Amurrio - Corría el mes de septiembre de 1962 cuando un artículo publicado en la revista Nuevo Amurrio, bajo el título de ¿A dónde vamos? A la montaña, firmado por Alberto Luengas Otaola, que entonces contaba con 36 años de edad, daba el pistoletazo de salida a la formación del grupo de montaña Mendiko Lagunak de Amurrio, con la pretensión de atraer a la “juventud actual, muy enfrascada en los bares, tabernas y bailes” a la práctica del montañismo y al reencuentro con la naturaleza. “Lo de ponerle nombre en euskara también estuvo reñido, la votación fue de siete contra seis. ¡Eran otros tiempos!, y ocurrió el 13 de octubre de 1962”, explica, revisando el libro de actas, el que ese mismo día fue nombrado “por unanimidad” primer presidente de la asociación mendizale amurrioarra, acompañado de Ángel Murga Salabarria, a la vicepresidencia; Francisco Pérez Guerra, como secretario; Antón Pinedo, como vicesecretario; y José Luis Uribe, como tesorero, más otros seis vocales. “Pero esa es otra historia, hoy hemos venido aquí a recordar lo que costó construir el refugio Goizale, en el término ayalés de San Isuso, en Sierra Salvada”, destaca.
Y es que hoy lunes se cumplen nada menos que 50 años de su inauguración, tras cinco largos años de una construcción, que recuerda supuso “gran esfuerzo y una dedicación de titanes”. De hecho, lo primero que tuvieron que lograr fue el permiso del vecino Ayuntamiento de Ayala para poder llevar a cabo las obras. Algo que, en base al libro de registro de las mismas, ocurrió a las 12.00 horas del 11 de agosto de 1963 cuando el entonces concejal de Cultura ayalés, José Menoyo Retes, designa el lugar del término de San Isuso, que previamente habían elegido los de Amurrio, para levantar el edificio. “No cabíamos en sí de gozo y, el 11 de septiembre de aquel mismo año, Félix Eguía, Eduardo Pérez y yo mismo nos encaminamos hacia Sierra Salvada para marcar el terreno, a los pies del Tologorri”, recuerda.
La colocación de la primera piedra llegó “un cálido y soleado” domingo 20 de octubre de 1963, entre gran expectación. “Llegaron al lugar del futuro refugio, entre las ocho y las diez de la mañana y andando desde Amurrio, unas trece personas para esperar la llegada del camión con los materiales. Era un GMC, lo conducía Segundo Gorbea, y llegó con tres metros cúbicos de arena y cinco sacos de cemento, aunque tuvo que realizar tres viajes para traer las piedras a la obra”, detalla.
Caminatas y viajes No fueron más que las primeras de muchas caminatas y viajes, en las que vecinos de Amurrio emplearon sábados, días de fiesta y hasta vacaciones para acudir andando, “por Etxegoien, Lendoño de Arriba, Senda Negra y La Ponata”, hasta el lugar de las obras para echar una mano en lo que fuera.
Lo de negociar con proveedores y transportistas fue otra lucha no menos titánica, pues el refugio se insistió en realizar a crédito de dos años, con lo que ello supone en retrasos de pagos, pero la confianza en los albañiles logró cerrar los muchos acuerdos. “Si eres como tu padre Vicente, no dudo que me pagaréis, recuerdo que me dijo el dueño del GMC”, señala Luengas. Así fue como, tras varias negativas y mucho insistir, el almacén de materiales Alejandro Arregui de Amurrio accedió a proporcionar el cemento; canteras Vitorica de Areta, la piedra; Talleres Colsa, los materiales férricos para ventanas, rejas y barandillas; Carpintería Cuadra, la madera para las parihuelas con las que se transportó la piedra al entorno de la obra; o la empresa JEZ de Llodio, los carriles, por citar alguno.
“Jamás olvidaré el verano de 1964, pues mi hermano Andrés y yo dedicamos nuestras vacaciones de agosto a avanzar la obra, hasta que el día 29 logramos terminar las cuatro paredes, las ventanas y sus correspondientes verjas y pudimos pernoctar en el interior del refugio”, precisa Luengas. El domingo 13 de septiembre se llevaron toda una sorpresa, pues fueron 27 personas las que se acercaron a ayudar. “Si no es por tu hermano Andrés, este refugio no se hubiera acabado nunca”, recuerda Luengas que le reconoció Javier Isla Landazuri, miembro de la Junta Directiva.
Remate final No en vano, aquel otoño “de lluvias suaves” los colaboradores, cada vez en mayor número, ya pudieron dedicarse al relleno de piedras del interior del refugio y lo celebraron con una misa, el 18 de octubre de 1964, que fue oficiada por el párroco de Amurrio, Francisco Garmendia, y un posterior almuerzo. Con todo, los interiores y últimos remates se prolongaron aún otros cuatro años más hasta que, por fin, el domingo del Rosario de 1968 (1 de octubre de hace hoy 50 años) llevaron a cabo la ceremonia de apertura del refugio Goizale. “Costó muchos esfuerzos pero lo logramos. La inauguración contó con gran afluencia de montañeros y aficionados, principalmente del Club Alpino Goikogane de Laudio, que llenaron los aledaños del refugio para la celebración de la fiesta”, rememora Luengas, que tampoco olvida que, en esta ocasión, fue el sacerdote amurrioarra José Luis Llanos, quien ofició la ceremonia.
El refugio Goizale -con capacidad para pernoctar 18 personas, más baño, cocina y ducha- sigue, desde entonces, siendo la sede de montaña de Mendiko Lagunak, cuya actual junta directiva ha organizado una serie de actividades para celebrar la efeméride. En concreto, este sábado 6 de octubre habrá una salida nocturna al refugio, que partirá del centro urbano de Amurrio a las 19.00 horas, de cara a celebrar en su interior una cena popular y una velada musical que han bautizado con el nombre de “noche de estrellas”.
Al día siguiente, domingo, a las nueve de la mañana se realizará otra salida en grupo por Lendoño de Arriba hasta el mismo refugio donde, a partir de las 11.00 horas, tendrá lugar un almuerzo con setas de temporada, se reinaugurará el edificio y se tomará una foto de grupo para el recuerdo. Asimismo, a las 14.00 horas, habrá un almuerzo popular al precio de 3 euros, para el que es necesario inscribirse de forma previa en la sede de Mendiko Lagunak de la calle Jose Pikaza. La conmemoración de este 50 aniversario culminará, en torno a las 16.00 horas, con un campeonato de mus y rana.
Desde Mendiko Lagunak han hecho extensiva la participación en estos actos “a todo el pueblo de Amurrio y a la familia mendizale del eskualde en general”, con un especial llamamiento a “todas aquellas personas que a lo largo de estos 50 años han contribuido en el proyecto de Mendiko y, especialmente en la creación y conservación de este refugio”, apostillan.