Todo empezó hace 19 años en el barrio de Bozate, en la localidad navarra de Arizkun, con 66 belenes. En esta edición, el taller-museo Santxotena de Artziniega -que ya acumula 2.017 misterios de los cinco continentes (190 más que el año pasado)- ha querido cerrar el círculo de su ya tradicional exposición internacional de belenes del mundo con un merecido homenaje a sus orígenes. Y es que si algo va a sorprender a las personas que se acerquen a la villa ayalesa hasta el próximo 31 de enero para darse una vuelta al mundo en belén, eso va a ser sin duda los montajes que, en la planta baja del museo, invitan a conocer un poco más de los agotes. Esa raza maldita de artesanos, a la que el propio escultor Xabier Santxotena siempre ha afirmado con orgullo pertenecer, y que eligió el Baztán (donde también se encuentran los otros dos museos Santxotena) para asentarse.
“Somos la exposición de belenes más diferenciadora a nivel nacional, no solo por el importante número de montajes, que no piezas, que integra nuestra colección; sino porque con ellos trabajamos la etnografía y la antropología de pueblos de los cinco continentes. Fomentamos la obra de artesanos alfareros típica de cada comunidad, un oficio ancestral que se está perdiendo mediante el encargo de trabajos exclusivos; y Bozate no iba a ser menos”, explica la directora del museo, Teresa Lafragua.
De hecho, la muestra de este año engloba una maqueta a escala de la torre de Ursua (el señor feudal de Bozate) repleta de figuras de Carnaval acompañadas de Olentzero; un molino-belén de piezas móviles que “pretende ser un homenaje a los molineros y cocineras agotes, con el San José golpeando un saco de trigo para hacer harina y la Virgen con una bola de masa para elaborar talos”; y una réplica del propio barrio, en la que destaca la Casa Gorrienea de la familia Santxotena, poblada por personajes del folklore agote tales como la sagar dantza, la mutil dantza con sus atabalaris y txistularis, o la doma del oso, los mozorros con sus vejigas e intérpretes de arpa y acordeón.
Con todo, el stand estrella de este año está dedicado a Cantabria, con un total de 36 belenes de todos los rincones de la geografía montañesa. Desde la Prehistoria con las cuevas de Altamira, hasta los pasiegos y sus muy diversos trajes. “Tenemos guerreros, personajes mitológicos como Polifemo y Jana (una hada similar a la lamia euskaldun), pastores de vacas, o nodrizas con su cuévano para acarrear hierba, pero las joyas son dos montajes de Raquel Herreros, de Cobreces, que recogen uno, instrumentos tradicionales cántabros, y otro, juegos infantiles tradicionales”, relata Lafragua, que tampoco quiere pasar por alto un belén en cuadro obra de Enrique francés. “El fondo es la iglesia de Castro Urdiales y también aparecen unas cajas apiladas de anchoas, pero lo importante es la pareja con el niño en brazos del primer plano: refugiados llegados por mar cubiertos por capas de Cruz Roja”, hace ver.
La sección de países tampoco se queda atrás. “Tenemos nuevos de Colombia, Polonia, Sicilia, Rusia, Brasil, Costa Rica, Cuba, Palestina, Portugal, Polonia, Bosnia, Ucrania, Alaska o México, entre un largo etcétera, pero queremos destacar el que nos ha llegado del Congo”, apunta. No en vano, se trata de un conjunto de coloristas piezas hechas a mano “por mujeres violadas y mutiladas que han encontrado refugio en el centro Jambo Congo de Bukavu, cerca del lago Xivo. Lo regenta una monja de Vitoria y nos lo ha traído Idoia Moreno, una joven gasteiztarra que colabora con esta asociación”, explica.
Asimismo, los impresionantes belenes napolitano y provenzal siguen creciendo en personajes y minucioso atrezzo, al igual que curiosidades tales como un belén dentro de un contador de luz antiguo u otro en una bola de cristal de la Real Fábrica de Segovia “realizado con moldes originales de los siglos XVIII y XIX”.
De Lerma a Portugalete No obstante, Lafragua y Santxotena siguen apostando por la sección de autonomías del Estado. “Es nuestra pasión, mostrar en cada montaje las características culturales de cada región, de modo que los visitantes se vean representados y que ellos mismos nos expliquen sus tradiciones y folklore”, apuntan.
Así, a los ya conocidos belenes euskaldunes, valencianos, segovianos, andaluces, gallegos, mallorquines, gaditanos y canarios, así como de Asturias, Aragón, La Rioja, Valladolid, Cataluña, Zamora, Madrid, Ávila, Soria, Huesca o Salamanca, entre un largo etcétera, se les ha unido este año otros de Castilla La Mancha, con Don Quijote, Sancho Panza y sus molinos; de las monjas dominicas de Lerma; o de Vigo, realizado en botellas de aguardiente por el ceramista Juan Rodríguez Ferreira. No obstante, la pieza más novedosa de esta sección -Cantabria aparte- es la de figuras vascas realizada por encargo a los ceramistas de Lokatz en Portugalete. “El niño Jesús esta metido en un kaiku, y en la comitiva aparecen desde la sardinera y el arrantzale, hasta el pelotari o el ezpatadantzari”, enumeran.
La muestra se completa con una zona de belenes infantiles, colocada junto al tradicional con piezas móviles de cinco metros de largo, en el que aparecen reflejados paisajes locales y las torres medievales de Sojoguti, Artziniega y Mendieta, talladas en madera y a escala, por el propio Santxotena. Para visitarlas, hay tiempo. La muestra que se inaugura hoy sábado, estará abierta hasta el 31 de enero, de viernes a domingo, de 11.00 a 13.30 horas y de 16.00 a 19.00 horas; así como todos los días durante el puente del 6 al 10 de diciembre, en el mismo horario.