Vitoria - “¿Y cuando te pregunten dónde te ha tocado qué vas a decir? ¡En la tómbola Antojitos!”. Las barracas se despiden hoy de Vitoria con precios especiales durante toda la jornada después de más de tres semanas instaladas en Mendizabala para alegría de txikis y no tan txikis. El saltamontes, la nube, el ratón vacilón y los autos de choque, entre otros, provocaban ayer los gritos del público más valiente mientras otros, más tranquilos, escudriñaban los puestos de comida con más interés que las atracciones. Entre ellos estaban Garbiñe e Irati, que churros de chocolate en mano, observaban con interés cómo la ruleta de la tómbola Antojitos giraba hasta pararse en el premio que les había tocado. “Es un peluche de un emoticono”, respondían mientras sujetaban el susodicho muñeco, la cara amarilla que llora de risa.
A unos metros, un niño dudaba entre elegir el tradicional algodón de azúcar rosa o, maravillas de la ciencia, otro de color verde. En realidad, más allá de un par de puestos de kebab y una food truck de hamburguesas, las opciones para comer no han variado demasiado estas fiestas en el recinto ferial, con las habituales parrillas y los puestos de patatas fritas y asadas, vino, helados, bebidas, churros y demás como opciones culinarias. En general, las novedades en las barracas de este año no han sido especialmente prolíficas, entre otras cosas porque el contrato sellado el curso pasado con los feriantes se mantenía en los mismos términos para este año. Los precios, entre 2,5 y 3,5 euros por atracción.
valoraciones En su penúltimo día en la capital alavesa, buena parte de los feriantes consultados ayer por este periódico no se mostraron especialmente satisfechos de su paso por las fiestas de La Blanca. Unos porque el volumen de público que ha pasado estos días por Mendizabala les ha parecido demasiado escaso, y otros porque lamentaban que quienes se han acercado no se han gastado mucho dinero. “En mi caso éste es el primer año que vengo y no tengo claro que vaya a volver, porque no sale muy rentable. No ha habido tanta gente como esperaba”, explican desde la atracción de pruebas de Benny Hill.
Más alegres estaban en la caseta de tiro, donde sí se despiden “contentos” de su paso por las fiestas de Vitoria. “Ha venido gente y se animaba a tirar y probar suerte. No nos quejamos”, apuntaban, nunca mejor dicho, los responsables de la caseta. Donde, por el contrario, no parece haber división de opiniones es en los mesones en los que aquellos a los que el hambre acechaba podían comer y cenar.
“Llevamos casi veinte años viniendo y este año ha sido de los peores, si no el peor. Hemos tenido menos gente que otras veces”, lamentaban desde el mesón Santa Ana con un análisis similar al que realizaban desde el mesón Taifa, ubicado a escasos metros. “Si tengo que ponerle nota a estas fiestas les daría un regular. Han sido unos días flojos, pero porque al final la gente no tiene un duro y prefiere venir a dar una vuelta”, asumían. Y así, con la jornada de hoy como colofón, el tren chu-chú, las camas elásticas, el dragón, los camellos y sus rimas se despiden de Gasteiz. Que no sufra aquel al que no le haya tocado nada en la tómbola. Volverán el año que viene.
Despedida. El recinto ferial recibió las primeras atracciones el pasado 20 de julio y dirá adiós hoy tras más de tres semanas en la capital alavesa.
Pocas novedades. En su segundo año de contrato en Vitoria en los términos actuales, las barracas han tenido este curso escasas novedades respecto a 2016. La práctica totalidad de las atracciones ya pisaron el recinto el año pasado.
Opiniones. Entre los feriantes consultados ayer, la mayor parte no se mostró muy satisfecho de su paso por las fiestas de Vitoria, bien por haber percibido menos gente de la que esperaban o porque el público que se ha acercado no se ha gastado mucho dinero en las atracciones o los puestos de comida.
3
Durante estos días los precios de las atracciones han oscilado sobre los 2,5, 3 y 3,5 euros.