VITORIA - Las reparaciones que debe acometer la empresa Amenabar para reparar los problemas de drenaje y la aparición de placas de hielo en la pasarela que, desde hace tres años, une Zabalgana con Borinbizkarra, por encima de las vías del ferrocarril, son el último eslabón de una serie de obras públicas que generan quebraderos de cabeza al Ayuntamiento por el deficiente remate de las mismas. No es la última de una lista en la que también el centro cívico de Zabalgana tiene clausurada, desde el 4 de enero y hasta nuevo aviso, la oficina de atención ciudadana por la aparición de unas inoportunas goteras después de que solo hayan transcurrido 94 días desde su apertura de puertas, el 2 de octubre. A escasos metros de este edificio, en la plaza de Labastida, los vecinos respiran aliviados después de una tortuosa espera de dos años para ver cómo lucen su renovado aspecto las zonas entarimadas que, por espacio de 24 meses, permanecieron valladas, por el deterioro.
“El material propuesto se demostró inadecuado para el objeto que tendría que servir. Además, con el paso del tiempo, en estos años se ha deterioró de una manera alarmante y evidente”, admite un informe del servicio de Espacio Público del Ayuntamiento. La renovación y sustitución por pavimento en asfalto fundido de 2,5 centímetros de espesor, similar al existente en la rotonda de la Antonia, con un doble pulido, ha supuesto una actuación de 71.170 euros, después de un largo litigio entre el Consistorio y la Junta de Compensación. Las arcas municipales han corrido con el gasto de las labores y las reclamará posteriormente, aunque la junta ya ha anunciado su intención de recurrir por vía judicial contra esta decisión.
Esta sucesión de ejemplos ponen de manifiesto “algunas de las situaciones que se dan hoy en día en el panorama de la obra pública”, tal y como apunta Edorta Mujika, gerente del Colegio de Arquitectos Vasco Navarro en su delegación de Álava. “Hay prevalencia de baja económica para adjudicar los trabajos y fomentar innovaciones constructivas no contrastadas”, remarca.
Dos realidades que ilustran este ejemplo son la adjudicación del centro cívico de Zabalgana por 9,48 millones de euros, con una rebaja del 21% con respecto al presupuesto de licitación. En el caso de las tarimas de ese barrio, el propio informe municipal ya contempla la elección inicial de un material que con el tiempo sufrió un inusitado y precipitado deterioro en su estado.
ASCENSOR DEL CASCO VIEJO Otro elemento habitual es el elevador situado en el Cantón del Seminario que, el pasado agosto, llegó a encadenar más de 180 días sin realizar su cometido de facilitar el acceso de peatones hacia la parte alta de la colina. Su parte de mantenimiento, desde que se concluyeran las obras en primavera del año 2014, es un rosario continuo de incidentes, averías y actos vandálicos que impiden un funcionamiento regular del equipamiento y que dispone de un contrato de mantenimiento de una elevada cantidad anual. No hace falta abandonar el Casco Medieval vitoriano para toparse con las rampas mecánicas en el mismo cantón o en los cercanos de San Francisco o la Soledad y comprobar las frecuentes averías que obligan a los transeúntes a recorrer a pie los escarpados cantones para atravesar de un lado a otro de la colina.
Otro centro cívico como el de Salburua también tuvo que pasar por este trance de cerrar su piscina durante dos semanas, unos meses después de su apertura, para terminar con los resbalones de los usuarios en la superficie de la playa de la misma y aplicar una pintura especial. Hubo además otras complicaciones con el excesivo ruido del sistema de climatización, e incluso está por finalizar la equipación del centro cívico con un rocódromo, que todavía no está abierto al público y cuyas últimas fases se consumen, con una inversión de 150.000 euros por parte del Ayuntamiento.
Pasarela Borinbizkarra. El Ayuntamiento ha logrado que la firma constructora de este paso, que une Zabalgana con Borinbizkarra, acometa las labores de mejora ante los evidentes problemas de falta de drenaje y aparición de placas de hielo, además del óxido que luce en los laterales de la estructura.
Oficina atención ciudadana. Esta dependencia del centro cívico de Zabalgana está cerrada al público, desde el 4 de enero y hasta nuevo aviso, por la aparición de goteras que impiden el normal servicio a los usuarios. El centro fue inaugurado el 2 de octubre y ya sufre los rigores de un deficiente remate.
Tarimas de plaza Labastida. Después de dos años de espera y estar vallada la zona, los vecinos de la zona han visto arregladas estas tarimas decorativas, deterioradas al no ser el material más conveniente. La reparación ha costado 71.170 euros a las arcas municipales, que será reclamadas a la Junta de Compensación.
Ascensor del Casco Medieval. Sus continuas averías y sabotajes vandálicos le llevan a estar más tiempo parado que en servicio y sin poder ser utilizado por quienes desean acceder a la parte alta de la colina de Gasteiz.
Desde la delegación en Álava del Colegio de Arquitectos Vasco Navarro señalan la “prevalencia de la baja económica, la concentración de encargos y las innovaciones constructivas no contrastadas”, como causas que han propiciado esta situación en las obras que salpican la ciudad.
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Días de apertura en Zabalgana. Tres meses después de inaugurarse el centro cívico, la oficina de atención ciudadana está cerrada desde el pasado 4 de enero, sin una fecha concreta de reapertura, debido a la aparición de unas goteras que impiden la correcta atención al público.