Vitoria - La caja de cartón en la que los pensionistas alaveses tenían pensado depositar las cartas que comunican para este 2018 la “vergonzosa” subida del 0,25%, con el fin de enviárselas por correo certificado a la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, se quedó del todo pequeña. No en vano, cientos de gasteiztarras secundaron ayer, en la plaza de Correos, la protesta que los colectivos Arabako Pentsionistak Lanean y Por una vida Digna-Bizitza Duinaren Alde habían convocado en Vitoria y que, en cierta medida, era similar a la que hace dos años, en 2016, habían realizado en la calle Dato, frente al Instituto de la Seguridad Social, donde llamaron a romper las cartas del polémico incremento de las pensiones en un 0,25%, tal y como viene repitiéndose desde 2011.
Sin embargo, la respuesta de ayer superó todas las previsiones. El éxito fue tal que sorprendió a los mismos organizadores del evento, al tener que ir a fotocopiar más ejemplares de las misivas que habían llevado para repartir entre los asistentes que todavía no habían recibido la misma, ya que los que sí que la tenían en su poder podían llevarla directamente hasta esta convocatoria para poner en su sobre la palabra rehusada. “Queremos simbolizar la protesta contra el incremento del 0,25% en las pensiones públicas para este 2018, que nos imponen desde 2011 porque desde entonces hemos perdido 6,5 puntos de poder adquisitivo, y por el proyecto de mantenerlas así hasta 2022. La peor parte se la llevan los que cobran la pensión de viudedad, que de media cobran 759,38 euros, lo que supondría, por ejemplo un aumento de 1,89 euros, lo cual nos parece irrisorio y una burla”, denuncia Armando Aulestiarte, portavoz de Arabako Pentsionistak Lanean.
Frente a ello, agrega Aulestiarte, “proponemos recuperar el nivel adquisitivo y que el aumento sea con arreglo al Índice de Precios al Consumidor (IPC), por lo que tendría que ser un 1,7% que es lo que ha subido. Pretendemos que el Gobierno de Rajoy sea racional, en vez de perdonar las deudas a la banca”. Una de las encargadas de distribuir “las cartas de Fátima” fue Espe Ferrán, representante de Comisiones Obreras (CCOO), una jubilada de Arrasate (Gipuzkoa) que hace 48 años se vino a vivir a Vitoria, y quien, a medida que aumentaba el número de manifestantes, tuvo que ponerse un chaleco amarillo fluorescente, con el fin de mejorar las posibilidades de ser vista. “A mí ese 0,25% se me traduce en poco más de un euro al mes y lo peor es que es el quinto año consecutivo que lo mantienen. Si la luz, por ejemplo, sube al 6%, no estamos hablando de productos de lujo, ni de ir a comer a El Portalón. Hablamos del pan de cada día, de poder ir a llenar la cesta de la compra”, lamenta.
Un 0,25% que, a juicio de Ferrán, “no llega para mantener el poder adquisitivo de los pensionistas”, aunque, como sugiere, “hay un montón de cosas que se pueden hacer para mantener el sistema público de pensiones, como por ejemplo, evitar que los funcionarios de la Seguridad Social sean los únicos que cobren su sueldo de la hucha de las pensiones, en lugar de los Presupuestos Generales del Estado, como hacen para el resto de trabajadores, porque ya se sabe que un quita y no pon, se acaba el montón. Por eso, vamos a seguir dando guerra para reclamar nuestro derecho”.
“deseos de felicidad” Otra a quien no le ha hecho nada la ya misiva habitual de cada mes de enero de la Dirección General de Costes de Personal y Pensiones Públicas para informar sobre la revalorización de la pensión de clases pasivas es la vitoriana Rosa Ruiz de Garibay. Y eso, pese a los “deseos de felicidad para este nuevo año” que, junto “el cordial saludo”, aparecían en su última línea. “Me acabo de jubilar en agosto del sector de la limpieza y vengo a apoyar esta protesta porque supone una lucha porque si ahora tengo una pensión normal, que prefiero no contar, no quiero ni pensar cómo va a estar dentro de 10 años, ya que se me va a quedar muy disminuida para todo lo que sube el nivel de vida, si ahora ya ando justa para vivir”.
De hecho, para Ruiz de Garibay “deberíamos de ser muchos más los que hoy venimos porque la mayoría fuimos los trabajadores que protagonizamos la huelga general del famoso 3 de marzo de 1976 de Vitoria, cuando yo entonces tenía 23 años, y estuvimos meses sin cobrar. Si ganamos entonces, no nos desanimemos ahora, que no cuesta nada venir a estas protestas, en lugar de comentar esa vergonzosa subida sólo entre amigos y familiares”.
Otra jubilada, María Fernández, añade que “no se suele tener en cuenta” el porcentaje de retención del Impuesto sobre la Renta en las Personas Físicas (IRPF). “Por subirme ese 0,25%, me quitan 23 euros al mes, un 18,5% de IRPF porque ha cambiado mi baremo de retención al aumentar ese 0,25%”, censura.
El presidente de este colectivo, Armando Aulestiarte, precisa que la subida de las pensiones públicas debe hacerse en base al IPC.
Esta jubilada repartía ayer las misivas con la subida del 0,25%.
Esta jubilada vitoriana anima a luchar para tener una actualización “digna” de las pensiones.