Vitoria - Se nota cuando Vitoria está de fiesta. Una de esas fechas muy especiales para la ciudad es la festividad de Santiago, del 25 de julio, jornada en la que Gasteiz se llena de blusas y neskas alegres que brincan al ritmo de los txistus o las txarangas. Son muchas las actividades preparadas para ese día, aunque la cita más destacada es su desfile, que este año se ha bautizado como kalejira.
Todo comienza en el cruce entre las calles Dato y Postas. Los blusas y las neskas aguardan impacientes el momento de salir. Es su día. Sus caras se muestran eufóricas y no es para menos. La alegría de los participantes de la kalejira se refleja también en el público. Niños y mayores bordean ambos lados de Dato y Florida, esperando el comienzo. El vehículo de cada cuadrilla es el encargado de dar el pistoletazo de salida. Una vez echa a andar por la calle Dato, la fiesta arranca, y sus protagonistas avanzan. Las txarangas son las encargadas de marcar el ritmo y de interpretar las canciones que blusas y neskas arropan con sus voces.
La diferencia de ayer radicó en que las cuadrillas no desfilaron todas juntas, sino que siete de ellas comenzaron el recorrido a las 16.15 horas, como se pactó, mientras las 19 restantes llenaron las calles del centro a las 17 horas.
Antes de que comenzase la primera kalejira, la alegría era patente en la calle Postas. Una muestra de esta fiesta pudo apreciarse en la furgoneta de los Martinikos, que empezó a botar, literalmente, antes del desfile, fruto de sus integrantes vibrando dentro del vehículo.
La cuadrilla que inauguró la kalejira de la Federación, no obstante, fue Batasuna, que afrontaron el pistoletazo de salida con un asno, motivo por el que numerosos transeúntes optaron por tomarse una instantánea con el animal. El resto de las cuadrillas de la Federación, esto es, Bihurriak, los Biznietos de Celedón, Martinikos, Jatorrak, Gasteiztarrak y Los Bainas, siguieron a los miembros de Batasuna, con los habituales saltos y repartos de pegatinas a los más pequeños.
La kalejira de la Comisión, que echó a andar alrededor a las cinco, consiguió más público que la anterior. Entre los espectadores se escucharon murmullos entre quienes no entendían por qué no desfilaban todas las cuadrillas, y tal vez ese despiste fue el que hizo que el segundo desfile tuviese más público.
Sea como fuere, los vehículos se amontonaron en la calle Postas a la espera del turno de salida, al igual de los blusas y neskas, que fueron llenado Postas de buen humor. Los primeros en saltar por la calle Dato fueron los de Belakiak, que iniciaron la marcha coreando el nombre de su cuadrilla. A los belakis les siguieron la pista el resto de cuadrillas, con su habitual alegría, niños en hombros, risas y saltos acompañados de ocasionales choques entre blusas y neskas. También hubo algún blusa rezagado que iba preguntando si su cuadrilla había salido ya por lo que tuvo que apretar el paso hasta alcanzar a su manada.
Gran Prix Tras finalizar la kalejira, comenzó el Gran Prix, un evento para toda la familia inspirado en el célebre programa de televisión, y que congregó aproximadamente la mitad de la plaza. Por supuesto, al igual que el archiconocido espectáculo televisivo, el acto incluyó vaquillas en sus pruebas, aunque a diferencia del show televisivo, en el Iradier los retos estaban orientados para adultos y niños, al igual que el público congregado allí.
El desafío que abrió el evento puso a prueba a sus concursantes, tanto física como intelectualmente. Y es que el reto consistió en que los participantes debían resolver una operación matemática mientras recorrían los castillos hinchables instalados en el Iradier.
Tampoco resultó fácil la segunda prueba. El objetivo era transportar un vaso lleno de agua en cada mano y completar el recorrido anterior. Aunque el desafío no acabó ahí, puesto que los concursantes debieron entregar el líquido que les quedaba a sus compañeros de equipo, ubicados en el recinto en el que se encontraba la vaquilla.
Los retos hicieron que los participantes se revolcaran por la arena y que, a su vez, los espectadores presentes se partieran de risa. La música no faltó en la cita, que acompañó al evento a través de un Dj que pinchó discos junto a la palabrería del presentador del evento.
Batasuna. La cuadrilla con lauburu en el escudo fue la encargada de comenzar el desfile de la Federación, que acompañó con un burro durante su andadura.
Belakiak. A las cinco de la tarde sus blusas y neskas fueron los encargados de volver a llenar de euforia las calles Dato y Florida.
Vaquillas. El Iradier Arena fue testigo de un campeonato para toda la familia que puso a prueba a sus concursantes con desafíos que hiceron correr a sus concursantes, y por supuesto, medirse ante las vaquillas.