nanclares de la oca - El molino de Nanclares de la Oca tendrá un destino básicamente cultural, según acordó el Pleno del Ayuntamiento de Iruña Oka celebrado ayer por la tarde. De esta forma se cierra una polémica que se ha mantenido durante meses a causa de la denuncia presentada ante la Fiscalía porque la primera intención del equipo de gobierno municipal, en manos del PSE-EE, era dar al edificio un uso turístico, circunstancia inviable a ojos de la Agencia Vasca del Agua, URA. No en vano, ésta decidió en su momento a través de un informe datado el 11 de septiembre de 2015 “no autorizar las obras de rehabilitación del edificio del molino en el arroyo El Piojo (...) por invadirse con ellas un bien público para un interés lucrativo”.

Según ha explicado el alcalde, Javier Martínez, el molino, que desde ahora se llamará la Casa del agua, albergará en las plantas superiores la biblioteca municipal y varias dependencias del consistorio, pendientes aún por definir pero relacionadas con actividades culturales, propuestas inicialmente defendidas por el PNV.

En cuanto a la planta baja, se destinará a espacio de exposiciones, con una zona de estar donde poder leer la prensa diaria o revistas y donde se podría ubicar en el futuro, si así lo acuerda el Pleno, una oficina de turismo desde donde gestionar la promoción del municipio y de sus muchos valores culturales, históricos o patrimoniales.

Con esta decisión se pone fin a año y medio de espera. Inicialmente el Ayuntamiento, propietario del complejo, había pensado instalar allí algo relacionado con el turismo, bien un hotel con encanto o un restaurante de calidad. Y de hecho, a finales del año 2015, estaba trabajando en la rehabilitación del edificio hasta que EH Bildu decidió denunciar la obra ante la Fiscalía por desacuerdo con la finalidad propuesta por el equipo de gobierno local que preside Javier Martínez, “y que la oposición en bloque rechazó desde un primer momento por considerarlo superfluo y caprichoso en un municipio que carece de infraestructuras básicas para el disfrute de la juventud o de personas mayores”, indican fuentes soberanistas consultadas.

Además intervino la Agencia Vasca del Agua, porque al parecer la obra no contaba con su autorización como se puso de manifiesto en el transcurso de la inspección que se llevó a cabo el pasado 12 de enero de 2016 por parte del personal técnico de URA. Según la agencia, se trataba de una infracción administrativa contra la Ley de Agua, en cuyo artículo 116 se especifica como infracción la ejecución sin la debida autorización administrativa de obras, trabajos, siembras o plantaciones en los cauces públicos o en las zonas sujetas legalmente a algún tipo de limitación en su destino o uso.

Con ese panorama, desde la Fiscalía se solicitó la intervención de la Unidad de Delitos Monetarios y se colocó al alcalde en situación de investigado, aunque finalmente se ordenó el archivo de las actuaciones porque lo ocurrido. En cuanto al destino del molino, al estar en una zona con límites de uso, URA decidió que no se podía realizar la actividad turística prevista, que tendría una gestión privada, y por esa razón se han seguido sus instrucciones y tendrá un uso cultural, según lo aprobado por el Pleno.

El alcalde explicó que hubiera preferido llevar a cabo el proyecto inicial y recordó que anteriormente tuvo un uso particular. Entre 1910 y 1915 hubo personas viviendo en sus cuatro pisos. Cuando se produjo un derrumbe en su planta baja había dos carpinterías funcionando. - P.J.P. / Foto: P.J.P.