Vitoria - El día grande de las fiestas de Vitoria sirvió ayer para que la Cofradía de la Virgen Blanca volviera una vez más a ejercer de anfitriona de la Cofradía de Nuestra Señora de la Virgen de Altamira, patrona de Miranda de Ebro, con la que está hermanada desde comienzos de 2017. Un momento para el reencuentro de dos viejos amigos en el que volvió a quedar claro que esta estrecha relación nunca falla a la hora de acudir a las ceremonias y actos litúrgicos que ambas organizan en honor de sus respectivas vírgenes. “Tras acudir ayer a vísperas con la Corporación municipal (primer acto religioso de La Blanca) y la procesión del Rosario de los Faroles, hoy hemos venido a la misa mayor y a la ofrenda floral y ahora nos van a invitar a un pequeño almuerzo”, cuenta con una sonrisa de oreja a oreja desde las escaleras de San Miguel, José Francisco Pérez, vocal de la Cofradía mirandesa, erigida el 27 de agosto de 1445 para mantener y fomentar la devoción de Nuestra Sra. de Altamira a la que se le rinde culto en la iglesia de Santa María de Miranda de Ebro, un edificio del siglo XVI, donde preside su retablo mayor, acompañado de su prior, Benito Pobes, y de otro de sus miembros Jesús Dulanto, además de los representantes de la Cofradía de la Virgen Blanca, como Cristina Fructuosa, exabadesa, Luis Tamayo, primer mayordomo, y Blanca Aguillo, vicesecretaria de la misma. “En Miranda hacemos la ofrenda floral y la procesión el 11 de septiembre y el 12 la Misa Mayor, a la que invitamos a las cofradías de la Virgen Blanca y de la Vega de Haro”, especifica. Ya hay, por tanto, fecha para que Gasteiz devuelva la visita, “como una nueva unión entre hermanos que ponen su empeño en conservar las tradiciones de sus pueblos, movidos siempre bajo el manto de sus patronas”.
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