vitoria - Justo hoy, día 4 de diciembre, se cumplen 53 años de las primeras clases que Izaskun Arrue, la primera andereño de Gasteiz y directora de la primera ikastola de Álava, empezó a dar en 1963 en su casa de Cercas Bajas. Allí, en su morada del centro de la ciudad, entraban 14 alumnos, una cifra nada desdeñable teniendo en cuenta que se trataba de un piso, pero pronto su residencia se quedó pequeña.

El número de gasteiztarras interesados en que sus hijos estudiaran en euskera, siguiendo el modelo de las ikastolas de Gipuzkoa, no dejó de crecer. Y eso que aquella experiencia no tenía ningún reconocimiento oficial, ayudas institucionales de ningún tipo, ni personalidad jurídica y no podía promocionarse de manera pública debido a la censura impuesta por la dictadura franquista. Como en su día recordó la propia Arrue, “para entonces las ikastolas, bueno, no se podía decir que eran ikastolas, habían empezado a funcionar en Gipuzkoa, bajo el amparo de la iglesia en pisos vacíos. Una prima mía, Mirentxu Moraiz, también formaba parte de aquello y les dijo: tengo una prima en Vitoria, ya le preguntaré y me llamó en 1963 y me contó de qué iba la historia y a ver qué me parecía empezar y al instante, y le dije que sí”.

Ello llevó a esta mujer a realizar en noviembre de 1963 una estancia de un mes en Donostia para aprender el funcionamiento de la ikastola. De vuelta a Vitoria, el 4 de diciembre de ese mismo año, la docente navarra abría las puertas de esa pequeña casa de Cercas Bajas. No tenían muchos recursos. Por ejemplo, utilizaban Xabiertxo (libro de texto publicado en 1925, que fue prohibido durante la Guerra Civil) o Martin Txilinitu, como material de lectura. Con palillos aprendían las mayúsculas y con botones realizaban ejercicios de matemáticas. Pero Arrue además de enseñarles el diccionario y que aprendieran a contar, también les enseñaba otra manera de estudiar, a través de las canciones.

Ello hizo que en tres años las cifras de sus alumnos subieran como la espuma, lo que derivó en la necesidad de trasladarse a otro lugar. Corría el mes de octubre de 1967, cuando decidió alquilar una casa en la avenida de Estibaliz. Como explica la propia ikastola Olabide, de la que Arrue fue su primer andereño, en 1966-67 eran ya 34 los escolares que se habían incorporado al proyecto y en el curso 67-68 las expectativas más optimistas se vieron ampliamente superadas al comprobar que el curso se iniciaba con nada menos que 85 alumnos atendidos ya por tres maestras. “Un proyecto, una ilusión, una organización obligada a la clandestinidad se estaba convirtiendo en una pujante realidad”, precisa dicho centro educativo respecto a su historia.

el homenaje Fue así como Arrue poco a poco empezó a dejar huella en la capital alavesa. Y eso que sólo habían transcurrido siete años desde que esta navarra (nacida en Atallo el 28 de agosto de 1927) había llegado a la capital alavesa en 1960, una ciudad que la atrajo por ser la urbe donde trabajaba su marido y en la que con el tiempo se convirtió en una de las figuras clave del euskera, al formar parte del grupo que fundó la mencionada ikastola Olabide de Gasteiz, que al final se consiguió legalizar en 1968 bajo el nombre colegio Padre Raimundo Olabide. La razón, que él era vitoriano, vascófilo y había realizado una gran labor a favor del euskera.

Una estela similar a la que siguió la propia Arrue en la capital alavesa, motivo por el que ayer, el Ayuntamiento de Vitoria le rindió un homenaje al mediodía mediante un aurresku y una ofrenda floral, cita en la que estuvieron presentes representantes de PNV, PSE, EH Bildu, Podemos e Irabazi en el Consistorio así como el diputado general de Álava, Ramiro González. Estos actos en su honor coincidieron, además, con la inauguración de la nueva plaza Euskaldun Berria de Gasteiz, situada en el espacio frente al palacio Eskoriatza-Eskibel, donde también hubo una placa conmemorativa y una declaración institucional en memoria y reconocimiento a su figura.

Cabe recordar que el año pasado el Consistorio de la capital alavesa adquirió el compromiso de dar a una calle el nombre de las personas que han apostado por el aprendizaje del euskera en Vitoria “para visibilizar, reconocer y homenajearlas”. Una promesa que se cumplió ayer, día 3. No en vano, el primer edil de Gasteiz, Gorka Urtaran, el pasado 11 de noviembre (un día después de conocer el fallecimiento a los 89 años de Arrue) ya comentó sus intenciones de llevar a la Junta de Portavoces la idea de rendirle un homenaje este 3 de diciembre, coincidiendo con el Día internacional del Euskera. Estas declaraciones coincidieron a su vez con el mensaje de apoyo que el alcalde quiso hacer llegar a los más allegados de Arrue al poco de conocer su muerte, con la intención de trasladarles “su cariño y cercanía a toda la familia y amistades de quién dedicó su vida a la enseñanza del euskera y enfermería”. Se refería así al trabajo en el hospital de Abetxuko que Arrue realizó durante 16 años, justo hasta que se jubiló. Fue tras su decisión de abandonar la ikastola Olabide, al ser contraria a la decisión de Euskaltzaindia de que el centro apostara por el euskera unificado. Pero ello no significó que abandonara por completo su labor docente. Cuando acababa su turno en el hospital, Arrue daba clases en la Escuela de Magisterio, en el Seminario o en el euskaltegi Udaberria, entre otros centros de la ciudad.