Navaridas sigue siendo una fuente inagotable de descubrimientos relacionados con la historia. Al Alto de Castejón, un poblado celtibérico con varios siglos de vida, se suma ahora una necrópolis de tumbas antropomorfas, excavadas en roca, como no hay otra en todo el territorio.

Es la necrópolis de Santa Eulalia, un lugar ya conocido porque habían aflorado siete tumbas talladas en la roca. Sin embargo, aprovechando una partida presupuestaria llegada al Ayuntamiento, gracias al acuerdo presupuestario entre el PNV y el PP, el alcalde, Miguel Ángel Fernández, ha podido volver a encargar a Qark Arqueología el estudio del yacimiento para que pueda ser visitado y, al excavar, han aparecido muchos más enterramientos, pero también las técnicas que se utilizaban para prepararlos.

Cuenta el director de Qark, Leandro Sánchez, que “cuando empezamos, la idea era limpiar la zona alta, que era la donde se veían los restos de las tumbas en las rocas, sin sus tapas y pensando que nos íbamos a encontrar alguna más hacia abajo, en torno a unas once más. La cuestión es que cuando empezamos a abrir vimos que salían más sin tapa y además hacia el este había más sin tocar, no habían sido saqueadas, ya que las de arriba, las que se veían, seguramente fueron saqueadas de sus tapas para hacer la terraza del viñedo que hay allí”. De esta manera, lo que al final ha quedado es “una necrópolis que está saqueada en su parte superior, pero que a partir de esa primera terraza hay una parte importante que están sin tocar”.

Tras las primeras excavaciones se ha podido comprobar que es un enterramiento de gran tamaño, aunque “lo que aún no sabemos es dónde está la ermita, la iglesia de Santa Eulalia, aunque todo hace pensar que estará en la parte más alta” que en la actualidad está plantada de viña, ya que “en la zona del enterramiento no hay hueco para que esté”.

De todas formas, en este yacimiento “lo que vamos a poder mostrar son dos cosas muy interesantes”, explica Leandro Sánchez. Por un lado, “aquí tendremos cuerpos, bajo las losas que están sin tocar, y los cuerpos recuperados en la zona inferior. De la datación de ambos igual podremos ver época de su utilización porque esta es una zona bastante homogénea”. Por otra parte, y esto es lo más importante, “tenemos muchísimos indicios, muy bien señalados de cómo se hace una necrópolis de este tipo, porque tenemos todo el proceso de creación de la necrópolis: desde los huecos de la barrena para ir arrancando piezas de la roca hasta los primeros esbozos de quitar piezas que luego no se retiraron”.

Y la verdad es que el lugar es una clase magistral de cómo se trabajaba en la época. Se aprecian perfectamente cómo se excavaba con la gubia cóncava para ir deshaciendo la roca y poder encajar las losas que la cerraban: también se aprecian las numerosas perforaciones para ir abriendo el hueco para el enterramiento, pero también los que se hicieron para sacar losas casi cuadradas y de 9-10 centímetros de grosor, y otras comenzadas a excavar, pero que no se ocuparon. Esto significa que los arqueólogos han encontrado “toda la secuencia de cómo se hace una necrópolis”, lo que convierte a Santa Eulalia en un espacio casi único en Álava para estudiar ese tipo de construcciones.