llodio - Por primera vez, una residencia de personas mayores de la red foral ha acogido en sus instalaciones un proyecto de huerto urbano. La experiencia se ha puesto en marcha en la residencia San Roque de la localidad de Llodio. Debido a la buena acogida que ha tenido y a los beneficios que reporta tanto a los usuarios como a sus familiares, el Instituto Foral de Bienestar Social (IFBS) “estudiará la posibilidad de extender la actividad, tanto a otros centros como a más épocas del año”, indicó ayer el diputado general de Álava, Ramiro González.

Éste realizó una visita a la residencia laudioarra junto a la diputada foral de Servicios Sociales, Marian Olabarrieta, para conocer de primera mano esta experiencia coincidiendo con el último día de realización de la actividad. Durante la jornada, ambos gestores pudieron comprobar de primera mano la efectividad de la medida. Ésta se basa en un huerto urbano sin necesidad de una actividad especializada de jardinería donde se plantan flores, verduras y hortalizas de forma limpia, sencilla, divertida y adaptada a las capacidades de todos los residentes. Y es que el huerto consta de unas bandejas de tamaño reducido con sustrato, en donde se plantan flores, plantas y hortalizas de temporada; en este caso, lechuga, tomate y pimiento.

En esta primera experiencia, que ha durado seis semanas, han participado la mayor parte de los usuarios de los servicios que ofrece la residencia San Roque; es decir, cerca de 40 residentes tanto del módulo asistido como del psicogeriátrico, donde se atiende a mayores que padecen deterioro psíquico grave, así como otros 23 usuarios del centro de día del citado recurso.

Las personas residentes crean huertos por parejas o tríos durante los talleres semanales con la ayuda de las monitoras y la colaboración de familiares. El resto de la semana ven el progreso de las plantas y se encargan de cuidarlas y regarlas. El objetivo general de esta actividad es mejorar la participación de los usuarios en una actividad que les motiva tanto a ellos como a su entorno. Y es que a nivel individual, mejora la autoestima, las capacidades físicas psíquicas, cognitivas y sociales, la ilusión, evoca vivencias de juventud, ayuda a combatir la depresión, y estimula las funciones motoras. Pero a nivel social, mejora la comunicación y evita el aislamiento. Además, a nivel de entorno, contribuye a la vivencia en el hogar, y a la relación con sus familiares.

En definitiva, que se trata de una actividad que aúna dos de los ejes a los que se ha comprometido el gobierno foral en su Plan Estratégico de legislatura, como es el envejecimiento activo y saludable, por un lado, y la mejora integral de atención en las residencias de personas mayores dependientes, por el otro.

Ramiro González y Marian Olabarrieta ayudan a varias ancianas de la residencia San Roque de Llodio a plantar varias plantas.