vitoria - Joselu Anayak, referentes de las celebraciones alavesas, ascendieron ayer un peldaño más en el escalafón festivo al convertirse en los pregoneros de San Prudencio y Nuestra Señora de Estíbaliz con una llamada al disfrute rica en alusiones a los elementos que les han aupado a los altares de los festejos: la música, el baile y el buen humor. Desde el Teatro Principal, recién rebasadas las ocho de la tarde, tomaron una vez más el escenario para actuar como embajadores del santo patrón de los alaveses y, cómo no, para repasar los temas más emblemáticos de su dilatada carrera. Este año, los perretxikos y los caracoles, amén de los brindis, tienen un dulce sabor musical.

Javier, Andoni, Félix, Jesús y Joselu Ruiz de Gordoa, el combo de hermanos que desde hace más de cuatro décadas insufla vida a las verbenas del territorio, protagonizaron una de sus mejores interpretaciones. Convencieron con su mensaje de fiesta y, como sucede cada vez que se encaraman a un escenario, supieron dejar a la concurrencia con ganas de más. Establecieron una conexión con el público, desbordaron emoción y entonaron el pregón de sus vidas.

Los encargados de anunciar oficialmente las Fiestas de San Prudencio y Nuestra Señora de Estíbaliz 2018 explicaron que cuando recibieron la llamada del diputado general, Ramiro González, se quedaron sin palabras. “Ha sido toda una sorpresa, pero he de confesaros que nos llenó de emoción por lo entrañable de su significado. Mis hermanos: Javier, Andoni, Félix, Jesús y yo, Joselu, os agradecemos que hayáis contado con nosotros para esta ocasión tan especial. La fiesta de todos los alaveses, que deseo nos haga vibrar, esté llena de alegría, diversión y nos saque un poco de la rutina diaria”, arrancó Joselu.

Tras los agradecimientos, el relato rescató los años en los que “Joselu Anayak no era ni siquiera un proyecto en nuestras infantiles mentes”. El progresivo y pausado despertar a la música, el arte que “sin querer y sin poder evitarlo” les dejó “atrapados en su sintonía”. “Esas tardes de domingo eran mágicas. Mi padre, Félix, ponía las notas con su viejo acordeón y mi madre, Loreto, la armonía que lo envolvía todo. Hoy, con más de 90 años, está aquí sentada, como toda una campeona que es. Un muxu Ama”.

Los estudios, la mili y los trabajos marcaron los “años duros”. “Hasta que un día, entre las diferente inquietudes, la ilusión y las ganas nació Joselu Anayak”. La aventura les llevó por un viaje que aún continúa y a conocer “gentes diversas que nos aportan experiencias nuevas y un aprendizaje intensivo nunca terminado, siempre aprendiendo allá donde vamos”.

madres y compañeras Sus compañeras, “alavesas y navarricas”, que llegaron a sus vidas “entre canción y canción, con una mirada y un guiño de ojo”, recibieron también una mención especial. “Cómplices desde el minuto uno. Las madres de nuestros hijos que nos hacen sonreír con orgullo de padre”.

Rememoraron su carrera musical, desde el ya clásico Araiatik Jaliskora hasta el reciente Beti eta Betiko. “Desde nuestros comienzos teníamos muy claro que queríamos hacer un estilo de música alegre y festiva, que invitara a mover los pies al personal”, explicaron. Los hermanos, además de realizar adaptaciones y publicar sus canciones, siempre han defendido de las raíces folklóricas a golpe de jotas, arinarin o kalejiras. “La música transmite la sensibilidad de un pueblo, une diferentes culturas y anula fronteras”, destacaron. En cuanto al otro componente imprescindible de la fiesta, “la dantza”, recordaron que se trata de “un verdadero tesoro que debemos cuidar y proteger entre todos.

La velada estuvo salpicada de anécdotas, como cuando les contrataron para tocar en las fiestas de Aia, en Zarautz, y acabaron en el Aia de Ataun. Cosas de los tiempos anteriores al GPS. También recuperaron una historia ocurrida en los años 80 cuando acudieron dos días seguidos a Viana, Nafarroa. Un vecino les alojó en dos casas particulares sin advertir previamente a sus familiares de que los músicos se quedaban a pasar la noche, y el susto que se llevó la madre del anfitrión cuando se despertó y se encontró a uno de ellos visitando al “señor roca” fue memorable. En el último chascarrillo, Joselu explicó cómo durante una noche de verano en la que el grupo estaba dando un concierto, “llamaron por teléfono a las tres de la madrugada a mi casa para resolver una duda existencial”. Se había producido una discusión en la sobremesa de la cena en un Batzoki sobre si los cinco integrantes eran o no hermanos y uno de ellos decidió salir de dudas en ese mismo instante. “Imagino que los vapores del zumo que estaba tomando no le dejaron ver la hora”, bromeó.

Actuación. Tras la lectura del pregón, los hermanos ofrecieron un pequeño concierto con algunos de sus temas más representativos. No faltaron ‘Ama Maitea’, ‘Vuelvo a casa’, ‘Altxorrik Ederrena’ (con el grupo de danzas Algara) ‘Ez dago zer egin’, la ranchera ‘Anselma’, ‘Xalbadorren heriotzean’, ni por supuesto las notas de la ‘Retreta’, cuya interpretación llegó acompañada de los miembros de la cuadrilla Okerrak.

El hermano encargado de dar lectura al pregón recordó que su familia escribe siempre la palabra Música con mayúsculas y apeló al sentimiento festivo disfrutando de todos los estilos. “No hay ni mejor ni peor Música”, afirmó.