vitoria - Los Reyes de Oriente llevan días ya que no les hace falta abrir las cartas que contienen la lista de los regalos de los niños para saber qué es lo que los txikis desean encontrar bajo el árbol el día 6. Si bien las artes adivinatorias de Melchor, Gaspar y Baltasar no proceden de sus mágicos poderes, sino de los dos juguetes estrella que durante esta Navidad se han repetido en todas las misivas a Sus Majestades. Se trata de las Lol Surprise, unas muñecas que, pese a sus 4,5 centímetros, se han convertido en el gigante de ventas de esta Navidad, y del juego Slime para hacer blandiblú casero.
Estos dos productos infantiles han causado furor esta campaña, hasta tal punto es así, que como explica Izaskun, de la tienda Juguettos de Lovaina, que estos días no para de despachar juguetes, “han volado de las estanterías y ya están agotados”. Lo mismo pasa en la juguetería familiar, Jostamendi-Toy Planet, de Cercas Bajas: “Aunque este año ha estado bastante repartido, se han vendido muchas las Lol, unas muñequitas que van dentro de una bola de plástico y llevan accesorios, y el Slime Factory”, añade Idoia Gallardo, responsable de este comercio con más de 40 años de experiencia, que destina un 0,07% de sus ventas a Aldeas Infantiles. Además, es el segundo año que incluye a menores con Síndrome de Down en su catálogo con el objetivo de aumentar su visibilidad. Como añade Gallardo, el tirón que ha causado el famoso moco, pegajoso y brillante, se debe a una reinvención basada “en que ahora es que lo puede elaborar el propio niño”, con los ingredientes que le vienen en el propio juego, lo que ha sorprendido al sector, ya que “no se esperaba tanta demanda”.
Las redes sociales, en cambio, ya dejaban entrever el exitazo que podían traer consigo las Lol, tras las miles de visualizaciones de sus vídeos explicativos en Youtube de estas muñecas, con precios que van desde los 10,95 euros hasta los más de 100, de la Big Surprise, que contiene 21 bolas diferentes. Un fenómeno que se entiende porque, por un lado, reúne ese afán de coleccionismo, al haber hasta 45 variedades, además del azar, al no saber cuál de ellas te va a tocar, y el de la sorpresa, gracias a sus “capas de diversión”, a medida que desenvuelves la bola, que irán revelando zapatos, y otros accesorios, hasta descubrir la muñeca que incluye.
De media, según especifica Gallardo, se gastan “de 70 euros en adelante” para hacer los regalos “que se reparten entre Olentzero y Reyes”.
Entre los juguetes que ya se vieron el pasado año y que siguen demandándose están los Hatchimals, las criaturas mágicas que salen de un cascarón en las que el niño es la clave para la liberalización de la magia de esta mascota electrónica, tras proporcionarle cuidados y caprichos, que siguen encandilando a los peques “porque se han seguido vendiendo bien”. Está la versión “brillo mágico” (unos 75 euros), con ojos Led de colores para indicar el estado de ánimo o, como añade Gallardo, los Sorpresa Zuffin (por unos 95 euros, aproximadamente), “que es la novedad de este año, que vienen en parejas”.
seres alados y enmascarados En cambio, lo que ya no estará tan de moda en parques y patios de colegios es la Patrulla Canina, “se sigue vendiendo, pero ya no con tanta potencia porque les ha salido competencia”, precisa la responsable de Jostamendi-Toyplanet Vitoria. Los rivales de estos perros, en concreto, son los personajes alados de las Super Wings (basada en una serie de animación surcoreana protagonizada por Jettt, un avión rojo que tiene la misión de entregar paquetes urgentes) y los tres niños enmascarados de PJ Masks o Héroes en Pijamas, Connor, Amaya y Greg, que protagonizan otra serie de televisión de dibujos animados. “También está gustando mucho los personajes de la serie Las aventuras de Ladybug, una niña que se disfraza de superheroína”, detalla Gallardo.
Los llamados Bebés Llorones (37 euros), que vienen disfrazados con gorros con forma de animal, también son difíciles de encontrar en las tiendas a estas alturas de las fiestas. Al igual que otros, a priori más tradicionales, como un modelo de la Nancy, “que ya se ha agotado”, y el más reciente de Nenuco que también brilla por su ausencia.
En Jostamendi-Cercas Bajas añaden que apenas quedan ya juguetes que no incorporen tecnología. “Casi todos tienen una aplicación para que te la descargues y hay otros que la llevan de serie, como los Hatchimals que llevan un sensor que detecta el calor”. Y lo mismo pasa con los juegos de mesa, “el 90% también incluye electrónica”. El popular juego Simon dice, que además de que se “está vendiendo bien”, ha regresado, por ejemplo, con unas gafas similares a las de realidad virtual.
En cambio, la fuerza esta vez no ha acompañado al merchandising de Star Wars, “que no se ha vendido tanto como el año pasado”.