salinas de añana - Salinas de Añana vivió ayer la Fiesta del Entroje, el acto de recogida de la sal convertido en la actualidad en una representación fiel a como se hacía antaño, que sirve para hacer perdurable en el tiempo los valores y tradiciones de los salineros alaveses. Se trata de un esfuerzo de colaboración entre la Comunidad de Caballeros Herederos de las Reales Salinas de Añana- Gatzagak, organizadores del evento, la Fundación Valle Salado y el Ayuntamiento de la localidad.
El presidente de la Comunidad de Caballeros, Valentín Angulo, contaba que “representamos el trabajo más desagradable que se realizaba, pero que tenía su recompensa. La compensación que recibía el salinero el domingo, tras la misa mayor, después de haber estado toda la semana haciendo el traslado de la sal, trabajo al que llamamos el entrojar”. Añade que esa palabra procede de una antigua denominación: el troj, que era el sitio donde antiguamente se llevaban los granos o semillas de la siembra.
“Como desde la Desamortización, en 1860, los salineros empezaron a guardar su propia producción y al preguntarse dónde la llevaban, se comenzó a usar el término troj y de ahí viene la expresión lo llevo a en-trojar”, explicaba.
Antes de la Desamortización la historia de las salinas es profusa en propietarios de tribus, ejércitos romanos, árabes, reyes medievales? Pero tras quedar en manos de los vecinos se comenzó a regentar por la orden administrativa de la Comunidad de Caballeros Herederos de las Reales Salinas de Añana. Dentro de esa entidad siempre “estaban los elegidos, los hombres buenos, los hombres ecuánimes tanto en cuanto a la medición de la sal como al comportamiento dentro del Valle”. En la actualidad, el valle tiene otras directrices, depende de la Fundación, pero “nombramos caballeros a personas en agradecimiento y para que queden vinculados al valle Salado”. Por esa razón este año se decidió nombrar a una persona que procede de Salinas por parte de madre, como es el profesor del Basque Culinary Center Ángel Fernández de Retana. Por circunstancias, como casi todos los salineros, tuvieron que emigrar para buscarse la vida, pero siguen muy vinculados a Salinas.
Por su parte, el gerente de la Fundación Valle Salado, Andoni Erkiaga, también destacaba que la fiesta es muy importante para la institución. “Entre mayo y septiembre producimos sal. Esa sal la vamos almacenando en los terrazos, que son los almacenes interiores del Valle Salado, y cuando empieza a declinar la temporada celebramos esta fiesta del Entroje, que es el momento de llevar la sal desde los almacenes interiores a los exteriores. En esta fiesta lo que hacemos es recrear ese transporte, que en su tiempo era muy penoso. Se pagaba a la gente por lo que transportaba y algunos llegaban a realizar animaladas, como cargar sacos con 80 kilos de peso, tanto hombres como mujeres”.
Transportar la sal al almacén exterior representaba el final de la campaña. Por ello, Erkiaga contaba que aunque quedan meses para que finalice el año, este 2018 ha sido muy denso y rico en acontecimientos para la Fundación. “Hemos cerrado la segunda fase del itinerario medioambiental y llevado a las salinas altas, a la plaza de toros, desde donde se obtiene una visión impresionante de todo el Valle. También hemos seguido con el Plan Director y hemos unido los parajes de Santa Engracia con las Coloradas. Toda la estructura de Las Socarreñas ya la tenemos terminada. También hemos seguido desarrollando la realidad virtual para que los visitantes puedan conocer los 7.000 años de historia de las Salinas en unos minutos, Y también hemos tenido tiempo para presentar un producto nuevo, la sal fina de Añana, que en breve estará en los supermercados”.
investidura La Fiesta del Entroje en sí, comenzó con el bando de la Comunidad, proclamado desde la estatua de la Salinera, frente al Centro Social de Añana, y la degustación del Albillo, un moscatel con galletas que se ha convertido en la bebida oficial de esta celebración. Posteriormente, conducidos por los gaiteros y tamborileros, que como curiosidad estaban guiados por el alcalde, Juan Carlos Medina, se marchó desde la plaza hasta la explanada de las salinas donde se encuentran las gradas. Allí, el presidente de la Comunidad de Caballeros recordó la tradición de la recogida de la sal y procedió a investir como Caballero a Ángel Fernández de Retana, bajo la emocionada mirada de su madre, Encarni, que estaba entre el público. El nuevo patrono recibió la capa blanca que lo identifica, la makila, el certificado que lo nombra y otros atributos. Además, se le ofreció un aurresku danzado por el grupo de Salinas.
Tras sus palabras de agradecimiento y de la intervención de la Diputada de Euskera, Cultura y Deporte, Igone Martínez de Luna, las tandas, los grupos de personas que debían recoger la sal en los almacenes interiores, fueron a por ella a través de distintos caminos y terminaron confluyendo en la explanada, donde cantaron varias canciones tradicionales relacionadas con su trabajo en ese territorio. Desde allí se regresó a la plaza, a los almacenes exteriores, donde dejaron los sacos con la sal y donde el grupo de danzas realizó una exhibición de su rico repertorio.