VITORIA - La tamborrada de San Prudencio volverá a inundar esta noche las calles más céntricas de la ciudad para cumplir con la tradición de honrar al patrón. Dentro del ejército de medio millar de soldados y cocineros armados con sus tambores, barriles, cuchillos y tenedores van a estar también incrustadas una veintena de mujeres que desde hace 17 años forman parte de este desfile. En 2001 hubo un grupo de media docena de pioneras que rompieron todas las barreras y superaron los rechazos y reticencias iniciales para pasar a formar parte del popular desfile. Un grupo de mujeres compuesto, entre otras, por Pilar López de Landatxe, Lurdes Larrazabal, Mertxe Mora, Begoña Gómez e Izaskun Belakortu fueron poco a poco minando todas las resistencias y ganando centímetro a centímetro su sitio como nuevas integrantes del desfile. “Fue un logro importante, después de un proceso muy duro”, reconoce Begoña Gómez en conversación con DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, al rememorar esos meses y días convulsos con la perspectiva que dan los 16 años transcurridos desde entonces. No olvida Begoña, y el resto de precursoras, el apoyo recibido desde el bando de las cantineras y majorettes. “Fueron días de tensiones y nos dijeron que si no nos dejaban salir tocando, ellas también se plantaban en señal de protesta”, recuerda aún agradecida.

No fue sencillo llegar a la noche del 27 de abril de 2001 con el histórico estreno de la presencia de las mujeres dentro de la tamborrada ataviadas de cocineras o soldados. Los meses previos fueron un rosario de reuniones entre las diferentes sociedades gastronómicas “en las que unas votaban a favor y otras en contra”, apunta. La reivindicación de las mujeres de pasar de llevar los estandartes de las respectivas sociedades a portar instrumentos musicales, se planteó a la junta directiva de la tamborrada. “La idea inicial fue la de salir una compañía de mujeres desfilando y tocando, pero eso nos lo desecharon y ahí fue cuando vinieron los momentos de más tensión”. La respuesta aducida fue que para ello debían pertenecer a alguna de las 24 sociedades que la integraban por entonces. En las vísperas de aquel San Prudencio de hace 17 años el universo de las sociedades gastronómicas era un mundo totalmente dominado y gobernado por el colectivo masculino. “Izaskun Belakortu y yo salíamos como invitadas de la sociedad Arabarrak, que nos acogió ese año siendo mujeres. Hoy en día, muchas salen también como invitadas o ya son socias de alguna de las sociedades”, apunta.

discreto estreno Solventados esos agobios y tensiones que hicieron posible “un paso más para visibilizar a las mujeres” dentro de la tamborrada llegó la noche del estreno. “Fue una mezcla de nervios e ilusión por todo lo que vivimos en el camino hacia lograr ese hito”, reconoce aún hoy Begoña Gómez. La respuesta de los espectadores agolpados en los laterales del recorrido era toda una incógnita y las pioneras mujeres llegaron a temerse lo peor. “Iba por la calle pensando que nos iban a llegar a tirar huevos, incluso”, punta Begoña. Tuvieron la protección de sus compañeros hombres en ese estreno con una singular ubicación dentro de la formación. “Íbamos como escoltadas y protegidas con los cocineros a nuestro lado, con sus cucharas y tenedores todos alrededor tocando. Estábamos en la primera fila, pero en la posición central”, recuerda a las puertas de hacer de nuevo el desfile esta noche con una total normalidad.

Con ese salto a la primera línea del ejército festivo completó Begoña Gómez su paso por las diferentes escalas tras cumplir en los años previos como majorette. “Fue una pelea por lograr que hubiera una mayor presencia de la mujer y no únicamente reducida a actuar como majorette y cantineras y no poder continuar”. De esta manera se abrió la puerta para la presencia femenina que continúa hoy en día. En los ensayos que se han venido sucediendo a lo largo de todo el mes de marzo han estado 15 mujeres participando y acompañando con los sones de tambor y barril. “El número total es complejo de calcular, porque luego siempre hay alguien más que las que han estado en la fase previa”.

Un año más y antes de la noche tan especial las pioneras que abrieron este camino volverán a repetir una rutina habitual en cada víspera de San Prudencio. Todas a las que sus obligaciones laborales o familiares de lo permiten se juntan en el bar La Casette, de la calle Nueva Fuera que regenta un primo de Izaskun Belakortu. Allí hacen una pequeña reunión de amigas en las que comprueban que está todo en regla para la llegada de la medianoche. Desde allí ponen rumbo a cualquiera a la sociedad que las invita a cenar y en esta ocasión, acudirán Begoña Gómez e Izaskun Belakortu a la mesa de Txoritokieta.