Amurrio - Iguarrako descendió ayer sobre Amurrio para dar comienzo a seis intensas jornadas de fiesta. Los esfuerzos del gobierno local por alejar el sesgo político de los actos de apertura de las fiestas patronales del municipio dieron sus frutos y, finalmente, la polémica no hizo acto de presencia dentro del espacio reservado a la oficialidad. El txupinazo se lanzó con absoluta normalidad, el pájaro reptil sobrevoló la multitud congregada en la plaza Juan Urrutia y la alegría, tal y como estaba previsto, inundó el municipio entero, dispuesto a disfrutar como nunca de las celebraciones.

Un día después de que la localidad rindiera un sentido y merecido homenaje a los hombres y mujeres, cocineros y cocineras, que a lo largo de la historia de sus fiestas han apoyado y colaborado de manera altruista y desinteresada en su organización, la de ayer era la gran jornada. Los representantes municipales, que habían subrayado “la necesidad de comenzar las fiestas con un txupinazo libre de cualquier incidente”, lograron su objetivo y las reivindicaciones políticas únicamente tuvieron su reflejo en la plaza, donde se lucieron caretas en recuerdo de dos jóvenes amurriarras que actualmente cumplen condena por apología del terrorismo.

Como cada año, cientos de personas se reunieron en la plaza Juan Urrutia para presenciar el estallido del txupinazo y la llegada de la mascota festiva, Iguarrako, que descorchó un extenso programa de actos, entre el oficial y el del txosnagune, a disfrutar durante seis intensos días de juerga. El híbrido, mitad pájaro mitad reptil, llevó a cabo su vigésimo octavo descenso hasta la balconada de la Casa Consistorial a las siete en punto de la tarde entre una lluvia de confetis y globos gigantes de colores. En ese momento, las cuadrillas inundaron el recinto de bullicio y alegría a raudales, para luego continuar en pasacalles siguiendo a la fanfarre y contagiando de fiesta a toda la localidad. El acto oficial de la jornada tuvo lugar una hora antes en el interior del salón de plenos de la Casa Consistorial que, como cada edición festiva, fue un auténtico hervidero de personas que no quisieron perderse la imposición de bandas a los representantes de las cuadrillas.

A las 18.15 horas, en el salón del Ayuntamiento de Amurrio, Ramón Zurimendi, presidente de la asociación etnográfica y cultural Aztarna, se encargó de prestar su voz al pregón elaborado por Mateo Balbuena Iglesias, el amurriarra más longevo del municipio que suma 104 años. “Pregonar unas fiestas patronales es recordar un pasado mítico o real relacionado con la localidad en cuestión. En todo caso, es un motivo de acción de gracias a las y los iniciadores del evento. Las fiestas populares son un reflejo parcial de la actividad laboral y cultural de las gentes de aquí que existan variantes innumerables de festivales acorde con la mentalidad de los pueblos que las celebran. También, claro está, con el desarrollo material y cultural de los mismos”, manifestó Zurimendi al inicio de su exposición.

En nombre de Balbuena, recordó que las fiestas patronales “brotan del medio rural y artesano, ocupación predominante de su población activa en tiempos lejanos”. “La celebración del patronato, pues, eran de penuria manifiesta en comparación con el presente, aunque su base gastronómica siga siendo la agropecuaria y marina. En cuanto a lo emocional, la mente aldeana de los primeros tiempos estaba saturada de sentimientos muy simples: que la cosecha y el ganado tuvieran ciclos prósperos y el párroco del lugar impartiese lo suyo. En tales condiciones existenciales, la fiesta patronal bien podía ser un derroche de alegría objetivada en chanzas, bromas, inocuas travesuras sin secuelas en lo emocional”, agregó.

“Todo lo contrario de nuestro presente 2018 -indicó-. Nuestra comarca es centro industrial de primer orden, ocupación laboral de la inmensa mayoría de sus moradores”. Pese a los estragos de la crisis, señaló que “sí que hay en las fiestas patronales de Amurrio bullicio global, chanzas particulares de los mayores y, en medio del bullicio generalizado, las risas de la naturaleza exteriorizada por el mundo infantil”.

Una vez que el txupinazo retumbó sobre el cielo de Amurrio, que no tardó en llenarse de confetis y globolokos, los integrantes de las cuadrillas Euskotarrak, Dantza Lagunak, Trot-Art, El Boli, Herriarenak y Txabolakoak, acompañados del grupo de percusión Builaka Taldea y de la pareja de gigantes, iniciaron su particular y bullicioso pasacalles, que llevó la música y las ganas de bailar hasta el último rincón.

Al mismo tiempo, los vecinos pudieron disfrutar de la animación de calle a cargo de Txistu Txaranga de Abetxuko y Aiaraldea, de la mano de Amurrioko Txistuzaleak.

Como ya es habitual en el arranque de estas fiestas patronales, uno de los aspectos que más se quiso cuidar fue el del espacio libre de violencia sexista, organizado por Emagin, Euskal Herriko Bilgune Feminista, en la zona peatonal de Larrinaga. Y como marca igualmente la tradición, los miembros de la Orquesta Kosmos aprovecharon este mismo enclave festivo para interpretar su extenso repertorio.