Vitoria - Esther, titular de la panadería San Prudencio Txiki de la calle Cuchillería, siente que el Ayuntamiento de Vitoria la ha tratado de forma muy injusta. El pasado 28 de mayo, a las 23.30 horas, una patrulla de la Policía Local que realizaba una patrulla por el Casco Viejo pasó frente a la puerta de su establecimiento y vio una bolsa de basura. Automáticamente, los agentes interpretaron que los residuos eran suyos y le impusieron una multa. Ella sabe a ciencia cierta que la bolsa no es suya, ya que cada mañana, poco después de que abra el local a primera hora, los encargados del servicio municipal de limpieza pasan por su puerta y ella les entrega en mano los cartones y los residuos. Lo hace de esta manera para evitar que el viento se los lleve volando o que se muevan del punto de recogida por cualquier otro motivo, ya que muchas de las cajas no caben en los buzones de recogida neumática y no queda más remedio que dejarlas en el suelo. Explica que cada jornada, nada más levantar la persiana, sale a la calle y friega el tramo de la acera que se abre frente a la panadería “para que esté bonito”, y que cuando los turistas entran en su comercio para preguntarle por el Museo Bibat o por la Catedral Santa María, porque no hay nada más abierto y no hay carteles indicativos, ella se encarga de orientarles y de atenderles. “Hacemos todo lo posible por cuidar esta calle y el entorno. ¿Y así nos lo pagan? No es justo. Si la bolsa de basura fuera mía, pagaría la multa sin problema, pero tengo la completa seguridad de que no lo es. ¿Si la Policía Local se encuentra un cadáver en mi puerta significa que lo he matado yo?”, se pregunta.

Pese a todo, el Departamento municipal de Medio Ambiente le giró una “notificación de providencia”. Una carta en la que se le detalla que los policías locales vieron a una persona depositar la bolsa de la discordia en su puerta y que la basura, por lo tanto, proviene de su local. Apunta que se trata de una infracción leve de la ordenanza de limpieza, recogida y transporte de residuos y que la multa asociada oscila entre los 90 y los 750 euros.

El Ayuntamiento le ofrece la posibilidad de reconocer “expresamente” la responsabilidad de lo ocurrido y, así, beneficiarse de un 20% de descuento en la multa. Igualmente, si se acoge al plazo de pago voluntario y decide pagar antes de que llegue la resolución definitiva, disfrutará de otra reducción del 20% acumulable a la anterior. Eso sí, la misiva advierte de que si acepta alguna de las dos condiciones, ello implicará su renuncia a presentar cualquier tipo de recurso legal.

resignación La sanción que el jefe administrativo de Medio Ambiente y Espacio Público resuelve aplicar finalmente se eleva a 200 euros y Esther ha decidido resignarse y pagar. Asegura que la basura no es suya, que a la hora en la que la Policía Local vio a esa persona dejando la bolsa -las 23.30 horas- el negocio lleva mucho tiempo cerrado y que ella se encontraba en su casa. Pero es consciente de que no le merece la pena complicarse la vida con un juicio por una multa de 200 euros que, aplicando los correspondientes descuentos, se queda en 120. En cualquier caso, subraya que es víctima de un abuso, que se siente indefensa y que, salvo expresar su rabia por el trato inmerecido que recibe por parte de la administración local, no le queda más remedio que abonar la multa. Aunque la bolsa de basura no fuese suya.