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Zape se despide con la sonrisa en los labios

El popular humorista vitoriano y Celedón de Oro Ramón Jiménez falleció ayer en Gasteiz a los 94 años de edad

Zape se despide con la sonrisa en los labios

nació en Vitoria el 23 de agosto de 1924 y falleció en la madrugada de ayer, a los 94 años de edad, en la residencia Txagorritxu de su querida ciudad natal. Se llamaba Ramón Jiménez Martínez, pero todo el mundo en Gasteiz le conocía como Zape, y durante casi toda su vida se dedicó a hacer que las sonrisas brotaran a su paso. Aunque trabajó durante 45 años en el Banco de Vitoria, los alaveses conocieron fundamentalmente su faceta como humorista, que le granjeó grandes éxitos y reconocimientos públicos. En 1965 fue nombrado Celedón de Oro y medio siglo más tarde, en 2015, el Ayuntamiento de Vitoria le rindió un sentido homenaje por ser el vitoriano vivo en ostentar este galardón durante hace más tiempo.

Tal y como recordaba ayer su hijo Ramón Jiménez Fraile desde la tribuna digital de los Celedones de Oro, Zape alcanzó el punto culminante de su carrera en los años 1958 y 1960, cuando se convirtió en el humorista oficial de la Vuelta Ciclista a España. Artista polifacético, se prodigó como caricato, payaso y casero vasco, encarnando el papel de Ramontxu. Dotado de un inusual talento parra la improvisación, tuvo que soslayar en numerosas ocasiones la censura del franquismo. Aunque se le exigía que presentara por adelantado el contenido de sus números, lo que finalmente acababa ofreciendo sobre el escenario constituía toda una sorpresa, lo cual le acarreó la apertura de diversos expedientes, la imposición de multas y el veto del Ministerio de la Gobernación a la concesión de la Medalla de Beneficencia.

En Álava se hizo célebre por sus intervenciones desinteresadas y sus actuaciones benéficas en hospitales, sanatorios, hospicios y cárceles.

Zape, el personaje del payaso tonto, nació de su imaginación a finales de los años 40. Formó tándem artístico por primera vez con Zipi, el payaso listo, en Santa Cruz de Campezo con motivo del Día de la Alegría organizado por la Juventud de Acción Católica. Según rememoraba Jiménez Fraile, fue Zipi, su amigo Jesús Ugarte Barrio, quien gestó el nombre artístico de la pareja al vaticinar que con su actuación iban a montar “un zipizape de miedo”.

Entre sus numerosos hitos, su hijo rescataba uno de 1958, cuando Zape se presentó al concurso Cabalgata de La Fama, que se celebraba en Eibar. “Ocasionó tanto revuelo que fue invitado a presentar las galas durante los dos meses siguientes. Recibió el primer premio, patrocinado por La Bicicleta Eibarresa, de manos de los ases del manillar de la época : Jesús Loroño, Bernardo Ruiz y Federico Bahamontes”.

Jiménez Fraile explicó que los organizadores de La Vuelta, los circos Price, Italia y el Crown de Alemania, en los que actuó esporádicamente, o artistas como el tanguista Carlos Acuña con el que compartió giras, le tentaron a dedicarse por entero al espectáculo. “Incluso obtuvo el preceptivo carnet profesional de artista mediante una prueba ante jurado realizada en un salón de actos en San Sebastián, y fue nombrado presidente provincial del gremio de artistas de teatro, circo y variedades. Pero nunca renunció a su condición de empleado de banca que le permitía subirse a la inagotable noria local de actuaciones benéficas y de festejos auspiciados por sociedades gastronómicas, peñas, gremios, entidades y colegios, en especial el de los Corazonistas en el que de joven llevó a cabo estudios de Comercio”, repasó.

Polifacético. Como artista, fue caricato, payaso y encarnó a Ramontxu, un casero vasco que le dio fama. Además, fue empleado de banca durante 45 años y nunca renunció a este trabajo.