Vitoria - La víctima de una presunta agresión sexual en Vitoria aseguró ayer que el acusado la inmovilizó y la penetró analmente en varias ocasiones, a pesar de que ella se negó y le pidió que parara, y describió que se sintió como una “marioneta”. Su relato contrasta con la versión que ha dado en el juicio celebrado en la Audiencia Provincia de Álava el acusado, quien reconoce haber mantenido relaciones consentidas vía vaginal con la joven, pero niega haberla penetrado analmente.
Los hechos que se han juzgado se remontan a la madrugada del 19 de febrero de 2017 y ocurrieron en los baños de una discoteca de la capital alavesa. Según el escrito de la Fiscalía, que pide 9 años de cárcel para el acusado, ambos mantuvieron relaciones consentidas por vía vaginal, pero en un momento determinado, el joven agarró de los brazos fuertemente a la mujer, la aprisionó contra la pared del baño impidiendo que se moviera para, a continuación, penetrarla por vía anal hasta en cuatro ocasiones.
El fiscal ha mantenido que la mujer mostró resistencia y que incluso exteriorizó su negativa a tener ese tipo de relaciones sexuales, algo que corroboró durante su declaración en la vista ella, quien reconoció que conocía al acusado porque trabajaba de camarero en un bar al que esa noche acudió antes de ir a la discoteca.
La joven, que declaró separada por un biombo de su presunto agresor, explicó que este le sirvió varios chupitos y que después no recuerda nada de lo que pasó hasta verse con él de nuevo en la discoteca, por lo que dijo que cree que le echó algo en la bebida. Narró que, una vez dentro del baño, y sin previo aviso, el joven la penetró analmente, le agarró fuertemente y no se podía mover. “Le decía que parase, pero él no paró”, aseguró al tiempo que manifestó que se sintió “sometida”.
La joven reconoce que había bebido y que, a pesar de que en su sangre también se localizaron restos de drogas -así lo han confirmado los informes toxicológicos- no fue consciente de haberlas ingerido. El acusado afirmó, sin embargo, que nunca la penetró analmente sino que durante las relaciones sexuales vaginales consentidas notó en un momento que el pene “no estaba en su sitio”, ella se quejó, él pidió perdón y paró, y que no hubo violencia.
Los policías locales que atendieron a la joven tras el suceso describieron, por su parte, que estaba “muy embriagada”, pero que desde el primer momento mantuvo que le habían penetrado analmente y que tenía mucho dolor. De hecho, fue trasladada al hospital donde se le localizaron lesiones en la zona anal compatibles con una agresión de este tipo. Una perito testificó que no puede confirmar si hubo o no penetración, pero opina que el contacto tuvo que ser de cierta intensidad. - Efe / Foto: DNA