Gasteiz - La mendicidad es una realidad vieja y no exclusiva de Vitoria, pero que todavía hoy sigue rodeada por las dudas y el desconocimiento. Poco más se sabe en el Ayuntamiento de que entre 50 y 60 personas piden dinero de forma regular en la calles de la ciudad, que encajan en diferentes perfiles dentro de las duras vivencias que todas comparten o que muchas de ellas provienen de otros territorios y, en gran parte por ello, no se saben mover por el circuito social que las instituciones públicas les ofrecen. Un colectivo, en definitiva, invisible en muchos aspectos, y al que también suele atenazar el miedo a ser perseguido por la propia Administración o la Policía. De hecho, no son pocas las ciudades del Estado que castigan la mendicidad con fuertes multas económicas a quienes la practican. En este contexto, el servicio municipal de Inclusión Social va a poner en marcha un programa destinado a conocer a fondo esta realidad y “ayudar mejor” a quienes se han visto empujados a ella, según detalló ayer el responsable de Políticas Sociales, Peio López de Munain.

Esta suerte de radiografía de la mendicidad de Gasteiz responde al nombre de Es-Kale-an y pretende analizar los motivos fundamentales que han llevado a estos vecinos a pedir dinero en la calle y estudiar sus situaciones sociales y económicas. El programa no tendrá carácter punitivo, pero sí que servirá también para detectar la presencia de posibles redes organizadas en la ciudad y trabajar en su erradicación. “Hay rumores, pero nunca lo hemos podido constatar”, puntualizó López de Munain. El Consistorio también será “intransigente” si detecta menores mendigando en las calles.

Una educadora social se encargará de realizar a partir de ahora el trabajo de campo más arduo, que consistirá en recorrer las trece zonas en las que está dividida la ciudad para entrevistarse con las personas que estén pidiendo limosna “sin contraprestación”. En definitiva, el programa no estará dirigido a otras personas que también atraviesan graves dificultades sociales y, por ejemplo, rebuscan en los contenedores o vendan en la calle para subsistir.

Esta profesional recabará todo tipo de datos a pie de calle para identificar la procedencia de estas personas, su situación laboral y económica, las fuentes de ingresos y ayudas de las que disponen, el tiempo que llevan ejerciendo la mendicidad, si actúan conjuntamente con otras personas o dónde residen habitualmente, porque cabe recordar que no todas las personas que piden dinero en la calle son sin techo al mismo tiempo. Con la fotografía final que se obtenga, el Consistorio pondrá sobre la mesa un diagnóstico y distintas propuestas de actuación para ofrecer a estas personas “una alternativa distinta a la calle”, así como darles a conocer los recursos municipales a los que tienen derecho, “estimularles” y tratar de “integrarles” en los recursos y programas de inserción social que puedan ayudarles a revertir su situación.

un trabajo compartido El Ayuntamiento no estará solo a la hora de chequear esta realidad. Por de pronto, el trabajo de observación y de apoyo a las personas sin hogar que realizan las educadoras de calle de Hurbil permite al Ayuntamiento tener ya una imagen aproximada de lo que se puede encontrar y dónde hacerlo. Colaborarán también en este trabajo asociaciones del tercer sector que conocen de cerca la mendicidad, a las que el Ayuntamiento presentará mañana mismo el programa, así como distintas parroquias de la ciudad y superficies comerciales, dos de los escenarios en los que esta práctica se lleva a cabo más habitualmente. La “intención” del Ayuntamiento es tener un primer diagnóstico y las propuestas derivadas de él a finales del próximo mes de mayo, según avanzó un portavoz del equipo de gobierno.

El programa. Una educadora social recorrerá las 13 zonas en las que está dividida Gasteiz para conocer de primera mano quiénes son las personas que practican la mendicidad, de dónde proceden, su situación laboral y económica, el tiempo que lo llevan haciendo o dónde residen habitualmente. Con esta información, el Ayuntamiento pondrá sobre la mesa distintas propuestas de actuación. “Sabemos que será difícil, porque es probable que algunas no quieran hablar por miedo o indefensión”, reconoció ayer López de Munain.