Hace apenas un lustro, un grupo de amigos dedicados a la venta de artículos de segunda mano relacionados con la cultura, y asiduos a los mercadillos, se dio cuenta de que muchos de los vendedores que, como ellos, acudían a estas citas eran gente sin recursos que, en muchos casos, no podían hacer frente ni al pago de la licencia que se requiere para la instalación de un stand. Fue así como se les ocurrió crear una asociación solidaria que, sin salir de su sector (el cultural), pudiera ayudar de alguna forma a estas personas a acudir a este tipo de ferias de segunda ocasión, trueque o reutilización, a coste cero, en cuanto a que irían con un permiso previo del Ayuntamiento anfitrión que les exonerara de pagar las tasas correspondientes en cuestión de ocupación de suelo público o a través de convenios de índole similar, que tampoco supusieran ningún gasto para los consistorios.
Aquello ocurrió en 2013, se registraron en Donostia con el nombre de Kaleko Elkartasun eta Kultur Elkartea (Asociación solidaridad y cultural de calle) y, aunque en un principio, su ámbito de actuación se limitaba a Gipuzkoa, en estos momentos ya han llevado a cabo más de 300 eventos en más de 50 localidades tanto de su provincia de procedencia, como de Álava, Bizkaia y Navarra, con la intención de “en dos años haber estado en todas las localidades vascas y navarras de más de cinco mil habitantes, que ya nos quedan pocas, y después dar el salto al resto del Estado”, explicó a DNA uno de sus miembros fundadores, Jorge López, en el transcurso de la miniferia solidaria del libro y disco recuperado, que instalaron el pasado mes de mayo en la zona peatonal trasera a la plaza San Antón de Amurrio.
Allí ofreció libros, discos y CDs de segunda mano, en perfecto estado de conservación y a precios asequibles, que luego se han convertido en ayudas para personas en exclusión económica. “Esa es la filosofía de esta asociación, ayudar a través de la cultura y el medio ambiente a personas que se encuentran en riesgo de exclusión económica; es decir, que cobran la RGI (renta de garantía de ingresos) o menos, o simplemente, no reciben ningún tipo de remuneración o ayuda. Algo que deben justificar con certificados de Lanbide o similar”, subraya.
De esta forma, el organigrama de la asociación se divide entre socios colaboradores y socios beneficiarios, ninguno de los cuales paga cuotas, de la misma forma que tampoco ponen nunca mesas recaudatorias en ferias o mercados, ni fomentan la ludopatía a través de rifas o sorteos, ni contemplan la posibilidad de solicitar subvenciones públicas o privadas, con el objetivo de mantener su independencia. “En total tendremos en listas a unas 200 personas, tampoco la queremos hacer más grande, porque de momento somos pequeños, y sería ridícula la cantidad a distribuir”, matiza. La ayuda, no obstante, también la ofrecen en forma de “oportunidad”, ya que los socios beneficiarios pueden acudir con su propio material a las ferias para las que logra permiso la asociación, en cuyo caso el vendedor se queda con los beneficios íntegros, o bien con los fondos bibliográficos y musicales del grupo. Una opción esta última que les otorga el 50% de las ventas, ya que la otra mitad se destina a gastos de la asociación, tales como desplazamientos y transporte de material.
Por lo que respecta a sus fondos, Kaleko Elkartasun eta Kultur Elkartea dispone de en torno a 3.000 títulos literarios distintos, cerca de 1.500 CD y unos 1.000 vinilos, que han logrado a partir de donaciones de instituciones públicas, tales como bibliotecas, casas de cultura, diputaciones o mancomunidades con las que tienen acuerdos para rescatar libros, CD, DVD y vinilos; así como de particulares u organizaciones privadas, entre las que se encuentran Manos Unidas, Unicef o Kutxabank.
Asociación pionera “Solo almacenamos lo que está en perfecto estado y también nos suministramos de garbigunes, pero son muy pocos los que tienen zona de reutilización y desde aquí instamos a crearlas, porque la cultura no es un residuo. Además, en una papelera te pagan como mucho 30 euros por una tonelada de papel y se lo tienes que llevar, no merece la pena”, apunta López, al tiempo que añade que “en reutilización de libros hay más asociaciones especializadas, aunque tampoco muchas, pero en discos y CD, que nosotros sepamos, somos los únicos”, apostilla.
López también tiene clasificados a los clientes potenciales de sus productos de segunda ocasión. “El perfil del comprador de libros es el de mujer de entre 40 y 60 años; el de CD, variopinto; y el de vinilos, claramente masculino, y muchos se los llevan por las portadas porque son auténticas joyas. De hecho, en Amurrio se vendieron seis”, señala.
La cita vivida en la villa ayalesa se enmarca en el proyecto “Azoka Solidario”. Uno de los más ambiciosos en los que se ha embarcado esta asociación, dentro de su filosofía basada en la cultura, la solidaridad con los excluidos económicamente y el respeto al medio ambiente. Tres conceptos que pretenden que no queden simplemente en una noticia en la prensa y en la televisión un día al año, sino que estén presentes en los lugares más representativos de cada municipio.
“En todos los pueblos hay una demanda real de este tipo de actividades culturales, ya que han desaparecido los video-club y están cerrando muchas tiendas de música. Por ello sacamos los libros, cd´s y vinilos, así como dvd´s de cine a la calle, fuera de las casas de cultura y bibliotecas, de cara a visibilizar que los soportes culturales físicos siguen presentes entre nosotros y que se les puede dar múltiples vidas, en lugar de acabar convertidos en pasta de papel o siendo un problema medioambiental”, esgrime.
Para llevar a cabo su objetivo, han desarrollado actividades para Ficoba, Ekobira, Kutxa Kultur Hiria, Donostia 2016 y Alternatiben Herria. Asimismo, han tomado parte en días internacionales del libro, de la música y del medio ambiente, y semanas europeas de la prevención de residuos por toda la geografía vasca y navarra, y organizado pequeñas ferias de corte medioambiental y cultural, como la llevada a cabo en Amurrio, en la que ofrecen gratuitamente a los ayuntamientos la posibilidad de concienciar en estas materias, al tiempo que dinamizan las localidades.
“En ellas ponemos a disposición del público nuestros fondos, explicando su ciclo medioambiental y todo ello a coste cero para las instituciones públicas, siendo como he dicho la única asociación que se dedica a recuperar exclusivamente este tipo de productos culturales para su posterior reutilización”, sentencia López.