vitoria - Un fresco sol mañanero saludó ayer a los vecinos de una de las arterias con más solera del Casco Viejo de Gasteiz, la Herrería, vestida con sus mejores galas para celebrar una de sus jornadas más especiales. Fue la protagonizada por las sociedades gastronómicas de la última vecindad de la Herre, Burduntzi, Iturriondo, Txipristin y Zapardiel, así como por los comercios pertenecientes a este último tramo de la calle, que un año más volvieron a unir fuerzas para organizar su fiesta anual en honor Nuestra Señora del Buen Camino.

Como manda la tradición, el estruendo del txupinazo lanzado en la plaza de la Fuente de los Patos dio inicio al filo del mediodía a una intensa mañana de celebraciones, que interactuaron a la perfección con el tradicional Mercado de la Almendra que, como todos los primeros sábados de mes, acogió el Casco Viejo de la capital alavesa. El aurresku y la ofrenda floral a la virgen, cuya hornacina se ubica en el número 43 de la Herrería, precedieron a un vistoso espectáculo de danzas vascas.

La fiesta, que se prolongó hasta bien entrada la tarde, contó con otros alicientes como una exhibición de bailes de salón a cargo del grupo Cariño Písame y una concurrida degustación popular a cargo de los organizadores. Todo un lujo para quienes se acercaron a la zona, pues ya se sabe del arte que tienen entre los fogones sociedades gastronómicas como las de este pequeño rincón de Gasteiz.

“Como en años anteriores deseamos con esta fiesta favorecer el contacto entre los vecinos de este tramo de calle situado entre los cantones del Seminario y las Carnicerías, pues sabemos que el ritmo frenético y cada vez más individualista de la sociedad actual no favorece el mismo. Pero desde las sociedades organizadoras creemos que con actos de este tipo podemos aportar desde la más absoluta modestia unos momentos de acercamiento e integración, tanto de residentes como visitantes, y hacer más amable la convivencia entre todos los que disfrutamos de esta zona de la ciudad a lo largo del año”, relata José Antonio Arberas, portavoz de la vecindad. La organización, un año más, quiso recordar con esta entrañable fiesta la importancia que en otros tiempos tenían las vecindades en la ciudad de Gasteiz a la hora de intentar conseguir una mejor calidad de vida, con el trabajo colaborativo de todos como eje fundamental.