Una fruta conocida en pueblos de Montaña Alavesa, Añana y otras zonas rurales de Álava ha superado el riesgo de la extinción. Ahora, gracias a Slow Food Araba, a la Diputación Foral y a varios particulares ha comenzado una fase de recuperación y de promoción. A todo ello se refirió ayer el consejero internacional de Slow Food y presidente de esta organización en Álava, Alberto López de Ipiña, en el acto de presentación en sociedad de la manzana-pera de Montaña Alavesa, un fruto que ya se ha incorporado al catálogo del Arca Internacional del Gusto, en un acto celebrado en la sociedad gastronómica Zapardiel, en Vitoria, con asistencia de numerosas personas interesadas.
Según explicó, la recuperación de esta manzana-pera comenzó por la implicación de los socios de la entidad en la zona de Montaña Alavesa, que fueron dando la voz de alarma sobre la progresiva desaparición de estos árboles, cuyos ejemplares son casi testimoniales con dos-tres ejemplares en varios municipios. Se trata de una manzana que tiene una forma alargada, es dura y crujiente y de muy bonito aspecto por el disperso e irregular jaspeado dorado de su epidermis. Tiene la gran ventaja de que se conserva muy bien (hasta junio del año siguiente a su recolección, si se guarda en lugar fresco y sin nevera) por lo que se considera que es una fruta de gran calidad.
Por estas razones anoche se dijo que la manzana-pera es la reina de las manzanas de Montaña Alavesa. Es una variedad de manzana conocida en todos los pueblos prospectados, sobre la que todos los informantes coinciden en destacar su gran calidad y su larga conservación.
No sé sabe exactamente cuántas plantas pueden quedar de estos manzanos antiguos pero según los datos que han ido acumulando no llegan a los 100. En estos pueblos de Montaña Alavesa han conservado estos ejemplares por tradición y gusto por una manzana que es capaz de mantenerse en condiciones ambientales en los pequeños almacenes de grano (alorines) en los sobraos de las casas, durante muchísimo tiempo.
Slow Food se volcó en el estudio de este fruto y en la actualidad, según explicó López de Ipiña, ya cuenta con analíticas de ADN que constatan que se trata de una variedad local autóctona. Confirmado ese extremo, en la actualidad se está llevando a cabo la multiplicación de las plantas y para ello se ha establecido un vivero frutal, propiedad del Servicio de Parques Naturales, del Departamento de Medio Ambiente de la Diputación Foral de Álava, en el que se están llevando a cabo labores de injertado y estaquillado para asegurar su reproducción y conservación.
En paralelo con el trabajo de investigación y recuperación, Slow Food también está analizando las posibilidades que tiene la fruta. Por los testimonios que se han recogido, ésta se consume en fresco, también se prepara en compota y hay quien la prefiere salada. Precisamente ayer se experimentó asándola, con un óptimo resultado.
Con todo ello se tratará de impulsar su cultivo y posterior comercialización de la manzana-pera, ya que en la actualidad no se vende en ningún lugar y sólo está destinada al consumo doméstico de sus cultivadores.