no se trata de ahorrar, aunque es posible que las facturas salgan algo más baratas, sino de plantarle cara al lobby eléctrico y, al mismo tiempo, de fomentar la sostenibilidad. La adhesión a las cooperativas de energía está experimentando un boom social que coincide con los vaivenes del mercado de la luz y las críticas al sector. En la actualidad, en el estado existen alrededor de 16 de estas agrupaciones, de marcado carácter social y en su mayoría identificadas por el sello verde, aunque los nombres de referencia son dos: Som Energía en Cataluña y Goiener en Euskadi. Desde que estalló la crisis del kilovatio y los precios rompieron los techos históricos, el malestar de la ciudadanía hacia los gigantes energéticos se ha hecho patente y el volumen de asociados en Goiener, sólo en Euskadi, crece a un ritmo de entre 100 y 120 nuevos cooperativistas al mes. Todo un hito para este tipo de agrupaciones. Actualmente, la agrupación ciudadana aglutina a 5.800 socios en toda la CAV, de los cuales 850 residen en Álava.
“Aunque todas podemos comercializar en todo el estado, cada cooperativa opera en su ámbito local y ahora están creciendo bastante. Aunque poquitos, tenemos socios en Madrid o en Andalucía, por ejemplo, pero lo correcto es que cada cual actúe en su contexto”, explica Erika Martínez, portavoz de Goiener en Álava. La razón de que la cooperativa únicamente intervenga en Euskadi y Navarra es que este tipo de agrupaciones fomenta la participación. “El hecho de que seamos una cooperativa sin ánimo de lucro tiene mucha importancia para los asociados. Además de ofrecerles la confianza de que no les vas a engañar, quieren participar en las asambleas y tener capacidad de decisión”, amplía.
Una vez al año, Goiener celebra su asamblea general, reunión abierta a todos los cooperativistas. Allí, además de presentarse las cuentas, los proyectos más importantes y las líneas estratégicas. Las decisiones se someten a votación. “Como no existe ánimo de lucro -indica la representante-, el pequeño margen que se obtiene durante el año se reinvierte íntegramente. Al ser pequeños, lo que hemos hecho nosotros ha sido generar 14 puestos de trabajo en Euskadi y Navarra”. Hasta que llegó ese momento, el grupo funcionó gracias al trabajo de los voluntarios. “Nacimos del voluntariado y mantenemos a unas 100 personas activas que dan charlas, organizan grupos de pobreza energética y ofrecen asesoramiento y formación”, detalla.
En el momento en el que Goiener genere el dinero suficiente, sus responsables tienen previsto dar el salto y lanzarse a la distribución, con lo cual podrán plantarle cara, metafóricamente hablando, a las cinco majors del sistema.
Aunque sea importante para algunos, la gente que se acerca a Goiener “no lo hace por el ahorro”. A pesar de ello, la cooperativa ofrece tarifas trimestrales con lo que sí se puede obtener una cierta rebaja. El margen que se aplica “es muy bajo”, según explica Erika. “Tan pequeño que ronda el 0,08%”, ilustra.
De todas maneras, una de las razones que más pesan a la hora de decantarse por esta oferta energética es el factor verde. Pero, ¿cómo se garantiza que la energía que se consume es de origen renovable? “Lo que hace el mercado -aclara- es garantizar el origen. En todo momento se sabe qué porcentaje de la energía disponible procede de cada fuente, de manera que cuando nosotros vamos al mercado podemos elegir a quién le compramos. Nuestra facturación paga exclusivamente a generadores de renovables”. A partir de ahí, las cooperativas influyen en el mix energético a través de una ley tan simple como la de la oferta y la demanda.
dándose de alta Una vez convencidos de los beneficios de la propuesta, ¿cómo se adhieren los particulares? Existen tres vías para realizar el procedimiento: a través de la página web, por teléfono o presencialmente, en las oficinas que Goiener tiene en el número 33 de la calle Pamplona de Vitoria. Inicialmente hay que pagar la cuota de 100 euros para adquirir el estatus de cooperativista. Un dinero que se recupera en caso de desligarse de la agrupación. A continuación, hay que disponer de una factura para identificar el número CUPS -una especie de DNI de la instalación que empieza por ES y que figura en el encabezamiento de los recibos- y tener a mano un número de cuenta bancario.
Si los trámites se efectúan vía web, se introducen inicialmente los datos personales, posteriormente los correspondientes a la instalación -el mencionado CUPS-, la dirección de envío, el idioma en el que se desean recibir las facturas y las notificaciones, y la potencia y tarifa contratadas. Si el usuario se decanta por el teléfono o por la atención presencial, un experto se encarga de asesorar o de gestionar todos los pasos del proceso. “Nos ocupamos de todos los trámites, así que no hay que llamar para darse de baja ni para efectuar cambio alguno. Tampoco se suelen recibir llamadas de la compañía con la que se operaba haciendo contraofertas”, desgrana Erika.
Además de trabajar con particulares, Goiener también ha empezado a cooperar con Ayuntamientos. En Álava han conseguido hacerse con la licitación del concurso del Consistorio de Zuia y cuentan con el apoyo, en calidad de socio colaborador, del Ayuntamiento de Asparrena. Esta misma semana, el Ayuntamiento de Vitoria ha aprobado estudiar la posibilidad de crear su propia comercializadora energética y desde Goiener aspiran a, al menos, reunirse con los responsables municipales para intercambiar impresiones.
Llegar hasta los contratos de los grandes ayuntamientos no es sencillo. “En Barcelona han dado el paso y en Pamplona y en Vitoria están estudiando alternativas. A menos de que los consursos públicos no se dividan en lotes muy pequeños nos es imposible acceder, pero la normativa europea está exigiendo precisamente eso”, indican desde Goiener. “Mientras no se incluyan otro tipo de criterios, más sociales, para las cooperativas resulta inasumible”, dicen. Con facturación anual de cuatro millones, el riesgo financiero que supone gestionar los contratos eléctricos de un Consistorio de gran volumen es demasiado elevado.
nuevos socios. El crecimiento de Goiener aumenta a un ritmo de unos 120 nuevos socios por mes en la CAV y Navarra.
en álava. De los 5.800 socios que integran en la actualidad la estructura de la cooperativa, 850 residen en Álava. También trabaja con el Ayuntamiento de Zuia.
millones. La cooperativa no tiene ánimo de lucro, de manera que sus beneficios se reinvierten íntegramente. Por el momento, han servido para contratar a 14 personas.