Dos universitarias vitorianas del tercer curso de Leinn, el grado en Liderazgo Emprendedor e Innovación de Mondragon Unibertsitatea, se han tomado al pie de letra eso de que hay ideas que pueden cambiar el mundo. No en vano, Anne Campo y Ainhoa Peña, ambas de 20 años, han conseguido recaudar más de 4.000 euros para luchar contra el estigma que todavía supone tener el VIH en India, gracias a su cooperación en el proyecto Vidas en +, con el que pretendían facilitar de recursos y medios a las mujeres en India con VIH. Una particular hazaña que, además, han complementado con talleres de emprendizaje -en su mayoría, dirigidos a personas con esta afección- que les ha hecho superar con nota una particular asignatura: la de la colaboración que cada curso realiza su universidad junto con la ONG guipuzcoana Calcuta Ondoan a favor de iniciativas humanitarias.
Pero lograrlo no fue nada fácil, dado que este proceso solidario se basó en dos fases: el diseño de una completa campaña de marketing, con acciones a pie de calle durante el pasado 1 de diciembre, más los viajes a China e India. Para ello, Campo y Peña, junto a tres alumnas más, crearon un equipo de trabajo multidisciplinar para trabajar de manera coordinada y dinámica con el fin de lograr un proyecto que provocara un impacto positivo en la sociedad. “Nos dimos cuenta de que en India están atrasados en la normalización de personas con VIH, casi con el trato que les daban en España hace 30 años a estos afectados”, lamentan las jóvenes. Un sinónimo de muerte social, que genera el más absoluto rechazo de la persona que lo contrae. Por si fuera poco, este estigma es doble en el caso de las mujeres (quienes ya suponen el 40% de la población afectada por el Sida) sólo por no haber nacido con el género masculino, y que se agrava en el caso de las que pertenecen a la casta de las intocables, del colectivo LGTBI o de las que ejercen la prostitución. De ahí que el proyecto buscara integrar la perspectiva de género en todos los servicios, que incluían: seguimiento médico, nutrición, apoyo psicoemocional, sensibilización sobre VIH en comunidades, escuelas y empresas... Un largo etcétera para el que eran necesarios los máximos fondos.
Bajo esta premisa, en octubre pasado pensaron en una campaña de marketing, con diferentes actividades para que la gente conociese el proyecto y donase en la página web (www.goteo.org). El día central de estos actos fue el 1 de diciembre, Día Mundial contra el Sida, cuando realizaron un evento en calles y locales hosteleros de las tres capitales vascas, “aunque el temporal no nos ayudó mucho”, recuerdan en alusión a la primera gran nevada que cayó en Vitoria en esas fechas.
Así, llevaron a cabo un café-condón, en cuatro bares de Donostia, en tres de Bilbao y en otros tantos de Gasteiz, como el popular bar La Unión, de la Plaza España,. El objetivo era repartir preservativos, gracias a la colaboración de varias asociaciones que luchan contra el VIH, en lugar de la clásica chocolatina o galleta, para concienciar a la población. “Las mujeres de India no pueden decidir con condón o no”, especificaban sus envoltorios. Otra de las medidas que estas jóvenes pusieron en marcha fue la de repartir, cada vez que alguien donara una cierta cantidad, una tarjeta con semillas, de zanahoria, manzanilla o mix de flores. Gracias a todas estas medidas, recaudaron 4.161 euros.
Viaje transformador Y con el nuevo año casi recién estrenado, hicieron las maletas. Primero, a China, del 17 de enero al 6 de marzo. “En Shangai creamos una asociación para hacer proyectos totalmente reales, con clientes y dinero. Y los fondos conseguidos los reinvertimos en otros proyectos. En China hemos sido más business, más profesional, y en India más social, haciendo voluntariado con una asociación y con talleres para gente con VIH”, matiza Ainhoa.
A continuación, pusieron rumbo a India, donde estuvieron desde el 18 de marzo hasta el 8 de mayo, para echar una mano en la asociación Vishwass, con la que colabora Calcuta Ondoan, que lucha para que se normalice el VIH y para que sus afectados puedan trabajar y hacer una vida normal. Un viaje transformador, como lo definen, que tuvo varias etapas: del 18 al 28, estuvieron haciendo o una ruta en tren y bus por diferentes ciudades, como Agra o Calcuta, para conocer el país a fondo y sus desigualdades. Tras esta semana de reflexión, llegaron a Pune, donde se encontraron con “dos realidades diferentes, porque estuvimos alojadas en un barrio más acomodado”, añaden. Un día normal allí, tras levantarse y hacer una hora de lectura, comenzaba “con todo el trabajo que teníamos que hacer con el ordenador con diferentes clientes y proveedores para unos proyectos”. Aunque, como precisan, cada semana siempre tenían cuatro horas para estar con el equipo, para gestionar y liderar el equipo y la empresa, junto a un coach que les acompaña.
De allí partieron a Indore (desde el 9 hasta el 12 de abril), donde estuvieron alojadas en una escuela de monjas (Congregación Hermanas Misioneras Siervas del Espíritu Santo) e impartieron talleres de emprendizaje. “Preguntamos cómo era la situación del VIH en India y nos dijeron que estaba cambiando, pero que aún así seguía siendo mucho tabú, como, por ejemplo, ir a un hospital y que te digan no te atiendo por miedo al contagio”, censuran.