Vitoria - Hay victorias que al final saben a derrota. Eso es lo que le pasó el martes al ilustrador profesional Alexandre Fernández Villanueva, nacido en Sabadell (Barcelona), pero residente en la capital alavesa, quien a primera hora de ese día posaba orgulloso en la Plaza Nueva de Vitoria como flamante ganador del cartel anunciador de fiestas de La Blanca. Y quien, a primera hora de la tarde, enviaba un comunicado renunciando al premio porque sentía reconocer que su obra no era inédita (había sido finalista en 2013), un requisito que desconocía y que invalidaba su título. Sin embargo, “le podía haber pasado a cualquiera porque inédito quiere decir no publicado y el cartel de él no lo había sido”, advierte Iñaki Saldias, socio de la Asociación de Profesionales del Diseño Gráfico de Álava (DIGA), quien, además de defender a uno de sus colegas, reclama un sistema de concurso, “mucho más justo y que no fomente el trabajo especulativo”, como sería el caso de Llamadas a proyecto, que profesionaliza el proceso de selección.
Como dice Saldias, “nosotros estamos a favor de que se profesionalice, haciendo una convocatoria a varios estudios, freelance e ilustradores profesionales, dados de alta en el Impuesto de Actividades Económicas (IAE)”.
El miembro de DIGA recuerda que el sistema de Llamadas a proyecto es una práctica emprendida con éxito en otras ciudades del Estado, como Barcelona o Valencia. Así, “evitaríamos un concurso cerrado y que los ilustradores trabajen gratis. El profesional con esta fórmula explicaría en una carta cómo ve el proyecto, presenta un portfolio y un jurado de profesionales le encargaría el proyecto al que más le guste”.
Se trata de “una especie de contratación directa” y que pondría fin a las “bases confusas del concurso de cartel de fiestas, que quizá tendrían que redactarse de otra manera”, remarca.
DIGA, que tuvo a tres representantes como jurado en la selección de los seis finalistas del cartel de La Blanca, “quedó en duda de si la obra de Fernández había sido finalista, pero las bases no son nada claras”, recuerda Saldias respecto a las únicas diferencias de color en la ropa y ojos en la obra de Fernández de este 2017 respecto a las de 2013. - A. Salazar