VITORIA - La cultura del reciclaje de los residuos sólidos urbanos lleva a que todos los restos procedentes de los contenedores naranja y gris que se depositan en el vertedero de Gardelegi llegan después de un tratamiento previo de separación de las fracciones, biometanización o compostaje que se llevan a cabo en la planta de Tratamiento Mecánico Biológico de Jundiz (TMB). En 2016 llegaron a ese recinto un total de 85.000 toneladas, de las que 60.000 lo hicieron desde los contenedores de la capital y la cantidad restante desde otros puntos del territorio. El ciclo de tratamiento y reciclaje arranca en el momento de recogida de los restos de los recipientes gris y naranja.

tres fracciones de residuos Los desperdicios que se arrojan en el recipiente gris tienen un “tratamiento mecánico y en el que también intervienen personas con el fin de obtener las tres fracciones de residuos que se puede extraer”, apunta Andrés Alonso, jefe del servicio de Planificación Ambiental del Ayuntamiento, en conversación con DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. “Mediante un proceso de centrifugado en unos grandes bombos similares a una lavadora”, se logran separar los restos. La primera de esas fracciones es la materia orgánica y que la componen restos de alimentos que se destinan a la biometanización o compostaje.

En segundo lugar se obtienen los denominados “reciclables secos” y que son los “materiales secundarios de los contenedores azul, amarillo o verde que no tienen el mismo aprovechamiento ni calidad, bien porque se trata de cartones con residuos, por ejemplo, y que siguen siendo útiles para producir después productos como papel de periódico o de celulosa”, apostilla el responsable municipal. La terna de productos extraídos la compone la fracción rechazo que es “todo aquello que no se logra separar en las fases previas”. Se logra con esta severa separación una clasificación específica de los residuos urbanos que ya están listos para ser trasladados al vertedero de Gardelegi.

A la hora del traslado se hace evidente otro de los beneficios que supone este tratamiento selectivo. “Tan la fracción de reciclables secos, como la de rechazo se compactan en unas balas, de manera que se depositan en Gardelegi todos dentro de un orden y bien colocados, además de libres de materia orgánica”, enfatiza Joseba Sánchez responsable técnico de Gestión de Residuos del Ayuntamiento. Además de facilitar una ordenada colocación en el recinto en el que van a permanecer se produce también un notable ahorro de espacio. “Estas balas de residuos ya salen compactadas al 50% de su volumen normal y además ocupan como si fueran solo 25 kilos”, remarca Sánchez.

MATERIA ORGÁNICA La primera de las fracciones de residuos que se obtiene en esta separación mecánica se somete a un “proceso de biometanización o compostaje para la obtención de biogas o material bioestabilizado, respectivamente, en función del proceso que se haya seguido”, desgrana Sánchez. La biometanización consiste en “introducir la materia orgánica en un gran digestor, sin contacto con el aire con el fin de romper las moléculas de carbono y que se genere metano”, explica con rigurosidad. Ese es el proceso que lleva a obtener un biogas que es el que se utiliza para “generar toda la energía y calor que se utiliza en la planta de tratamiento de Jundiz, por lo que podemos decir que estamos ante una instalación autosuficiente”.

La técnica del compostaje consiste en “dejar la materia orgánica al aire en unas cavidades específicas” en las que de manera sistemática unas palas “proceden a darle vueltas, mientras se introduce aire con unos generadores”, Sánchez. Así se obtiene el material bioestabilizado al que se concede diversos usos en la ciudad.

Además de estas operaciones con los residuos que llegan del contenedor gris, la planta de tratamiento de Jundiz trabaja y trata también los restos de materia orgánica que llegan procedentes de los recipientes naranjas de las calles. “Estos van directamente a las trincheras específicas que tenemos para ello y dedicadas a la obtención del compost natural. Se logra así un compuesto de gran calidad y que se destina por el Ayuntamiento como elemento de relleno por los parques y jardines que existen en la ciudad y en las labores que se realizan.

Contenedor gris. Los residuos recogidos en estos recipientes son sometidos a un tratamiento mecánico para obtener las denominadas tres fracciones de residuos. Se logra separar la materia orgánica, los reciclables secos y la fracción rechazo.

Contenedor naranja. En este recipiente se deben depositar los restos de materia orgánica. Su tratamiento en Jundiz se orienta a convertirlos en compost mediante un proceso natural. El resultado final se emplea en las tareas de parques y jardines.

Biometanización. La materia orgánica extraída de los restos del contenedor gris se coloca en un gran cilindro metálico en el que, sin contacto con el aire y mediante calor, se rompen las moléculas de carbono para generar metano y obtener así un biogas que se reutiliza en la planta.

Compostaje. A través de una manera totalmente natural se obtiene el material bioestabilizado después de ubicarlo en unas cavidades en la que es volteado, por medios mecánicos y se le inyecta aire con generadores.

El jefe del servicio de Planificación Ambiental remarca la capacidad de generar biogas, a través de la biometanización, para que el centro de Jundiz pueda desenvolverse de manera autónoma en sus consumos de energía y calor para la actividad que desarrolla.

El responsable técnico de Gestión de Residuos del Ayuntamiento apunta la utilidad del tratamiento que se aplica a los residuos en Jundiz para “compactar al 50% en balas todos los restos y ocupar solo como si fueran 25 kilogramos”, concreta.