el Banco de Alimentos de Álava acaba de cumplir 18 años, una mayoría de edad agridulce porque la ciudadanía sigue dando sobradas muestras de su solidaridad pero, al mismo tiempo, la actividad de la entidad no desfallece. La organización, que nació gracias al impulso de un pequeño grupo de amigos y con más voluntad que medios, cuenta en la actualidad con cerca de 50 voluntarios activos, un equipo imprescindible para llegar a todas las personas necesitadas que hay dispersas por el territorio, a los que habría que sumar a las decenas que colaboran con ella de forma puntual en iniciativas como la Gran Recogida de Alimentos. Los beneficiarios del Banco fueron nada menos que 7.500 durante el pasado año 2016, según destaca la última memoria de actividad de la entidad benéfica, una cifra aún desorbitada y que casa muy poco con la mejora de la situación económica. La organización, además, todavía no tiene asegurada la cobertura del presupuesto de este 2017, lo que añade más incertidumbre al futuro. “Sólo tenemos seguras las aportaciones del Ayuntamiento de Vitoria y de la Fundación Vital, con lo que no cubriríamos ni la tercera parte”, asegura en declaraciones a este periódico el vicepresidente del Banco, José Andrés Gabilondo, cuyo equipo acaba de solicitar recientemente una subvención al Gobierno Vasco.
Tal y como ya han insistido en multitud de ocasiones tanto el Banco de Alimentos como otras entidades solidarias locales, la pobreza ha tendido a cronificarse en el territorio por mucho que el empleo crezca y con él las economías familiares. Los datos que maneja la organización son demoledores: casi 3.000 niños necesitan a día de hoy potitos, leche de continuación y pañales en el conjunto de Euskadi, de los cuales 1.100 han sido ya atendidos por el Banco. De forma más global, la entidad entregó a lo largo del pasado ejercicio 1,11 millones de kilos de alimentos y productos de higiene e infantiles entre los vecinos alaveses en situación de necesidad.
La memoria de la organización destaca que un 27% de los productos repartidos el año pasado fueron lácteos y yogures, seguidos de cerca por los refrescos (22%), las frutas y las verduras (14%), las legumbres, el arroz y la pasta (13%) o alimentos para el desayuno, como galletas, bollos y cereales (8%). Los productos más necesitados por el Banco alavés son a día de hoy, no necesariamente por este orden de preferencia, el aceite, los alimentos infantiles, la leche, las legumbres, el arroz, los pañales, los cereales, las pastas, las conservas de pescado, carne y verduras y los productos de aseo y limpieza. El 33% de los alimentos que llegaron al Banco alavés a lo largo del año pasado fueron entregados fundamentalmente por distribuidores y supermercados, el 20% desde otros Bancos de Alimentos, y el 19% desde la ya citada Gran Recogida, en la que tomaron parte 81 supermercados de Gasteiz y la provincia y fueron recolectados 213.757 kilos de alimentos y productos de higiene e infantiles. El 18% restante se repartió entre las Administraciones públicas, la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL), el Fondo Español de Garantía Agraria (FESBAL) y ciudadanos a título individual. “La pobreza y la necesidad siguen existiendo, eso es más que evidente”, corrobora el vicepresidente del Banco.
nuevos retos Al margen de cumplir con sus objetivos fundamentales, que no son otros que llegar a todas las personas que lo necesiten y hacer frente a todos los gastos fijos que se derivan de su actividad -facturas, transporte...-, la entidad benéfica tiene otros retos importantes sobre la mesa para el futuro más cercano como el impulso al proyecto Pobreza Rural, que apoya la Diputación Foral de Álava y trata de llegar a más personas necesitadas que residen en los pueblos del territorio. Además, el Banco seguirá implicándose en la sensibilización de los escolares del territorio a través de distintos programas didácticos, dará un empujón a un proyecto de alimentos congelados en coordinación con el resto de Bancos de Euskadi y ampliará a nuevas asociaciones beneficiarias sus programas de abastecimiento de frutas y verduras.
Como principal hito reciente, el Banco ha dado un giro de timón a su metodología de trabajo para lograr que todo el género que distribuye llegue a las familias que de verdad lo necesitan, evitando así cualquier tipo de irregularidad o duplicidad en las entregas. En concreto, la entidad puso en marcha el pasado verano un itinerario único de reparto de alimentos, que culmina en el pabellón que gestiona en la calle Brasil de Gasteiz y tiene en la “meticulosa” valoración de los potenciales beneficiarios su principal característica principal.
De ella se encarga la Asociación alavesa de Trabajo Social (AGLE), que viene colaborando desde hace bastantes años con el Banco, pero que ha estrechado un poco más los lazos con la organización benéfica con la reciente firma de un convenio. Cerca de 70 colectivos de todas las características y tamaños que se encargan de recoger los alimentos que el Banco selecciona y almacena y que atienden a personas en situación de necesidad se encuentran a su vez integrados en AGLE, lo que garantiza la transparencia de todo el proceso. Junto a ellos, colaboran con la organización otra decena de asociaciones.
Esta nueva forma de trabajar ha permitido atajar determinadas prácticas fraudulentas que la entidad había detectado en tiempos recientes, que llevaron a disparar el número de beneficiarios hasta las 14.000 personas, el doble de las actuales. “Los beneficiarios se han reducido, pero se ha debido básicamente por el control de las valoraciones”, certifica Gabilondo. Antes de intensificar el control, el Banco había descubierto que algunas de ellos recibían ayuda desde distintas vías e incluso alimentos a la venta en el mercado libre.
Además, con el objetivo de echar una mano adicional al Banco de Alimentos, el programa Los Madrugadores de Radio Gorbea y la empresa Caype acaban de impulsar una recogida solidaria en favor de la entidad con la que pretenden canjear 15.000 narices azules por otros tantos kilogramos o kilos de alimentos, con la que de paso se quiere celebrar la llegada del Deportivo Alavés a la final de la Copa del Rey que se celebrará el próximo 27 de mayo en Madrid. La campaña, Solidarios x Narices, está abierta desde este pasado martes, se desarrolla en el pabellón de Caype (calle Harrobi 25-31, en el Polígono de Betoño) y se extenderá hasta cuatro días más tarde del partido del Glorioso.