Vitoria - Los veteranos de La Blanca saben que “la blusa no da ni frío ni calor”, pero ayer resultó indiferente la prenda que uno luciera, ya que Vitoria registró su temperatura máxima anual con algo más de 37 grados. Los blusas y neskas que se enfrentaron al segundo paseíllo no tuvieron más remedio que entregarse a la necesaria hidratación que, como es costumbre, sus compañeros les facilitaron desde los vehículos que les preceden. Una labor humanitaria que ayer cobró todo su sentido.
La kalejira en dos tandas comenzó suave, tanto en el número de espectadores como en el ritmo del baile. El bochorno pegajoso no animaba al desenfreno, pero los de la Federación pusieron de su parte. Algunos blusas de Gasteiztarrak incluso portaban gorros de piscina por si su deseo de refrescarse se materializaba en algún momento.
A los 10 minutos, ya hubo quien se quitó la blusa y la empleó de turbante. La cuadrilla de Jatorrak, previsores, instalaron rociadores de agua en la trasera de su furgoneta y quienes marchaban tras el vehículo mostraban una amplia sonrisa.
Al inicio de la segunda entrega de paseantes, los de la Comisión, un Mercedes clásico de color gris y estacionado al principio de Dato, llamó la atención de los presentes. Poco después se desveló que pertenecía a Belakiak, quienes dieron un toque taurino a su desfile. Además de un carro de entrenamiento de toreo, el Mercedes 220 S encabezó la marcha con un torero, ataviado con un traje de luces auténtico y saludando montera en mano desde la ventanilla, sentado en la parte trasera. Un guiño a los tiempos en los que los paseíllos conducían a las corridas.
Mientras en alguna cuadrilla resultaba patente que el cóctel de calor y fin de semana largo había hecho estragos -“pero si estamos cuatro gatos”, comentaba un blusa a un compañero de armas- en otras, como en Margolariak, se notaba que el ímpetu de la juventud les permitía mantener un gran número de integrantes sobre el terreno. Eso sí, su speaker ya se adelantaba a lo que pudiera suceder y marcaba la pauta desde lo alto de la furgoneta. “Llevamos la blusa por lo menos hasta la mitad. Luego nos la quitamos”, aconsejaba. Para mañana se espera lluvia.
Blusas siempre. Los más de 37 grados que caldearon Gasteiz ayer por la tarde no invitaban a vestir más prendas de las necesarias, pero el ‘speaker’ de Margolariak lo tenía claro: “Blusa por lo menos hasta la mitad (del paseíllo), luego nos la quitamos”.
Hidratación. Los vehículos de apoyo de las cuadrillas realizaron ayer una labor humanitaria hidratando a sus compañeros. Los de Jatorrak, incluso instalaron rociadores de agua en la parte trasera de la furgoneta para refrescar al personal.
Muy torero. Belakiak incluyó un precioso Mercedes clásico en su desfile que, en el asiento trasero, transportó a un torero ataviado con un traje de luces auténtico y que saludó, montera en mano, a todos los presentes durante la kalejira.