y ganaderas de toda la comarca del Alto Nervión y el Valle de Ayala, tan tradicionales como el propio evento, tales como Fidel Alonso, de Llodio, o Joseba Ibarrola, de Saratxo (Amurrio), que volvió a acudir a la cita con enormes ejemplares de su rebaño de vacas charolesas. Otro que no faltó fue Alfredo Orio con su ya habitual exhibición de herraje a caballos. “Es un profesional de ello, tanto para bueyes que se destinan a pruebas de arrastre, como para caballos que van a pasear por carretera. Lleva colaborando con nuestra feria más de una década”, explicaron desde Aberedunak.

El broche de oro a la jornada lo puso la Coral Santa Lucía, con un concierto en la parroquia de San Pedro de Lamuza, al que hoy le tomará el relevo, en el mismo templo pero a las 21.00 horas, la coral Andere.