detrás de cada producto, de cada regalo que compramos por Navidad, hay una historia. Las que se esconden tras cada uno de los artículos que se ofrecen en la tienda de Comercio Justo que Medicus Mundi gestiona en Vitoria, hablan de trabajo en comunidad, de solidaridad y de la promesa de un futuro mejor. En estas fechas, los gasteiztarras invierten buena parte de su tiempo en seleccionar los regalos más adecuados y muchos de ellos acuden al establecimiento de la calle Pio XII donde, además de tener la certeza de que su compra implicará una relación justa con el productor, saben que contará con la garantía de que los objetos que adquieran contarán con cierta exclusividad al no producirse en masa. Si bien las estrellas de los estantes son, cómo no, el café y el chocolate, el local encierra un pequeño universo de maravillas que abarca desde pequeñas petacas de licor hasta auténticas máscaras rituales africanas, pasando por ropa, libros, artículos de menaje del hogar y algo realmente adecuado de cara a las inminentes fiestas: cestas multiproducto.

Itxaso Sánchez se mueve como pez en el agua por el local, mostrando a la clientela el extenso catálogo. Hay de todo y para todos. Explica que para la campaña de Navidad, el espacio físico de la tienda casi se duplica. La pared que acota longitudinalmente el recinto durante el resto del año para ocultar el almacén, desaparece estos días para acoger más género y visitantes. Incluso se emplea para acoger actividades, como el reciente taller de serigrafía.

“La gente busca regalos originales, diferentes, y los encuentra en este tipo de tiendas. En Vitoria hay varias, no sólo de ONGs, en las que encuentras alternativas. De esta forma no sólo regalas algo diferente, sino que además estás regalando algo que hace justicia y que respeta los derechos de las personas que lo producen”, explica Itxaso.

La oferta de lo justo es amplia. “Hace poco estuvimos en Bio Araba y llevamos un poco de todo, pero lo que más se vendía era el café y el chocolate”, detalla la responsable del establecimiento en alusión a los productos que destacan por su tirón comercial. Entre las distintas variedades de café disponibles, alude en concreto a la marca Tierra Madre. “Lo producen sobre todo mujeres campesinas, que curiosamente son las que menos acceso tienen a la propiedad de la tierra. El dinero que se obtiene con la venta de ese café se dedica a hacer posible que esas mujeres accedan a la tenencia de la tierra”, relata.

Pero la Navidad suena, sobre todo, a juguetes. Y la tienda los ofrece en abundancia. Eso sí, nada de artilugios electrónicos, baterías o pantallas iluminadas. “Tenemos juegos cooperativos con los que. además de jugar, aprendes. Hablamos, por ejemplo, de Los Tesoros de África, un juego de mesa tipo oca en el que se trabajan aspectos como el comercio, el contrabando, las cooperativas... Transmite valores. También hay muñecas artesanales de África, peluches...”, repasa.

Otro artículo con historia es la bolsa de plástico reciclado de Burkina Faso. “La mujer que preside la asociación que lleva la producción de esas bolsas tenía cabras, y las cabras morían al tragar el plástico que encontraban desperdigado por el campo. Empezaron a recolectar las bolsas, a limpiarlas, colorearlas y a hacer tiras con ellas. Luego usaron esas tiras para elaborar sus propias bolsas. Por un lado hacen frente al problema de la contaminación y por otro obtienen ingresos para las mujeres que las fabrican”, expone. De hecho, el éxito de las bolsas ha dado paso a una mayor variedad de artículos y ahora producen también estuches y mochilas, entre otros productos.

La línea de cosmética bio también tiene éxito. “Hablamos de productos verdaderamente naturales, que no causan problemas en la piel. Este año hemos impartido talleres para enseñar a hacerlas y que la gente pueda elaborarlas en su casa”, apunta. Además están las agendas, los productos para el hogar, la ropa... “tenemos artículos de 35 países de Asia, África y América”, resume.

Quienes busquen algo realmente auténtico pueden encontrar instrumentos musicales, como tambores tibetanos o un didgeridoo, transportados hasta Gasteiz expresamente desde sus lugares de origen. “No son réplicas, son originales, y no resulta sencillo encontrar eso en Vitoria”, asegura Itxaso.

Los precios resultan tan razonables como el fin al que se destina el dinero. Un paquete de café de calidad contrastada va desde los 2,5 hasta los 6 euros, las bolsas recicladas de Burkina Faso salen por unos 20 euros, el didgeridoo por 35...

A la docena de voluntarios que normalmente se ocupa de mantener abierta la persiana se suman estos días media docena más de personas que refuerzan los turnos para atender a los clientes. La tienda permanece abierta de 10.00 a 14.30 horas y de 17.00 a 20.00 horas. También recibirán otro espaldarazo desde Internet, ya que desde este mismo fin de semana está operativa la página web de la tienda, que atenderá a Vitoria y a toda Álava. “Los artículos se pueden enviar a una dirección, que en el caso de Vitoria lo hacemos con Bizi-Bizi, o se pueden reservar para recoger más tarde en la tienda”.

El dinero que se obtiene en la tienda se entrega directamente a las cooperativas, que lo distribuyen entre los productores en forma de sueldos. Dichas cooperativas, que deben superar una certificación para adherirse al circuito, garantizan que se respetan los derechos laborales de los trabajadores y que todas sus condiciones son justas. También se emplea en obtener beneficios para la comunidad, tanto en Educación como en Sanidad o como en el caso del café, para la compra de tierra.

actitud solidaria Llegados a la antesala de la Navidad, muchos ciudadanos muestran su lado más solidario. En el caso de Eider, quien reconoce que deja las compras para última hora, explica que dona sus peluches a la Cruz Roja, para que puedan ser disfrutados por otras personas. También aporta su grano de arena colaborando con la asociación protectora de animales Apasos y participa en las campañas de recogida que organiza por estas fechas el Banco de Alimentos.

Jesús Legarda, por su parte, pertenece a la asociación Protección de la Infancia contra el Abuso, PICA, un motoclub que recoge juguetes en Navidad para repartirlos entre los niños necesitados. También colabora con la firma de cosméticos Mary Kay, que dona parte de sus ingresos a Integra, un programa de ayuda a mujeres maltratadas.

Mertxe, por su parte, se ocupa de la Asociación de Yoga Ayam, entidad sin ánimo de lucro que trabaja con grupos de mayores residentes en pisos tutelados de la? Fundación Laboral San Prudencio; con la asociación alavesa de personas con baja visión ?Itxaropena; con? la asociación de enfermos de Crohn y colitis ulcerosa ACCU-Álava; con la Asociación de patologías linfáticas Adelprise; y con personas en proceso de cáncer y personal sanitario del Hospital de Txagorrixu, en colaboración con la Asociación Española Contra el Cáncer.?

David explica que a la hora de hacer sus compras navideñas acude al pequeño comercio vitoriano en la medida de lo posible. En estas fechas acostumbra a participar en carreras solidarias y también colabora dona comida en la campaña de recogida del Banco de Alimentos.